MEGAJUICIO POZOS DE BANFIELD Y QUILMES Y BRIGADA DE LANÚS Víctimas que dan su voz

Durante la jornada 67 llevada a cabo el 24 de mayo prestaron declaración testimonial Ramón Raúl Romero, quien manifiesta que “no entendía las razones de su detención” y que posiblemente lo confundieron con Hugo Romero que vivían en el mismo domicilio pero no eran familiares; Norma Leanza de Chiesa que supo los sobrenombres de los guardias en el Pozo de Quilmes y Diana Guastavino, casada con Roberto Miguel Yantorno quien desapareció en un operativo denominado Escoba mientras ella estaba detenida en la cárcel de Villa Devoto.
ANDAR en la justicia
(Por diario del juicio) Ramón Raúl Romero dice que fue secuestrado el 21 de septiembre de 1977 junto a su señora Elena Beatriz Abrahán, de su domicilio de Lanús Este. Sus dos hijos pequeños quedaron a cargo de su hermana, quien avisó de lo ocurrido a sus demás familiares. Los secuestradores se movilizaban en varios autos Falcon y durante la detención lo interrogaron violentamente inquiriendo en especial sobre su nombre de guerra. Él les dijo: “no tengo ningún nombre de guerra, soy cabo de la Policía Federal”.
El testigo expresa que no entendía las razones de su detención y “era casi seguro que venían a buscar a mi vecino Hugo Romero; que se desempeñaba como pulidor e iba a la unidad básica del peronismo de la zona, que casualmente tenían el mismo apellido y vivía en el fondo de la misma casa, pero que de ninguna manera eran familiares”. Pudo identificar a uno de los secuestradores como militar “porque llevaba uniforme militar y le decían teniente, de pelo corto y rubio, mientras los demás estaban de civil. Ante esta situación traumática una vez liberado después de 6 meses, fue tratado por problemas psiquiátricos sucesivamente hasta que fue dado de baja definitivamente de la Policía Federal “por múltiples carpetas psiquiátricas”.
Posteriormente declara que durante el recorrido pasó en primer lugar por el Pozo de Banfield que reconoció por cruzar un puente muy conocido de calle empedrada y luego al centro clandestino de detención Pozo de Quilmes que identificó por las escaleritas y el garaje donde torturaban a los secuestrados. Conoció que había un grupo de uruguayos a quienes luego los liberarían pero que, supo posteriormente, los volvieron a secuestrar en el Uruguay y actualmente están desparecidos.
Finalmente dice que ya había declarado en el 2011 en el Tribunal Oral Federal, y para finalizar acepta hacer entrega por decisión del presidente del Tribunal Oral Nº 1, del material escrito que servirá como parte del testimonio que ha brindado en la fecha.
“Todos fuimos víctimas del terrorismo de Estado”
A continuación declara la testigo Norma Leanza de Chiesa; esposa de Alcides Chiesa, quien manifiesta que el 15 de octubre de 1977 estaban en casa de sus suegros María Luisa Kosiorek y Alcides Chiesa (padre) y Luisa Kosiorek, (mamá de María Luisa), ubicado en República del Líbano 846 de Quilmes Oeste. Cuando habían terminado de almorzar tocan el timbre y era Manuel Oliveira, preguntando por Alcides Chiesa hijo, de quien era amigo porque había filmado un documental sobre su obra pictórica. Luego de 15 minutos de atenderlo fuera de la casa, su esposa sale a mirar y ya no estaban. Dos jóvenes que pasaban por el lugar le comentaron que vieron “que lo habían subido en un auto blanco” y se fueron. “Salimos con mi suegro a buscarlo por comisarías y hospitales y no lo encontramos más”. “Nunca lo perdoné a Manuel Oliveira porque nunca vino a casa a explicar por qué entregó a mi marido”.
Norma recuerda que al regresar a la casa “nos encontramos con 6 ó 7 personas de civil con armas largas y nos llevan a mí y a mi suegro en nuestro propio auto” al centro clandestino de detención Puesto Vasco. Allí los mantuvieron separados en distintas celdas, tabicados y con los ojos vendados. Por un fin de semana llevaron a su esposo con quien compartió celda y le habló de su paso por el Pozo de Quilmes. Alcides Chiesa padre le comentó las torturas que había recibido. Allí en Puesto Vasco supo que había un hombre llamado “Chamaco” al que nunca vio pero lo oyó quejarse mucho. Finalmente a Norma Leanza la trasladan al Pozo de Quilmes.
En ese destino Norma estuvo por 6 meses detenida desaparecida. Le permitieron, como a otras parejas detenidas, estar junto a su esposo, también cautivo, en algunas ocasiones. Reconoció el lugar por los múltiples comentarios de un trabajo realizado allí por su marido y su suegro en la construcción del portón de entrada al garaje. También por haber visto biblioratos que decían “Brigada de Investigaciones de Quilmes” y por los altavoces de la cancha del Club Quilmes.
Norma relata que su marido Alcides Chiesa era cineasta. Ambos eran militantes en un grupo de Montoneros junto a Marta Esther Scoto y su esposo Juan Antonio Ginés, el responsable político, quien era conocido como Chino Suárez. Iban a hacer una filmación sobre la vida de los cañeros de Tucumán. Suárez fue quien primero desapareció y luego fue asesinado.
Norma Leanza menciona que en el Pozo siempre estaba tabicada, la torturaron psicológicamente y a veces le pegaban porque negaba que militara en la Juventud Universitaria Peronista al decir que nunca había estudiado en la universidad y que posiblemente se hubieran equivocado de persona. “Creo que buscaban a María Elena Varela”, señala. En el Pozo de Quilmes menciona que había varios hombres y mujeres en distintos pisos entre los cuales estaban: Norma Ada Nuñez; María Isabel Reinoso, “Chabela”; Mirta Gerelli; Carlos Rodríguez; Agustina Avalos; los hermanos María, Roberto y Miguel Laporta y también su madre que fuera liberada; Nela Rúa y su marido (conocido como Cacho quienes fueron liberados); Silvia Strejer, Martina de Robles y su esposo Juan Carlos Robles. Luego traen a María Elena Varela y a su esposo Juan Carlos Guarino. También vio a Gladys Musante muy torturada y a su marido Omar Farías.
La testigo recupera la historia en el Pozo de la uruguaya Aída Sanz, quien antes de llegar a Quilmes mientras la torturaban tuvo a su beba (a quien llamó Carmen), y que compartía cautiverio con su mamá, a la que luego sacan; de Mary Artigas de Moyano, embarazada y que tuvo una nena en el traslado a Banfield, cuyo nombre es María Victoria Moyano, y también su marido Alfredo Moyano. También menciona a María Castro, médica uruguaya y su marido, quien falleció allí por problemas de asma.
Norma identifica en el Pozo de Quilmes a los guardias. El jefe era conocido como “Chupete”. En una guardia estaban “Churrasco” y Gómez; en otra, “El Tío” y otro conocido como el “Oso Yogui”. Había otro grupo que comandaba las represiones: “los oficiales” que eran los encargados de torturar. Uno se llamaba Juan Carlos, a otros los nombraban como “Monstroso” y “Cluzo”. “El Coro” era quien parecía dirigir la Brigada con un rango superior. Zaracho que supo se llamaba Valentín Prety, le traía frutas a Mary Artigas. “Pienso que quería apropiarse de su hija”.
El régimen en el pozo de Quilmes era salir una vez por día al baño, una comida diaria que a veces fermentaba y “eso era una colitis generalizada para todos; a veces podíamos lavar la ropa de todos si los guardias lo querían, y a veces según la guardia nos permitían estar un rato con nuestras parejas”.
Norma Leanza cierra su testimonio: “Yo tenía 28 años, mi marido Alcides Chiesa de 30 años, y mi suegro Alcides Chiesa (padre), fuimos víctimas del terrorismo de Estado en distintos tiempos. Mi suegro fue el primer liberado. Luego me liberan a mí el 18 de abril de 1978 después de 6 meses detenida. Mi marido estuvo casi 5 años a disposición del P.E.N. y cuando fue liberado estuvo en libertad vigilada durante 6 meses y luego en febrero del 82´ obtuvo la libertad total”.
Norma responde ante una pregunta de la Fiscalía que Marta (Marta Esther Scoto) y Toni (Juan Antonio Ginés) tuvieron un hijo llamado Emiliano que “nació con Down. Se queda solo luego del asesinato de sus padres y muere por falta de atención”. El juzgado estaba a cargo de la Jueza Pons, actualmente señalada en el juicio al Hogar de Niños conocido como “Juicio Casa de Belén”.
“Que no se lleven estos datos a la tumba los pocos que quedan ya”
Diana Guastavino manifiesta que se conocieron con Roberto Miguel Yantorno de 28 años, estudiante de Historia en la facultad de Humanidades de La Plata cuando ella tenía 20 años, era estudiante de psicología y trabajadora en el Ministerio de Economía y Hacienda. Fue su compañero de militancia en el PCML (Partido Comunista Marxista Leninista) y luego su esposo. “Él vivía en Mar del Plata y viajaba a La Plata”. Estábamos interesados en las utopías y el cambio de la realidad. Abandona la carrera de psicología para abocarse a la actividad gremial, luchan por el ingreso a planta permanente y lograr finalmente la estabilidad laboral en el Ministerio.
En el año 74´/75´ya habían comenzado las desapariciones, persecuciones y amenazas. Debían resolver la cuestión del lugar donde vivir y trabajar y eso llevó a Diana a buscar horizonte en Mar del Plata. Encontró trabajo en una fábrica de pescado, que era un objetivo del Frente Gremial de su partido y al mismo tiempo, le permitía estar al lado de su esposo.
El 18 de junio de 1975, época del Rodrigazo, visita a su madre previo paso por La Plata donde vivía su suegra Blanca Siscar de Yantorno, a quien no encuentra y va a visitar a unos amigos de estudios y de militancia. Ese mismo día “caigo en una ratonera en la calle 41 donde me encuentro con 8 personas de civil armadas”. Es golpeada e interrogada, luego la suben en un Ford Falcon estacionado en la puerta del edificio y la llevan a la comisaría 9na. hasta el día siguiente. La tabican y llevan a Coordinación Federal en forma clandestina durante 5 días, donde la torturan con la práctica del “submarino”, con la picana y simulacros de fusilamientos. Golpeada, la interrogan sobre su actividad mientras su madre se empezaba a movilizar buscando a su hija desaparecida. De Coordinación Federal la trasladan a Villa Devoto.
En la cárcel Diana se entera que su marido Roberto Yantorno de 31 años, había sido detenido y luego desaparecido luego de una redada denominada como Operativo Escoba donde fueron secuestrados varios militantes del PCML entre el 5 y 6 de diciembre de 1977. Esta noticia fue confirmada por su madre y por Cristina Gioglio también militante del mismo partido, quien fue enviada a Villa Devoto en agosto de 1978 luego de pasar por varios centros clandestinos como el Pozo de Quilmes, Arana y la comisaría 9na de La Plata, donde escuchó que Roberto había fallecido en la tortura según declarara luego en los Juicios por la Verdad.
Al salir de su cautiverio, Diana Guastavino presentó ante el juez Anzoátegui un pedido por su esposo. Al no tener respuesta presentó varios habeas corpus junto a diversos organismos de derechos humanos.
Recuerda que Roberto era muy divertido, muy crítico de la situación social, una persona muy inteligente y perseverante. Le gustaba leer y además era muy afectivo en su vida familiar. Continúa desaparecido. Finaliza su testimonio leyendo el poema “Torturas” de Wisława Szymborska, autora polaca. Pide al tribunal que los represores no se lleven y aporten los datos sobre las desapariciones de las personas, que digan lo que saben, dónde están, qué fue de ellos, “que no se lleven estos datos a la tumba los pocos que quedan ya”.
Entre sus familiares y conocidos víctimas del terrorismo de estado menciona a la hermana de Roberto, Marta Yantorno desaparecida en Mar del Plata. A Susana y Cristina Barroco, primas hermanas desaparecidas en el Pozo de Quilmes, Cristina embarazada. Y por la familia Guastavino recuerda a Patricia Guastavino su prima, estudiante de química, a quien matan en la Plata, a Enrique Guastavino que desaparece en Santa Fe en un operativo y a otro primo que estuvo preso. Da cuenta de una familia sumamente golpeada.
Se hace un cuarto intermedio hasta el martes 31 de mayo del 2022 a las 8:30 horas. Testimoniarán Soledad Dosetti García, Celeste Gutiérrez Gerelli, Miriam Gerelli, Juan Carlos Gutiérrez y Carmen Gallo Sanz.
*Cobertura de Juan Moreira
Cómo citar este texto: Diario el Juicio. 24 de mayo de 2022. “VÍCTIMAS QUE DAN SU VOZ”. Recuperado de: https://diariodeljuicioar.wordpress.com/?p=1239