Un espacio donde cualquiera puede callejear
En Olavarría existen 10 callejeadas a las que asisten aproximadamente 300 chicos y chicas que se apropian del lugar todos los días. Son lugares de contención, de referencia y de ayuda para fortalecer los vínculos sociales.
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(Milagros Pianciola/ AC-FACSO) Las callejeadas tienen como finalidad la inclusión y recreación en donde además se busca que puedan adquirir herramientas y sentirse acompañados por los coordinadores y talleristas. Es una propuesta gratuita en donde asisten chicos y chicas entre 9 y 18 años, todos los días después del horario escolar durante todo el año. Actualmente asisten aproximadamente 30 chicos y chicas por callejeada. Este programa municipal depende de la Subsecretaría de Desarrollo Social de la Municipalidad y funciona desde 2004 en distintas zonas de la ciudad y el partido. La callejeada se creó durante la gestión del gobierno del intendente Helios Eseverri por demanda de la comunidad. “Decidimos continuar con el programa porque es el único programa de educación no formal que es netamente municipal”, manifestó Diego Robbiani, secretario de Desarrollo Humano y Calidad de Vida.
Además de participar en talleres de percusión, arte, recreación, vida en la naturaleza, baile y cocina, los chicos y chicas pueden merendar, realizar salidas o participar de eventos. “Tenemos una fiesta que es de la callejeada que se llama Sé vos mismo, un encuentro que hacemos anualmente todas las callejeadas para festejar el programa”, contó Jonathan Vedelini, coordinador de la callejeada de Hinojo. Actualmente se desarrollan callejeadas en los barrios Belén, Alberdi, Progreso, Lourdes, Aoma, Facundo Quiroga II, Hinojo, Sierras Bayas, Sierra Chica y Loma Negra. “Este año abrimos una callejeada nueva que está ubicada en el barrio Facundo Quiroga II, donde se intenta incorporar a los chicos del barrio y a otros barrios aledaños”, afirmó Robbiani.
Cada callejeada tiene un coordinador que se encarga de programar todos los talleres y hacer un seguimiento de todas las personas que asisten como así también organizar diversos eventos. Al mismo tiempo existe una coordinadora general de todas las callejeadas que pertenecen al programa. “No hay algo estipulado que indique quién puede ser o no coordinador, es el que es para cada territorio porque todos los territorios son diferentes”, manifestó Cecilia Pinedo, coordinadora general del programa de callejeadas.
“Yo estoy hace un año e incursione en la callejeada desde la facultad con un programa de extensión que se llamaba Callejeando en la universidad. Ahí conocí la callejeada en 2005”, expresó Pinedo. La coordinadora general conforma el equipo de trabajo con los demás coordinadores, todos los días asiste a distintas callejeadas para planificar la manera de trabajar, brindar materiales y ver las necesidades de cada espacio.
“Estoy como coordinador hace dos años y medio más o menos. Fui alumno en el inicio de la callejeada desde los 12 años hasta los 16: vine a la callejeada, a los talleres que había acá”, indicó Vedelini. De esta manera, se evidencia que hay un gran sentido de pertenencia e identidad con el espacio, con las actividades y un vínculo muy fuerte con los coordinadores. Además, al haber participado como alumno de la callejeada se logra otra mirada y otro tipo de aproximación hacia los chicos y chicas. “Yo siempre hago hincapié y digo que este lugar es de ellos, no es mío ni de los profesores o talleristas. El lugar es de ellos y cualquiera puede venir a callejear”, agregó Vedelini. Cada coordinador debe organizar el espacio para que los talleristas puedan realizar su trabajo, además de contener y acompañar a los chicos y chicas que asisten a la callejeada. “Participamos de todas las fiestas que haya en el pueblo, actos con las escuelas, hacemos salidas de encuentro con otras callejeadas. Las actividades que se dan son variadas y acordes a las necesidades y gustos que tengan los chicos”, manifestó Vedelini.
“El objetivo es que puedan tener un espacio de educación no formal pero también un espacio de ocio en donde se cultiven valores, donde los chicos estén contenidos todos los días, que aprendan a convivir, que aprendan las relaciones sociales”, destacó Robbiani. Las callejeadas son lugares donde se desarrollan distintos talleres con el fin de lograr un vínculo con los chicos y chicas que asisten. El sentirse acompañados los lleva a apropiarse del espacio y generar su propia identidad. “A partir de la generación de un vínculo con los chicos que vienen se puede lograr un acompañamiento, debemos estar atentos a un montón de circunstancias que viven los chicos y realidades distintas a las que podemos atender, me parece que ese es un objetivo fundamental”, indicó Pinedo. Existen diferentes problemáticas que se manifiestan a partir de la generación de vínculos recíprocos entre las diferentes partes. Estas cuestiones están vinculadas principalmente a cuestiones socioeconómicas que se hacen visibles en la alimentación, el acceso a vestimenta, entre otras.
Este programa ofrece un valioso lugar para que los niños, niñas y adolescentes puedan fortalecer su autoestima. Al mismo tiempo crear vínculos de amistad y encontrar contención mediante la realización de actividades culturales y recreativas con total gratuidad. Las 10 callejeadas funcionan todos los días y este año se cumplen 15 años desde la creación del programa. Son aproximadamente 300 chicos y chicas que tienen un lugar donde ser escuchados según cada problemática. Para ello, es muy importante el sentido de pertenencia que adquieren dentro de la callejeada. El caso que mejor lo representa es el de Jonathan Vedelini, quien en su adolescencia fue un alumno de los talleres que se dictaban en Hinojo y hace dos años es coordinador de esa misma callejeada. Hoy cumple otro rol donde ayuda a los adolescentes para que adquieran un similar sentido de pertenencia.