ENTREVISTA A NATALIA SARRAUTE Una familia que “no se dejó doblegar por el sistema”
Una charla con Natalia Sarraute, una de las fundadoras de FAVISIC la asociación que nuclea a los familiares de detenidos y detenidas en la Provincia, “víctimas del sistema de la crueldad”. La historia de vida, y de muerte, de Sergio Jaramillo y una lucha por justicia que se volvió un legado.
ANDAR en las cárceles
(Agencia) Sergio estuvo detenido siendo menor de edad. Estuvo en comunidades terapéuticas, institutos abiertos y cerrados, y las diversas instituciones fallaron cada vez. O no. Porque al cumplir la mayoría de edad volvió al encierro, e ingresó a las unidades penales.
“Siendo menor nunca tuvo respuesta”, dice Natalia Sarraute, la esposa de su papá. Tampoco la tuvo años después, y tampoco la tiene la familia a 10 años de su muerte. Sergio murió bajo custodia del estado, ahorcado en su celda de la Unidad 23 de Varela donde se suponía que eran responsables de su resguardo físico, sobre todo luego de que denunciara hechos de corrupción y tortura dentro de ese mismo sistema penitenciario.
[pullquote]Siendo menor nunca tuvo respuesta, tampoco la tiene la familia a 10 años de su muerte[/pullquote]
“Creo que en Mar del Plata fue la causa ícono de todo lo que es el sistema penitenciario, de todo lo que hacen con los pibes”, considera Natalia y comienza el relato de una vida que da cuenta del sinsentido del encierro. Natalia cuenta cómo Sergio Jaramillo “comenzó su camino a la muerte” cuando descubrió que en la Unidad 15 de Batán donde estaba alojado debía negociar con el Servicio Penitenciario para acceder a estudiar o trabajar. Así “descubre a uno de los jefes de la unidad 15 haciendo una transa de drogas con internos; y ahí le dijeron que si él quería estudiar iba a tener beneficios peroque tenía que trabajar para el Servicio. Para zafar en el momento creo que dijo que sí, pero pidió audiencia con el juez para hacer la denuncia correspondiente, y a partir de ahí empezó a ser amenazado, golpeado, trasladado sistemáticamente”.
Así pasó por todas las unidades penales de la provincia de Buenos Aires y también por el Sistema Federal. En 4 años la familia hizo más de 150 presentaciones preocupada por su situación: “eran más grandes en su causa los incidentes de habeas corpus que la causa por la detención de él”, describe Natalia. “Y así fue descubriendo cosas en cada unidad que iba y si veía algún chico que le pasaba algo, que estaba lastimado… ya se le había hecho como una causa personal, entonces nos llamaba por teléfono y nos avisaba para que ubiquemos a la familia”.
“Porque eso era lo que tenía, no se dejó doblegar por el sistema, eso es una de las pocas cosas de lo que uno se puede sentir orgulloso: que no se dejó bajar los brazos por el sistema”, asegura Natalia. Tal vez por eso, como si fuera un mandato o un legado de la familia Jaramillo, aún sigue vinculada a la problemática del encierro a través de FAVISIC, una asociación civil de Familiares de Víctimas del Sistema de la Crueldad que iniciaron con el apoyo de la Comisión Provincial por la Memoria, a través de su vínculo con el Comité Contra la Tortura.
FAVISIC funciona generando redes solidarias entre familiares de detenidos en toda la Provincia. Actualmente tienen referentes en Mar del Plata, Necochea, Alvear, La Plata, Urdampilleta, Dolores y Junín, gente que se fue conociendo en las puertas de las unidades penales, en las largas esperas para ver a sus seres queridos. “Nosotros más que nada hacemos el acompañamiento de los familiares. Porque vemos que con el trabajo del Comité la persona que está privada de su libertad está, dentro de lo que debería hacer el poder judicial, protegida por el Comité, es re paradójico pero es así” explica Natalia y subraya la especificidad de su organización: “entonces denunciamos las vejaciones a familiares dentro de las unidades que nos parece que era un tema que no tenía un abordaje”.
“El familiar es una persona que viene muy castigada, es como que está detenido con la persona. El familiar de una persona que está privada de su libertad siente que está todo el tiempo observado, que agacha la cabeza porque es el marginado. Y es re triste sentir eso, es una situación horrible”, describe Natalia que sabe que canalizar todo el dolor nos llevó a esto, a nuestra institución”.
[pullquote]Estamos esperanzados en eso: que la justicia se digne de una buena vez a hacer justicia[/pullquote]
La organización en ese marco ha sido difícil. Desde que comenzaron a funcionar en 2008 fueron iniciando un camino que comenzó con juntarse y acompañarse pero que fue obteniendo otros logros. “Tratamos de manejarnos con mucha prudencia, porque imaginate que hacemos una marcha, rompen algo y enseguida van a decir “viste los familiares de los presos, estos negros cabeza”… entonces tratamos en ese sentido de ver qué hacer porque el familiar tiene muchas sensaciones encontradas”.
Entre los objetivos cumplidos pudieron, por ejemplo, volver a conseguir pasajes oficiales para quienes tienen que viajar a ver a los detenidos. “Hacía muchos años que estaban suspendidos, porque se había recortado el presupuesto por la crisis económica de 2002. En el 2012 llegamos a reunirnos con Falbo y plantearle que ya había pasado mucho tiempo y que quedábamos dependiendo del reparto que hacía el Servicio Penitenciario”.
[pullquote]fue la causa ícono de todo lo que es el sistema penitenciario, de todo lo que hacen con los pibes[/pullquote]
En estos últimos años se encuentran impulsando un proyecto para poner en vigencia un reglamento único de visitas que regule el trato que el servicio penitenciario tiene con los familiares. “Para que no se siga requisando según la cara o cómo venís vestido. Que sea más equitativo para todos, porque te preguntan a quién visitás y según el apellido que sea es la requisa (…) y yo les he dicho está por ley que no se puede hacer esto y te dicen “bueno te lo bancás o te quedás sin visita” y uno por entrar a ver a la persona accedes a un montón de situaciones”, cuenta Natalia.
Mientras tanto, los Jaramillo esperan que el caso de Sergio llegue a juicio por homicidio culposo. “Sabemos que la carátula es excarcelable pero por lo menos queremos que se acepte la negligencia, suponiendo en el mejor de los casos que él se suicidó; nosotros creemos que no es así pero hicieron tan bien las cosas que no se puede probar. Estamos esperanzados en eso: que la justicia se digne de una buena vez a hacer justicia, que se saque la venda de los ojos”. Natalia sabe que, otra vez, el caso de Sergio puede ser punta de lanza “va a ser la primer causa que llegue a juicio por la negligencia. Eso es con… cómo decir … la esperanza o con lo que uno se queda”.