Las consecuencias de la dictadura en una familia
En una nueva audiencia del juicio Monte Pelloni II brindaron sus testimonios Araceli Gutiérrez, Alejandro Nicolás Elizari, Juan Manuel Ledesma y Natalia Ledesma. Fue por los casos que involucran los secuestros de Juan Carlos Ledesma, Amelia Isabel Gutiérrez, Néstor Horacio Elizari y Lidia Araceli Gutiérrez, ocurridos en septiembre de 1977 en Olavarría. El juicio Monte Pelloni II continuará el viernes 23 a las 10 hs, en la antesala de un 24 de marzo que moviliza, como las historias que se escucharon en Mar del Plata.
ANDAR en los juicios
(Agencia Comunica y Radio Universidad /FACSO) La historia de Lidia Araceli Gutiérrez es una de las que se siguen con mayor atención, dado que se trató de la única mujer que estuvo secuestrada en el ex centro clandestino de detención Monte Pelloni, y quien tuvo oportunidad de ver y reconocer a muchas personas durante su detención. Otra de las características tiene que ver con la tortura a la que fue sometida y los abusos que sufrió durante su cautiverio. Por esta razón, el Tribunal, presidido por el Dr. Ruiz Paz, consideró que era pertinente desarrollar el testimonio de Gutiérrez a puertas cerradas y sin público.
Cerca de las 10.20 hs comenzó una nueva audiencia del juicio Monte Pelloni II. Se encontraron presentes el Dr. Juan Manuel Portela en representación del Ministerio Público Fiscal, el Dr. Manuel Marañón por la Secretaría de Derechos Humanos de la Pcia. de Bs As, y la Dra. Mariana Catanzaro por la APDH. Por el lado de la defensa se hicieron presentes seis abogados/as defensores/as. A los pocos minutos del inicio, el presidente del tribunal citó los artículos 363 y 364 del Código Procesal Penal, y ordenó que no haya público ni prensa. Todos suponían que la decisión estaba vinculada al tenor de la declaración de Gutiérrez, el primero de la jornada.
El testimonio de Araceli Gutiérrez se extendió por poco más de dos horas, tiempo que se vio interrumpido apenas unos minutos alrededor de las 11.15 hs dado que la testigo se sentía mal y solicitó salir a tomar un poco de aire. No estaba previsto que aquellas personas que ya habían brindado testimonio y habían sido filmadas durante el juicio Monte Pelloni I vuelvan a testimoniar en vivo pero una resolución del tribunal lo habilitó. De esta manera, se dejó como segunda opción, para aquellos casos que no deseen repetir su historia, la proyección de los registros fílmicos obtenidos durante el juicio anterior.
“Una tortura distinta”
Al finalizar la jornada Araceli Gutiérrez brindó una breve entrevista y manifestó que resolvió testimoniar nuevamente dado que “existía la posibilidad de ampliar lo antes brindado”. La testigo dijo estar sorprendida por la decisión de declarar a puertas cerradas ya que a ella no le molestaba la presencia del público y que le hubiese gustado que estuvieran presentes sus compañeros, pero entendía el por qué de la decisión.
Respecto de los abusos que sufrió durante el cautiverio expresó que no sólo amplió el tema de su caso sino también al de todas las compañeras que sufrieron lo mismo. “Es una tortura distinta. Una cosa es cuando a vos te quieren quebrar como militante pero cuando te tratan de quebrar como mujer es más difícil”, expresó, además de agregar que se hizo bastante hincapié en este aspecto y que se repasó cómo fue su secuestro y recorrido.
“Fue más emotivo este testimonio, se profundizó más en la parte humana. Ahora me siento mejor” respondió ante la pregunta sobre cómo se sentía. Araceli también contó cual es su sensación respecto del clima que se vive en materia de juicios por lesa humanidad. “Esto se complica, hay gente que podría tener arresto domiciliario… Se está complicando pero nosotros si no le aflojamos, le seguimos poniendo el pie donde hay que ponerlo y decimos las cosas que acá pasaron. Después se verá lo que resuelva la justicia, pero nosotros seguimos sosteniendo lo que pasó”, resaltó. Este jueves Araceli Gutiérrez brindó su último testimonio vinculado a Monte Pelloni y ante la pregunta de si cerró un capítulo de su vida dijo: “Sí pero primero quiero ver las condenas y que sean firmes y se cumplan”.
El golpe y las familias
Luego del testimonio de Araceli Gutiérrez se llamó a un cuarto intermedio y la audiencia se retomó cerca de las 13.30 hs. Allí brindó testimonio Alejandro Nicolás Elizari, hijo de Araceli Gutiérrez y Néstor Elizari. Con 41 años en la actualidad, tenía apenas un año y pocos días al momento del secuestro de sus padres, motivo por el cual manifestó no recordar casi nada de los hechos “salvo lo personal”. Nicolás contó brevemente que se crió con sus tíos y que por esa razón no pudo tener una relación completa como familia. “Para mí, mis padres eran mis tíos” dijo. Ante la pregunta sobre la importancia que le encontraba a la declaración en los juicios, contó que recién en Monte Pelloni I pudo tener, por primera vez, una foto de su padre. Respecto de los juicios dijo que “esto nos sirvió para unirnos como familia”.
El siguiente testimonio fue el de Juan Manuel Ledesma, hijo de Juan Carlos Ledesma y Amelia Isabel Gutiérrez. Juan Manuel contó cómo se fue enterando de su historia gracias a lo que le contaba su familia y ante la pregunta sobre cómo fue su vida respondió que “no es cómo fue sino qué es. Es eterno, un vacío interminable, durísimo”. El testigo narró que recién a los 14 años comprendió que sus padres nunca más iban a volver, que hasta ese momento él los esperaba: “A partir de ahí hay una lucha interna intentando llenar un vacío que no llena ni tener un hijo, ni haber formado una familia”. Juan Manuel fue contundente cuando dijo: “Hoy tengo 41 años. Ya soy un hombre e inconscientemente los sigo esperando”.
El último testimonio fue el de Natalia Ledesma, también hija de Juan Carlos Ledesma y Amelia Isabel Gutiérrez. Ella era una bebé de seis días al momento del secuestro de sus padres. Fue llevada por los secuestradores hasta la comisaría de Cacharí y luego dejada en el hospital de Azul, hasta que finalmente dieron aviso a sus abuelos. Técnicamente Natalia también fue una desaparecida. Durante su testimonio contó que las consecuencias de lo ocurrido son “muchas, todas, siempre va a ser una consecuencia. No haberme criado con mi padre, esperarlo hasta los 13 años. Todavía sigue siendo una consecuencia, mía, de mis hijos, no tuve mamá, no tuve papá, mis hijos no tuvieron a sus abuelos”. El relato de Natalia fue extremadamente breve pero conmovedor y antes de finalizar destaco: “Quisiera que en algún momento se sepa dónde están, dónde los dejaron. Y que se sepa también cómo estamos y cómo seguimos”.