UN FOTÓGRAFO Y UNA VISITA GUIADA POR SU OBRA Una clase de mirada
El fotógrafo Jorge Sáenz realizó una visita guiada por las dos muestras de su autoría que están exhibidas en el Museo de Arte de la Comisión por la Memoria de la Provincia de Buenos Aires. Se pueden visitar hasta el 30 de septiembre
ANDAR entre imágenes
(Agencia) Jorge Saenz sonríe junto a una de sus imágenes. La mira y reflexiona, acaba de abrir una ronda de preguntas ante el público, una veintena de personas que recorre las dos muestras que expone en el Museo de Arte y Memoria de la CPM, donde está coordinando una visita guiada. “Es una gran oportunidad para todos aquellos interesados en la fotografía y el fotoperiodismo para tener un contacto directo con el autor de las obras”, expresó Laura Ponisio, directora del Museo.
“Me interesan más las preguntas que un discurso sobre las imágenes colgadas en la pared” dice Saenz, y a partir de ese momento las preguntas del público serán las que guíen el recorrido por la obra.
[pullquote]Me interesan más las preguntas que un discurso sobre las imágenes colgadas en la pared[/pullquote]
En la planta baja del MAM se expone «Clases», un trabajo en el que Saenz propone mirar a través de sus imágenes las profundas desigualdades sociales de la sociedad paraguaya, pero que bien podrían ajustarse a cualquier país latinoamericano, y por qué no, a cualquier lugar que ostente esas diferencias. En el primer piso la muestra es «El embudo», un ensayo fotográfico sobre la vida de los jóvenes de un instituto de menores en Asunción.
Clases es un trabajo en color que recorre comunidades indígenas, grupos de trabajadores y fiestas de alta alcurnia tratando de exponer los contrastes, las desigualdades, las profundas diferencias. Es una selección irónica, provocadora y reflexiva. No tiene epígrafes, por lo que las preguntas de los asistentes apuntan a la historia de cada personaje, cada situación que allí se retrata. El fotógrafo las desarrolla con gusto “me interesa que la gente lea la fotografía y no que se acostumbre al epígrafe que le dice qué tiene que pensar” dice, y cuenta la historia de esa foto con una silla vacía, la que dejó Lugo cuando lo sacaron del gobierno y nadie sabía dónde poner, cómo acomodar, hasta que llegó la encargada de la limpieza de la casa presidencial. También cuenta que eligió las imágenes de la comunidad indígena para empezar como un modo de dar cuenta de “una sociedad sin clases. Ellos fueron cazados literalmente, como animales, y prácticamente exterminados, sin embargo su comunidad se sostiene por los lazos solidarios que mantienen entre sí”, reflexiona.
Las preguntas apuntan hacia la violencia: imágenes de desalojos, represiones y tumbas. Los ojos y la boca cosidos, la autolaceración como último medio de protesta. “Me interesa mostrar a qué clase social responde el uso de la violencia y contra qué clases se descarga”, explica Saenz.
Y el recorrido lleva al primer piso, hacia “El Embudo”, que es un trabajo en blanco y negro que retrata la vida en el encierro con fotos extraordinarias, fuertes, lacerantes, y a la vez poéticas. Esta vez sí hay epígrafes, son textos igual de filosos y contundentes, íntimos y conmovedores, escritos especialmente para ese ensayo por el periodista Nei Zuzek. Ahí aparece un vínculo con esos jóvenes, con sus dolores, una mirada desprejuiciada hacia esas vidas que se vuelve crítica a una sociedad que margina y deshecha.
[pullquote]quiero mostrar a qué clase social responde el uso de la violencia y contra qué clases se descarga[/pullquote]
Si bien son dos trabajos con muchos años de diferencia, y cada uno desarrollado, a su vez, durante varios años, se puede pensar en un diálogo, un camino que lleva, con todas sus sinuosidades, de las desigualdades a las violencias. Los contrastes, la ostentación, la impunidad del poder, la segregación y la cárcel como depósito. Ese lugar donde las sociedades acumulan lo que señalan como lo malo. La pregunta sobre qué hacemos con lo que construimos como peligroso. Y un día llegó un fotógrafo y disparó sus imágenes como cachetazos: a despabilarse.