Debate a 10 años de la apertura del archivo de la ex DIPPBA
(Agencia) La Comisión Provincial por la Memoria organizó una charla sobre los 10 años de funcionamiento del Archivo de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires con el título: Hacer historia reciente: tensiones entre lo público y lo privado en el uso de documentos producidos por fuerzas represivas.
El Archivo de la DIPPBA es el primer archivo argentino de inteligencia policial recuperado y abierto al público. Se trata de un extenso y pormenorizado registro de persecución político-ideológica sobre hombres y mujeres a lo largo de más de medio siglo. Magdalena Lanteri, directora del programa de gestión y preservación de archivos de la CPM, presentó una descripción del fondo documental de la DIPPBA. Lanteri también explicó qué tipo de consultas recibe el archivo: “La mayoría son consultas de personas que quieren saber qué hay sobre sí mismos y sobre familiares directos fallecidos o desaparecidos. Muchas veces los documentos encontrados les permiten cerrar alguna historia familiar vinculada al pasado reciente, no sólo de la última dictadura sino de tiempo antes también. También hay consultas temáticas o de investigadores que buscan documentación para diferentes trabajos, académicos, históricos, periodísticos”.
[pullquote]El Archivo de la DIPPBA es el primer archivo argentino de inteligencia policial recuperado y abierto al público.[/pullquote]
Sandra Raggio, directora general de promoción y transmisión de la memoria de la CPM, detalla el valor que tiene la apertura del archivo de la ex DIPBA: “La desclasificación del archivo de la Policía bonaerense fue un acontecimiento importante en el proceso de lucha por la memoria, la verdad y la justicia, ligado con los delitos de lesa humanidad ocurridos durante la dictadura. Un trabajo que fue secreto y confidencial, que tuvo el objetivo de controlar, reprimir e incluso eliminar a parte de la población, hoy es un espacio de investigación, de aporte a la Justicia”.
La historiadora y archivista Mariana Nazar subrayó la importancia que tiene este archivo, entendiéndolo en su contexto: “Son 10 años de apertura de este archivo. Y es importante resaltar el proceso de la apertura al acceso público de los documentos. Hay otros casos de archivos abiertos pero que su acceso es discrecional. Primero fue una prueba de la existencia fehaciente de ciertos tipos de documentos que generalmente las fuerzas de Seguridad niegan. Ha sido un aporte inconmensurable a los procesos de justicia. A la construcción de la memoria individual y colectiva. Esto lo ha transformado en una especie de “archivo modelo”, el archivo que cualquier investigador o cualquier militante quisiera tener”.
Nazar también recordó el surgimiento del archivo: “El punto original fue el reclamo de memoria, verdad y justicia en el que distintos actores pudieron cohesionarse. Así lograron la entrega del archivo completo de una dirección de inteligencia policial a un colectivo apoyado por una estructura estatal. Es la primera vez que sucede en todo el país. Fue posible porque en la Comisión por la Memoria confluyeron militantes, técnicos y académicos que luego de acaloradas discusiones planificaron tareas y las llevaron adelante. Además de esa coalición se voluntades de todos los equipos que trabajan en el depósito, este archivo es excepcional. Luego se discutió como trabajar con ese fondo documental y se establecieron las pautas de acceso”.
En el año 2000, por ley 12.642, el Archivo fue transferido a la Comisión Provincial por la Memoria para su preservación, conservación y difusión. Los documentos del Archivo fueron desclasificados y abiertos al público.
Desde la concepción archivística es importante la información literal de cada uno de los documentos y también la información contextual. Según Nazar “la obligación del archivo es presentar el documento contextualizado. Quién y cómo produjo esa información, entre qué fechas y qué función tenía esa institución. Hay que pensar los fondos documentales desde su integralidad. Los archivos tienen una triple función social. Preservar documentos que sean posibles fuentes para la historia, para la memoria y para el ejercicio de derechos”.
LO PÚBLICO Y LO PRIVADO EN LOS DOCUMENTOS DE INTELIGENCIA DE LA BONAERENSE
Por su parte, Dora Barrancos, socióloga, historiadora, directora del CONICET e integrante de la CPM, recordó que “hace 10 años fuimos convocadas para pensar la apertura de este archivo. Observamos que sigue habiendo una tensión entre lo público y lo privado de la información que está en el archivo. Hay datos que son estrictamente ideológicos, políticos, inclusive fundamentales para los procesos de justicia hoy. Pero hay datos que exceden eso. En este acervo hay datos sobre intimidad, que podrían ser fraguados o no. Datos sobre orientación sexual de una persona, seguimiento de encuentros íntimos o cualquier circunstancia apegada a un estilo de vida que no necesariamente debe ser publicitada. Se puede abrir toda la información, pero son necesarias algunas reservas. Un archivo tiene que ser prudente y sensato en lo que muestra. Y todo lo que puede se mostrado, debe ser mostrado. Evitando el voyerismo puro, que suelen tener algunos historiadores. Diez años en un archivo, no es nada. Y seguimos debatiendo sobre él. La densidad de este archivo es extraordinariamente singular. Es fundamental el trabajo que hecho este archivo porque está transido de una cuestión política que no puede olvidarse”.
Vera Carnovale, historiadora e integrante del CEDINCI analiza que “la información “sensible” es particularmente potente para la reconstrucción de la cultura, de la historia, de la militancia subalterna, de los movimientos sociales, de las organizaciones revolucionarias. Es información que queda en la memoria, en los testimonios orales y en este tipo de información. Hace 10 años me manifesté más celosa de su privacidad. Pero hoy sin esa información sería más difícil la reconstrucción de la historia y la memoria colectiva.
Ana Barletta, Coordinadora de la Maestría en Historia y Memoria de la UNLP, comentó: “hace de 10 años empezó en esta casa una discusión sobre el archivo y su accesibilidad. Y estos 10 años de trabajo muestran esa voluntad política de abrir el archivo y no “sentarse sobre el archivo”. Esa tensión aparece en muchos archivos: preservarlos da como resultado no asegurar el acceso al público, quienes los administran son “los guardianes” y no dejan acceder a la información. Hoy el resultado es un acceso cada vez más amplio a la mayor cantidad de gente posible. La CPM no está “sentada” sobre el archivo, sino que ha transitado diversos caminos para abrir este archivo. Y eso es para celebrar.”
DIFERENTES USOS DEL ARCHIVO
La documentación del archivo tiene además diferentes usos y provocó diversas formas de reparaciones. Lanteri enumera algunas de ellas: “En los últimos años, la existencia de leyes reparatorias ha hecho que se multipliquen las consultas, ya que para acceder a esa reparación se necesita documentación oficial que dé cuenta de la persecución, detención o censura. También hay una reparación que nos es inabarcable y no terminamos de conocer, porque depende del impacto que provoca en cada familia conocer esa información sensible. Por ejemplo, vinieron dos hermanos y aquí encontraron la única foto que hay de su madre desaparecida. Por otro lado, tenemos que tener presente que esos datos, no son ‘la verdad’, sino que se trata de la mirada de la policía. La autora de esa documentación fue la policía”.
Por su parte, Claudia Bellingeri, directora del Programa de Justicia y Lesa Humanidad explica que “los primeros aportes que se hicieron a la justicia fueron en el marco de los Juicios por la Verdad que comenzaron en Bahía Blanca, Capital y La Plata. Desde allí el recorrido contra la impunidad tomó más sentido luego de los años 90´s. AL comenzar los juicios por delitos de lesa humanidad, los aportes más significativos que hicimos fueron: en el juicio por la desaparición del “Negrito Avellaneda”, en la causa contra el subcomisario Patti, en la causa sobre Circuito Camps, Megacausa ESMA, Plan Condor. También aportamos documentación para juicios en Campana, Zárate, Tandil”.
Para Magdalena Lanteri, este archivo tiene particularidades inéditas: “Lo interesante de este archivo es que permite encontrar, en el conjunto de la documentación, no solamente la mirada de la DIPBA sobre colectivos sociales, momentos históricos, procesos conflictivos. Además de esa mirada policial encontramos muchos documentos que expresan la propia voz de los ‘actores vigilados’. Estos materiales llegan a manos de la DIPBA a raíz de allanamientos o de las tareas de infiltración de los agentes bonaerenses en asambleas, sindicatos, manifestaciones, partidos u organizaciones políticas, sociales, etc. En un mismo legajo, por ejemplo, nos encontramos con un informe de inteligencia detallado de una manifestación estudiantil con las consignas, itinerario y participantes. Y también tenemos los volantes que se arrojaron en esa ocasión. Podemos cotejar las dos miradas. Es un archivo sumamente rico y atractivo para la reconstrucción de la historia. Se podría decir que es un archivo mixto, porque acá encontramos documentación que no sobrevivió por otros medios. La represión puso en peligro la tenencia de documentación considerada peligrosa. Muchas veces se encuentra documentación que no fue posible guardar por parte de las organizaciones políticas o los militantes”.
Bellingeri, Perito del Archivo explica que “al analizar con detalle el fondo documental advertimos que este archivo tenía material de las fuerzas represivas que provenía de otros lugares del país ya que la comunidad informativa estaba formada por diferentes fuerzas. Así es que sirve también para probar que las fuerzas trabajaron en forma coordinada en la persecución y secuestro de los militantes políticos. Pudimos reconstruir cómo funcionó el sistema represivo de la provincia de Buenos Aires: una policía actúa que controla el territorio, todas las comisarías, las brigadas, los destacamentos, los patrulleros, todo estaban en función del accionar represivo. Trabajamos con material que fue hecho para el horror y hoy sirve para la justicia”.
Raggio reflexiona sobre el futuro de este archivo: “El desafío es pensar que este archivo va a estar abierto al público dentro de 20 ó 30 años. Por suerte van a analizar el autoritarismo y la violencia como una etapa superada en la sociedad argentina. Pero podrán encontrar en el archivo una reafirmación de los valores democráticos y de la libertad. Es un espacio de reconstrucción de la historia. Se recuperan una gran cantidad de acontecimientos: fotos, volantes de agrupaciones, documentos de militancia. El archivo estuvo pensado para el control y la censura, pero podemos encontrar documentación sobre las luchas sociales y militancias populares de otros tiempos. Esta paradoja se va a hacer más evidente en el futuro”.