SIN RESPUESTAS INTEGRALES Torturas, malos tratos y derechos vulnerados en un pabellón trans de la cárcel de Los Hornos
La falta de políticas y las vulneraciones de derechos hacia las personas trans travestis en el encierro son una constante que agrava día a día las condiciones de detención de esta población. El caso de Pablo Martínez, un varón trans que se encuentra alojado en la Unidad Penal N° 8 de Los Hornos, y su compañera Flavia Rodríguez Castro, da cuenta de los padecimientos de este colectivo hacia el cual el estado no tiene respuestas efectivas e integrales.
ANDAR en las cárceles
(Agencia Andar) Pablo Martínez está alojado en un mal llamado “pabellón trans” en la UP N° 8 de Los Hornos perteneciente al Servicio Penitenciario Bonaerense. Lo que nombran como pabellón es en realidad una celda de reducidas dimensiones, en pésimas condiciones, donde Pablo ha llegado a permanecer 22 horas en aislamiento, sin acceso a instancias laborales y educativas y sin posibilidad cocinar y por lo tanto llevar una alimentación adecuada para su tratamiento de hormonización.
Ese lugar fue clausurado tras varias inspecciones y un Habeas corpus realizados en mayo por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) en su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura. En ese momento, después de una audiencia entre las partes, el Tribunal Oral Criminal (TOC) N° 1 de La Plata –integrado por Ceciclia Sanucci, Hernán de Castelli y Ramiro Fernández Lorenzo– reconoció las graves condiciones de detención, la afectación de la dignidad humana y el riesgo para la integridad personal de las mujeres y personas trans alojadas en esos pabellones. El fallo reclamó que el Estado provincial presente un plan de mejoría edilicia y que su ejecución comenzara en 60 días. También ordenó que las personas que permanezcan alojadas en el sector de admisión y el pabellón trans puedan estar más tiempo al aire libre y acceder a actividades deportivas y recreativas.
Desde la CPM también se viene trabajando y acompañando desde 2019 el caso de Pablo en particular a través numerosas presentaciones ante instancias judiciales y administrativas para que cesen sus padecimientos.
A fines de noviembre, estando en aislamiento y alojado en un sector clausurado de la unidad, Pablo sufrió una descarga eléctrica luego de que se inundara la celda por el ingreso de agua de lluvia. Por estos hechos la CPM presentó un habeas Corpus que fue rechazado por el Tribunal en lo Criminal 3 de Bahía Blanca que lleva su causa. Esa presentación fue ampliada semanas después cuando a raíz de una discusión con una compañera de celda agentes penitenciarios entraron al lugar y le dieron a Pablo una golpiza después de la que no recibió ningún tipo de atención ni revisación médica alguna.
Actualmente se encuentra nuevamente en huelga de hambre junto a su compañera Flavia Rodríguez Castro, quien se encuentra alojada en la misma Unidad sufriendo los mismos padecimientos. Reclaman por las violaciones de derechos humanos que continúan padeciendo.
La falta de abordaje pensado desde las particularidades de esta población sumado a la falta de tutela efectiva se sus derechos de parte del poder judicial, configuran una situación permanente de agravamiento de las condiciones de detención que deben revertirse con carácter urgente por parte del Servicio Penitenciario Bonaerense y los jueces bajo cuya custodia se encuentra.
El caso de Pablo y Flavia da cuenta de la falta de políticas respetuosas de los derechos para este colectivo, a la que se suman la falta de lugares adecuados para el alojamiento de la población trans travesti y las violencias que padecen específicamente frente a un sistema penitenciario patriarcal que carece de iniciativas y dispositivos institucionales para las identidades diversas.