DENUNCIA PENAL DE LAS ORGANIZACIONES Represión policial en el barrio Las Tunas: “Fue una cacería”
Luego del violento operativo policial desatado contra vecinos y vecinas del barrio Las Tunas de Tigre, las organizaciones territoriales, con el acompañamiento de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), preparan una denuncia penal por la represión del miércoles, cuando más de 20 móviles policiales sitiaron el barrio y los agentes de seguridad dispararon a mansalva contra los habitantes. Hay ocho heridos con balas de goma. “Bajaron directamente a tirar y se metieron en las casas. Fue una cacería. Pensé que iban a matar a alguien”, recuerda Juan Manuel Méndez, militante barrial y presidente del merendero Gauchito Gil.
ANDAR en Tigre
(Agencia Andar) Juan Manuel Méndez es conocido en el barrio como Manucho; hace más de 40 años que vive en Las Tunas, es hermano de una de las víctimas de la masacre de Pacheco —un fusilamiento policial ocurrido en 1992— y presidente del merendero popular Gauchito Gil. Este miércoles, durante la feroz represión desatada por agentes de la Policía Bonaerense, recibió unos diez disparos de balas de goma y por una de esas heridas tiene que operarse en los próximos días: “Me puse en el medio para que no tiren y tiraron igual, me tiraban a un metro de distancia”, resume.
Todo comenzó cuando Facundo Méndez, de 16 años, sobrino de Manucho, fue interceptado por una persona que lo atropelló con el auto acusándolo de haber robado un celular; el hombre le dio una feroz golpiza, lo subió y lo llevó hasta la casa de un vecino de Las Tunas buscando ese celular.
El auto pasó a gran velocidad por la esquina donde funciona el merendero popular y Facundo gritaba que lo querían matar; detrás iba un patrullero de la Policía Bonaerense. Cuando los vecinos reconocieron al adolescente salieron a defenderlo y a reclamarle a los policías que detengan al agresor: “Estaba muy golpeado, la boca rota y todo meado por el miedo”, recuerda su tío.
En lugar de intervenir por la feroz golpiza, los agentes policiales pretendieron detener al menor sin ninguna prueba ni razón. En ese momento, para evitar que se escape el hombre que atacó a Facundo, vecinos y vecinas de Las Tunas rodearon el auto particular. “El conductor empieza a retroceder y avanzar con el auto hasta lograr escaparse. Y los policías detrás comienzan a disparar parar dispersar a la gente”, relata Manucho.
Luego de esos primeros disparos, y cuando el agresor de Facundo ya había escapado, comenzaron a llegar más patrulleros de la Bonaerense y del Centro de Operaciones de Tigre (COT), en total más de 20. “Bajaron directamente a tirar”, dice Méndez. Es ahí cuando recibe varios disparos de bala de goma a corta distancia. Hay ocho vecinos que sufrieron heridas con perdigones. En un comunicado que difundieron las organizaciones barriales advierten que también hubo disparos con las armas de fuego reglamentarias.
La represión siguió con la persecución a vecinos en el interior de las viviendas: “Entraron a las casas disparando y golpeando a las personas que se cruzaban. Los vecinos salían a pedir que no tiren, que había nenes”, recuerda Juan Manuel. Y agrega: “Fue una cacería. Pensé que iban a matar a alguien”.
Las organizaciones también denuncian que, mientras se realizaba el operativo policial, otros agentes iban recogiendo las postas de goma que quedaban en la calle para encubrir la brutal y desmedida represión.
“Fue feo, la gente quedó muy asustada. Mi sobrino está con pánico. Si salieron a defenderlo es porque lo conocen, saben que no anda robando, saben cómo trabajamos nosotros en el barrio”, dice Juan Manuel. Y agrega con indignación e impotencia: “No lo merecemos pero todos los días pasamos por esto, no sólo nosotros, pasa en todo los barrios pobres”.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se puso en contacto con vecinos y vecinas, realizó la denuncia a Asuntos Internos y asesoró a las organizaciones barriales para presentar una denuncia penal por la represión del miércoles; prepara también un habeas corpus preventivo por los múltiples hechos de violencia y hostigamiento policial que padecen, principalmente, adolescentes y jóvenes del barrio.
En ese mismo barrio, por ejemplo, vive Iván Plaza, un joven que fue torturado en la comisaría de Ricardo Rojas en diciembre del año pasado. Iván fue detenido por un móvil del COT que iba a contramano y trasladado a esa dependencia: por lo menos 3 ó 4 agentes le pegaron piñas en el rostro, las costillas y la panza, lo ahorcaron y después lo encerraron en una celda de un metro cuadrado con otros dos jóvenes; allí con un palo de escoba, que pasaban por el pasaplatos, le siguieron pegando. Durante el tiempo que duró el maltrato físico, lo amenazaban por su activismo barrial en Las Tunas.
La CPM también intervino en el caso de Iván y presentó la denuncia a Asuntos Internos. Pero, como dicen las organizaciones, los casos particulares abundan. A otro adolescente el rompieron el brazo durante un operativo en una plaza; las mujeres del barrio también hablan de hostilidad y “verdugueo” permanente.
Los relatos de violencia policial son de todos los días, dice Manucho. “El Estado cree que es mejor mandar policías que invertir en los barrios, pero se equivocan porque no invierten en seguridad, invierten en inseguridad”.
El merendero Gauchito Gil recibe a más de 100 chicos y familias. Comparten espacio con el bachillerato popular Raíces que brinda contención, apoyo escolar y otras actividades culturales. “Hay muchas organizaciones pero no alcanza, porque el Estado está ausente para hacer estas inversiones, porque no nos dan herramientas para trabajar socialmente y encima la situación social empeora cada vez más”, se lamenta.
Este viernes viernes 7 de junio, a las 17.30 horas, las organizaciones que trabajan en el barrio se movilizan al Destacamento Policial de Las Tunas, calle Constituyentes entre Alsina y Mansilla, para exigir el cese del hostigamiento y abuso policial, y para reclamar por el esclarecimiento y condena de los responsables de la represión del último miércoles.