UN BARRIO QULMEÑO CERCADO POR EDIFICACIONES Y TERRAPLENES Villa Alcira, convertida en una “palangana”
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(Agencia) En la localidad de Bernal y a metros de la Autopista Buenos Aires-La Plata, en una región geográfica conocida como cuenca de Quilmes, se encuentra el barrio Villa Alcira, de poco más de 6.000 habitantes, al que los propios lugareños caracterizan como “enorme palangana” o “pozo inundable”.
Allí la capa freática –cursos de aguas subterráneas- se halla a escasos 30 centímetros debajo de la tierra y, aún sin lluvias, el tránsito de camiones o vehículos pesados por las calles asfaltadas provocan emanaciones de agua y la ruptura permanente de la calzada.
Organizaciones sociales, juntas vecinales y la sociedad de fomento de Villa Alcira denuncian, desde hace años, la falta de obras hidráulicas y la desidia municipal con respecto a las condiciones materiales en que viven los habitantes del barrio históricamente inundable.
Sumado a eso, los desarrollos inmobiliarios y las grandes obras de infraestructura han derivado, progresivamente, en el “encapsulamiento” de Villa Alcira hasta convertirla en una barriada situada por debajo de los niveles de los suelos circundantes.
Las denuncias apuntan especialmente a los desarrolladores inmobiliarios del barrio privado Nuevo Quilmes, emplazado al norte de Villa Alcira y que aún está en etapa de construcción y ampliación.
Los vecinos señalan que, para la construcción del barrio privado, no se realizaron los estudios hidráulicos necesarios para determinar el potencial impacto del levantamiento de los suelos en las zonas lindantes ya habitadas.
[pullquote]Bifano: «Con el barrio privado ya urbanizado, el riesgo histórico de inundación se calcula que aumentó un 33 por ciento más»[/pullquote]
En este sentido, el geólogo y economista Enrique Bifano, de la localidad quilmeña Don Bosco, explica que la Cuenca de Quilmes está a dos metros del nivel del mar –cota de agua- mientras que la Ley de Suelos estipula que no se pueden realizar urbanizaciones en suelos cuya cota no supere los tres metros y setenta centímetros.
“El barrio Nuevo Quilmes fue autorizado por el municipio a condición de que se elevara el nivel de los terrenos, pero nunca se especificó en el proyecto de dónde se obtendría la tierra necesaria para el relleno. El problema lo resolvieron cavando lo que hoy se conoce como ‘espejo de agua’, área de la que sacaron miles y miles de toneladas de suelo. De ese modo, entre el borde que separa el barrio privado Nuevo Quilmes y Villa Alcira quedó un terraplén abrupto con casi dos metros de diferencia entre una y otra urbanización”, señala Bifano.
Es decir, al norte de Villa Alcira se encuentra el terraplén de Nuevo Quilmes; al este, el terraplén de la Autopista Buenos Aires-La Plata; al oeste, barrancas naturales de la región; y al sur, urbanizaciones preexistentes. Así, el escurrimiento hídrico natural resulta obstaculizado.
“Villa Alcira siempre tuvo altas probabilidades de inundación por las características de la zona, pero los campos donde se construyó Nuevo Quilmes funcionaban como zona de amortiguación de agua. Con el barrio privado ya urbanizado, el riesgo histórico de inundación se calcula que aumentó un 33 por ciento más. Esto implica que si aquí cayera la misma cantidad de agua que cayó en La Plata se produciría un desastre: seguramente cerca de dos metros de agua irrumpiría en las casas”, afirma Bifano.
El geólogo y economista agrega que, a pesar de las bombas de drenaje instaladas en Villa Alcira, la situación regular es que no se pueden construir nuevas viviendas por la cercanía del agua respecto al nivel del suelo: “Asimismo, el espejo de agua, que lo usan como pequeños lagos recreativos, tiene una extensión de aproximadamente 14 hectáreas y ocho metros de profundidad. El problema de ese espejo de agua es que está muy por encima de Villa Alcira por lo que estoy seguro que repercute fuertemente en las capas freáticas del barrio, alimentando los flujos y niveles de aguas subterráneas”.
En el mismo sentido se ha expresado el arquitecto Héctor Casazza, quien realizó un estudio sobre la caracterización hidráulica de la Cuenca de Quilmes y que fue publicado en el portal del Foro Regional en Defensa del Río de La Plata. Allí el arquitecto advierte que “la presión hidráulica de esas lagunas artificiales (espejo de agua) afectarán el entorno en forma directa aumentando el afloramiento líquido actual ocasionado por las napas freáticas saturadas”.
[pullquote]»Entre el borde que separa el barrio privado Nuevo Quilmes y Villa Alcira quedó un terraplén abrupto con casi dos metros de diferencia entre una y otra urbanización»[/pullquote]
Es decir, en las tierras cuyos niveles de cota de agua sean bajos –Villa Alcira, entre ellas- con relación a Nuevo Quilmes, se producirán flujos líquidos subterráneos que presionarán aún más sobre las capas freáticas de las poblaciones aledañas.
Por otra parte, las denuncias de los vecinos señalan que en los terrenos donde se instaló el barrio privado, antiguamente, pertenecían al Estado bonaerense y que habían sido concesionados a la empresa Telefónica para la instalación de antenas. Sin embargo, cuando se terminó la concesión, la empresa habría vendido no sólo las antenas sino también las tierras cuya propiedad nunca se había otorgado.
De acuerdo a una publicación de 2011 de la revista platense “La Tecla”, bajo el título “Barrio Nuevo Quilmes: una trampa millonaria”, el emprendimiento privado ocupa 100 hectáreas, 650 lotes para viviendas unifamiliares y cinco condominios, y “lo preocupante en este caso es que el predio está en medio de un litigio. La Justicia aún no se ha expedido sobre si el origen de las tierras es estatal o la transacción que hizo Telefónica con ‘Nuevo Quilmes’ es válida”.
Aún en 2013 las denuncias de los vecinos de zonas aledañas se mantienen, aunque sin resultados favorables para el barrio Villa Alcira que, periódicamente, con lluvias de baja intensidad se enfrenta al problema del anegamiento de calles y a los brotes de agua subterránea con efluentes cloacales.
“A Villa Alcira la han convertido en un pozo y difícilmente pueda revertirse la inestable situación hídrica. No existe mucho margen como para, en caso de lluvias intensas, evitar una tragedia. Se requerirán muchas inversiones y buena planificación para crear un sistema de drenaje artificial que bombee grandes cantidades de agua hacia zonas alejadas de la Cuenca”, concluye el geólogo y economista Enrique Bifano.