SE ESTRENA CUENTOS DE LA TIERRA Un cine “de alma a alma” que pone en diálogo la cultura mapuche y la occidental
Después de llenar la sala en su pre-estreno en Bariloche, el film de Pablo Nisenson tendrá su presentación en Buenos Aires este jueves 27 en el Cine Gaumont. Una ficción que desde su poética documenta la cosmovisión mapuche sobre la naturaleza y el vínculo de la comunidad con su entorno. Territorio, identidad, cultura, se mezclan en una trama que pone en diálogo dos formas de ser y estar en el mundo.
ANDAR en el cine
(Agencia Andar) “El pre estreno fue extraordinario no tengo palabras para decir lo que fue las comunidades se emocionen. Que sientan la peli como reflejo que devuelvan cosas que uno ni vio de su trabajo”, dice Pablo Nisenson, el realizador de Cuentos de la Tierra en diálogo con Andar.
El film enlaza cinco relatos que buscan cada uno a su modo recuperar el equilibrio con la naturaleza desde la cosmovisión mapuche. Junto a Nisenson trabajó un equipo de co-producción mapuche y en ese hacer la mirada occidental y la de la comunidad dialogaron, se mezclaron y encontraron su síntesis.
¿Cómo llegaste a acercarte al mundo y cultura mapuche?
Siempre me dediqué a hacer un cine donde el eje protagónico son los vencidos, tanto en la ficción como en el documental me sentí muy empático con los perdedores, las víctimas de injusticias. A partir de ahí empecé hacer trabajos en comunión con otros, con la CPM transité el tema cárceles, hice trabajos sobre gente adicta, y varios sobre desastres ambientales que son súper abundantes, y eso me fue llevando a tratar de entender cómo es esto del avasallamiento de la naturaleza y que es a partir de la visión de occidente, desde la biblia en adelante se sostiene una visión antropocéntrica, un sentir que el ser humano puede tener potestad sobre todo, desde la mujer hasta la tierra.
Por otro lado los mapuches son originarios del país donde vivo y me siento espiritualmente muy cerca, es una cultura contraria a la occidental que tiene en consideración las otras vidas: vegetales, animales, minerales; con su espíritu- gnen- y su newen (fuerza). Y esto es muy loco, contrario a cómo aún los espíritus sensibles lo conciben: como belleza, o quienes entienden que las aguas no deben ser contaminadas porque después la tomamos, cuidar el recurso. Para ellos es una vida que se pierde y al perderse o corromperse lo hace el entorno también. Esto hace que el vivir en armonía o el buen vivir no sea posible.
Cuentos de la tierra fue la película que le permitió a Nisenson volver a hacer ficción. “Yo empecé haciendo cine de ficción. Y después entré al documental como posibilidad de seguir la carrera, porque hacer cine en el sur es muy difícil faltan políticas y presupuesto, el documental es más realizable y más factible. Y llegué al punto en que no sabía cómo volver porque estaba metido en la militancia cinematográfica desde lo documental”, cuenta. En este tema vio la grieta desde donde volver a narrar el mundo en clave poética y se presentó y ganó un concurso para hacer ficción.
También se encontró con un desafío: “En una ficción tradicional uno contrata a los actores por su trabajo actoral, acá era necesario en una producción intercultural entre el mapuche y el no mapuche, era necesario valorizar y comprometerse con el capital intangible, con los valores ancestrales. Y en el proceso empecé a sentir, porque fue eso sentir –remarca- que empezaba a entender. Fueron seis años de trabajo, de recorrer la Patagonia argentina y aprender. Yo medito, por ejemplo, y me encontré en la meditación sintiéndome parte del Nahuel Huapi, del lago, fue muy fuerte y ahí empecé a creer que los originarios más abiertos a la espiritualidad sentían así ese entorno que los rodean, y nos empezamos a dar cuenta también que por eso esos territorios y su opulencia son los más ambicionados y tienen un sacudón de empresas extractivistas de todo tipo”.
Y la dimensión política del tema comenzó a ganar su espacio. Durante su recorrido estuvieron en una comunidad en Chile que tiene juicios contra 25 empresas que tienen intereses en su territorio. De a ahí Nisenson hace l link directo con la “demonización” que sufren las comunidades “viven en una naturaleza que cuidan porque lo sienten su vida. Y de ahí el matiz político de la peli, el de dejar de naturalizar el mapuche violento, usurpador, subversivo aliado con no sé qué terrorismo extranjero. Cuando el ampuche es un pueblo amable y de gente generosa que quiere y cuida su territorio. Y desde el cine en lo único que puedo ayudar es a abrir las cabezas”.
En esa dimensión también ayudó el relato desde lo ficcional “porque pega emotivamente el mensaje, sensiblemente”, explica el realizador, y porque construye puentes: “Luisa Calcumiol no sólo compone un personaje, ella nos cuenta cómo lo ve ella, propone. Lo mismo con Beatriz Pichi Malen, no te puedo explicar la profundidad en la poética que le agregó a la obra”, cuenta sobre el trabajo con las artistas.
Y en el pre-estreno, con la madre de Facundo Jones Huala en primera fila, con representantes de seis comunidades de la zona presentes y emocionados fue la confirmación de que había un camino que se estaba marcando. “Estas personas dijeron gracias porque cuando los invitan a verse en la pantalla asisten a la violencia que viven todos los días y acá lo que pudieron ver es un reflejo de la vida, de algo bello, de la poesía. Confío en la construcción, en esta urdimbre de cultura, en estos saberes; yo puedo poner mi mejor empeño como toda la gente sensible del equipo y pensar cómo asomarnos a esta visión. Y eso vale en resultado de la obra. Esto puede pegar de alma a alma”, concluye Nisenson.
Este jueves 27 de abril será el estreno nacional en el Cine Gaumont a las 18.30 y a las 22 hs. Y seguirán funciones en Haedo, Bariloche, San Martín de los Andes, Cipolletti y Rosario (toda la información puede seguirse en las redes del film).