SEÑALIZARÁN LA CASA DONDE VIVIÓ LA FAMILIA OESTERHELD “Volver a darle a ese espacio la vida que un día tuvo”
Este viernes 4 de mayo se señalará como sitio de memoria la casa donde vivió la familia Oesterheld–Sanchez. Será a las 15.30 hs en el chalet ubicado en Rivadavia y Ayacucho, Beccar. Una entrevista con Mariana Fernández Long, que impulsó firma a firma un proyecto que busca recuperar ese espacio para devolverle vida.
ANDAR en San Isidro
(Agencia Andar) A Mariana Fernández Long la mueve el deseo. En principio por su papá, que estuvo casado con Beatriz Oesterheld y siempre buscó mantener el recuerdo de la vida en esa casa ubicada frente a la estación Beccar. Ese chalet pintado de amarillo y rodeado del verde de las plantas que fue la casa de los Oesterheld, escenario de una vida familiar ligada a la cultura, la política y los debates y mañana se señalizará a partir del impulso de vecinos y sobrevivientes de la dictadura.
¿Cómo inició el proyecto de intentar recuperar esa casa?
Hace un poco más de 3 años empecé a darle un curso formal a este deseo, este sueño, este anhelo que era ver qué se podía hacer con la casa. Primero la idea era recuperarla como espacio físico. Nos dimos cuenta que frente a los juicios no había archivos, entonces pensamos en la posibilidad de hacer ahí un archivo de la zona norte, la posibilidad de tener un espacio cultural, educativo, para la juventud, como en algún sentido lo había sido esa casa que había sido una casa vital, volver a darle a ese espacio esa vida que un día tuvo.
Para mí fue algo totalmente nuevo, fui a ver un montón de gente que me decía ‘sí, qué interesante’ pero no me dieron bola. A todo el mundo le parecía que no iba a pasar nunca nada, por el lugar en el que estaba, porque era San Isidro, un montón de cuestiones. Entonces me dijeron juntá firmas a ver si alguien lo lee. Escribí esto, de dónde sale el deseo, y salí a buscar las firmas. Me ayudaron amigos, organizaciones, organismos y fui rodeándome de más gente interesada, tirando ideas para ver qué se podía hacer.
Al mismo tiempo pensé como una nueva estrategia el señalizar como algo paralelo, para visibilizar. Como una nueva forma de batallar contra la invisibilidad. Nosotros pasábamos con el tren y yo lo oía a mi viejo decir ‘nadie sabe acá todo lo que había, de vida’. Y así fuimos avanzando, siempre con una red de ayuda muy fuerte.
Esos contactos que Mariana fue tejiendo la guiaron en un camino posible: una conocida de la familia, que le presentó a alguien de HIJOS, que la contactó con los equipos que trabajan en la ex ESMA, que la hicieron llegar a una trabajadora, Gabriela Juvenal, que está en el área de sitios de memoria. “Ella fue la primera persona que dijo ‘esto lo vamos a sacar, va a salir’”.
¿Cuál fue el recorrido que fuiste haciendo para llegar a la señalización?
Hasta ese momento todo había sido bastante desalentador. Yo llegaba con la carpeta con 223 mil firmas y me decían ‘sí, qué interesante’ pero no pasaba nada. Con el cambio de gobierno todos me dijeron ‘olvidate’ . Y no. No fue así. Gabriela fue un sostén importante porque siempre nos alentó, también fuimos a la jornada de sitios de la Comisión por la Memoria y se organizó el colectivo de sitios, que para mí fue un sostén súper importante, porque ahí te encontrás con el asesoramiento de gente que estaba más en el tema, con otros que ya les pasó lo que te está pasando a vos, conflictos que encontrás que son bastante genéricos y aparecen soluciones más creativas para resolverlos. Así que ese colectivo de la CPM fue un sostén súper importante.
Y fuimos llegando, y estamos frente a un acto y una señalización que fue muy consensuada, porque lo que queremos es que nos permita poder seguir haciendo memoria, este ejercicio de recordar y de hacerlo presente para las generaciones jóvenes que habitan el territorio y hoy van a poder pasar y decir ‘ah el libro este que ahora nos dan en el colegio, acá vivía el escritor’.
¿Qué sentidos empezaron a circular a partir de poder ir llevando esto adelante?
La sensación más grande es una gran satisfacción y agradecimiento. La señalización es una reparación mínima desde el estado, pero no por mínima menos importante. El otro día un vecino me manifestaba su descontento de porqué el estado tenía que hacerse cargo de eso y yo le respondía que básicamente porque fue el estado el que les robó la vida. Por eso es importante que se haga cargo de reparar, y lo que repara no es la muerte sino la reparación es sobre la impunidad, sobre el olvido. De hecho hay una persona muy vinculada a los Oesterheld -que se fue al exilio interno e incluso es protagonista de una de las historietas de Héctor- que no volvió nunca más y ahora vino con su hija para poder presenciar el acto.
Después tuvimos respuestas diversas y complejas. Quizás aparece gente, vecinos o vecinas, que nunca más hablaron del tema, que no supieron más nada, conmovidos te cuentan que no entendieron bien qué pasó … por los motivos que sean. Esto permite que un montón de gente que no ha hablado hasta ahora vuelva sobre esa historia. Visibilizar permite eso también, empezar a mover otras cosas y ver qué va pasando con eso, dar tiempo.