40 AÑOS DEL NOBEL DE LA PAZ Un caso de alto interés para la Embajada: los pedidos por la libertad de Pérez Esquivel
En los documentos de la Embajada sobre el Nobel de la Paz de Adolfo Pérez Esquivel, los funcionarios políticos y diplomáticos del gobierno de Jimmy Carter recordaban que su detención por la dictadura militar argentina había sido un caso de alto interés en la política de derechos humanos. Los informes producidos entre el momento de su detención en abril 1977 y su libertad 14 meses después dan cuenta de ese interés: reuniones en la Embajada, pedidos de información por parte de senadores y congresistas, presión internacional y la nominación al Nobel propuesta por primera vez en 1978 por las norirlandesas Betty Williams y Mairead Maguire.
ANDAR entre archivos
(CPM/Agencia Andar) En el buscador de documentos del Departamento de Estados Unidos se encuentran 24 resultados para Pérez Esquivel entre abril de 1977 y junio de 1978, el periodo de 14 meses que estuvo detenido por la dictadura militar argentina. La información que brindan esos documentos confirma el interés que su situación despertó para la diplomacia estadounidense, a tal punto que es calificado como un “caso de derechos humanos de alto interés”.
Adolfo Pérez Esquivel fue detenido, sin cargo ni proceso judicial alguno, el 4 de abril de 1977 mientras realizaba un trámite para renovar el pasaporte. Referente de la defensa de los derechos humanos, denunciante de las desapariciones, torturas y ejecuciones de la dictadura militar, predicador de la no-violencia, su secuestro generó una inmediata reacción en el país y en el exterior.
El 12 de abril de ese año, el Departamento de Estado le solicita a la Embajada de Estados Unidos en Argentina que le comparta cualquier información que posean sobre su paradero. La respuesta llega dos días después. El memorándum informa que fue detenido “por orden del decreto ejecutivo Nº 929” y que su nombre apareció en una lista elaborada por el Ministerio del Interior de “subversivos detenidos”. Aclara, además, que se encuentra alojado en una oficina de seguridad federal en Buenos Aires, “que ha sido tratado correctamente y recibe visitas diarias de su esposa que le lleva ropa y comida”.
Encarcelado sin proceso judicial alguno, el mismo informe de la Embajada señala que “numerosos grupos y personas han mostrado su preocupación por la situación”; entre ellos, el Nuncio papal, el Consejo Mundial de Iglesias y agrega que fue visitado por el Obispo local en la cárcel.
Mientras permanecía en cautiverio, la detención de Pérez Esquivel fue comentada por integrantes de la APDH en una reunión del 9 de agosto con Patricia Derian. Para los referentes de derechos humanos, el caso de Adolfo era una muestra de que la situación no había cambiado desde la última visita de Derian, “más bien las cosas se intensificaron. El número de desaparecidos y las detenciones siguen aumentando”.
Poco más de un mes después, el 14 de octubre, en un cable de la Embajada al Departamento de Estado, por primera vez la diplomacia estadounidense califica la detención de Pérez Esquivel como un “caso de interés” según la información del grupo de trabajo sobre derechos humanos de la oficina de relaciones exteriores.
La detención de Adolfo Pérez Esquivel había generado reclamos internacionales por parte de referentes diplomáticos, políticos y eclesiásticos. Entre ellos, los senadores de Estados Unidos Charles Percy y Richard Schweiker, y el congresista John Murtha.
El 8 de marzo de 1978, en respuesta a un pedido de informe del senador Percy, la Embajada de USA en Argentina envía un reporte luego de reunirse con Jorge Pascale, miembro del SERPAJ y presidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). En esa reunión, Pascale cuenta que Pérez Esquivel estaba detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional sin ningún cargo en su contra y que le habían rechazado la petición del derecho de opción a salir del país.
El informe menciona otro comentario: Pascale cree que la atención sobre su detención se incrementará en los próximos meses luego de haber sido nominado al Nobel de la Paz por Betty Williams y Mairead Maguire, las mujeres norirlandeses que obtuvieron el premio del parlamento noruego en 1976.
El 25 de mayo de ese mismo año hay una nueva reunión en donde se expone la situación de Pérez Esquivel: en la residencia del Embajador, los funcionarios Tex Harris y Fred Rondon recibieron a integrantes de la APDH, el MEDH y Madres de Plaza de Mayo. En el punto 10 del memorándum de la conversación, el vice-presidente de la APDH Emilio Mignone afirma que, en ese momento, había unas 4.000 personas detenidas sin cargo: “Aunque Videla diga que no hay prisioneros políticos en Argentina, esas personas detenidas sin cargo sólo pueden describirse como prisioneros políticos”.
En esa lista, Mignone destaca los casos de Alfredo Bravo y Adolfo Pérez Esquivel como un ejemplo de esa denuncia, que desmiente los dichos del presidente de facto Rafael Videla. “Funcionarios del gobierno han admitido que ninguno de ellos está involucrado en casos de subversión”, agrega.
El 19 de junio de 1978, el embajador Raúl Castro anuncia que el gobierno argentino tomó algunas decisiones en casos de derechos humanos que eran considerados por la Embajada de “alto interés”: “Estamos comprobando ahora la información sobre que se habría emitido el decreto que otorga a Pérez Esquivel la libertad condicional”.
Adolfo fue liberado recién el 25 de junio. La Embajada confirma esa información en un parte enviado el 28 al Departamento de Estado: el asunto dice “Pérez Esquivel en libertad condicional”. El informe agrega los términos de esa libertad: “Debe reportarse semanalmente a la policía y tiene prohibido participar de cualquier reunión política”.
Estos informes sobre la situación de Adolfo Pérez Esquivel volverán a estar en la agenda de la diplomacia estadounidense en 1980 cuando se hacían eco de la distinción como Nobel de la Paz y se discutía que posición debía tomar el gobierno de Estados Unidos con respecto a su premiación; para varios funcionarios y funcionarias, entre ellas Patricia Derian, ese antecedente era una muestra del compromiso que Estados Unidos había adoptado en el reclamo por su liberación. Y una prueba también de la figura de Pérez Esquivel y su compromiso con la defensa de los derechos humanos desde la militancia activa de la no-violencia.