DE MAQUINISTA SAVIO A CHAPADMALAL Trabajo digno a «valor cartonero»
Empezaron en 2001 tirando carros. Frente a la necesidad hicieron del descarte de otros su materia prima de trabajo y se volvieron parte del paisaje urbano pero no se resignaron ante la indiferencia. Los llaman recuperadores urbanos, recicladores, cartoneros o carreros, son trabajadores y trabajadoras que se fueron organizando y hoy tienen su propia cooperativa. Ése es el caso de Las Madreselvas, un emprendimiento de las familias que empezaron cartoneando en 2001 y ahora nuclean 650 cooperativistas que se encargan de la basura en CABA. Este desarrollo fue el tema de investigación que llevó al encuentro de Jóvenes y Memoria en Chapadmalal un grupo de jóvenes de la escuela General San Martín de Escobar.
ANDAR en Escobar
(Agencia) “Vimos que gran cantidad de personas en nuestro barrio se dedicaba a esto, y ahí surgió la idea de investigarlo, y nos encontramos con su crecimiento y organización”. Las mujeres que trabajan en esta cooperativa fueron las protagonistas de “La basura, mi laburo” el corto audiovisual que presentaron los y las chicas de la EES Nº9 General San Martín en el encuentro de cierre del programa Jóvenes y Memoria de la CPM.
“Éramos familias que salimos a buscar comida para nuestros hijos. La mayoría de las que iniciamos el emprendimiento fuimos mujeres. Primero saliendo a pedir en la calle y después con una escapatoria al agarrar un carro, recolectar, trasladar la basura en el tren hasta provincia, hacer la clasificación en nuestras propias casas y llevarlo a un depósito para que nos compren el material reciclable”, describe Susana Izaguirre presidenta de la Cooperativa “Las Madreselvas” que acompañó junto a un grupo de trabajadoras a los chicos de la escuela 9.
“Todos los días hacen ese trabajo, y nosotros nos subimos al colectivo que las lleva hasta ciudad con ellas y las vimos tirar esos bolsones llenos de cosas… fue muy fuerte”, cuenta Lourdes una de las estudiantes de la escuela. “Los cartoneros del barrio hacen su trabajo en la ciudad autónoma, y persiste en el barrio una mirada estigmatizadora de las personas que trabajan con la basura. Y poder conocer más sus rutinas y organización hizo que en la escuela muchos chicos dijeran que sus papás trabajan en esto, fue abrirle una puerta a esta realidad y reconocer la importancia de su lucha”, explica Irma Juarez la docente coordinadora del grupo.
Hoy, según cuenta Susana, existen 12 cooperativas en la Federación de cartoneros de la Provincia. Ahí suman 5.500 los cartoneros registrados por el Estado, pero calculan que hay unos 8 mil en total, muchos aún esperan ser reconocidos. Juntan toneladas de basura por semana; la clasifican, separan y venden. Las cooperativas se sostienen con subsidios del estado como incentivo y con lo que ingresa por la venta de la basura. Un kilo de vidrio se puede vender a $0.27 más IVA por kilo y por el material más caro, que es el papel blanco, reciben $4.80 más IVA. “Como hay mucho que se va a deshecho y no es mucha la cantidad de material dejamos a los compañeros que no están en el sistema lo más caro”, asegura Susana.
En su trabajo los chicos recuperaron el camino de organización que llevó a Las Madreselvas a acceder a derechos básicos y reconocerse como trabajadores. “El derecho al trabajo lo ganamos y hoy tratamos de que no lucren con ese derecho, que el estado no nos pise y lo privatice porque a nosotros nos costó muchísimo esto y es algo que venimos haciendo hace años. Y el valor que tiene esto es el valor cartonero, por más nombres que nos quieran poner porque fuimos RU que son recicladores urbanos, después RA, recicladores ambientales, y nosotros siempre decimos que seguimos siendo cartoneros. De esto vivimos, alimentamos a nuestras familias y queremos seguir adelante con esto”, concluye la presidenta de cooperativa.