VIOLENTA REPRESIÓN EN BERISSO Policías ingresaron sin causa en un domicilio, dispararon balas de goma, gases lacrimógenos y golpearon a una familia
El domingo 15 de agosto, durante una represión para impedir un intento de toma de tierra en el barrio El Carmen de Berisso, unos 20 agentes de la Policía de la Provincia de Buenos Aires ingresaron a un domicilio ubicado a 100 metros del predio, arrojaron gases lacrimógenos y dispararon balas de goma contra la familia, entre quienes estaban una hija de diez años con autismo y otros seis niñes menores de 10 años. El padre y dos de sus hijos fueron detenidos e imputados por el delito de usurpación aunque no participaban de la toma. Además de la causa armada, los hechos provocaron lesiones, innumerables destrozos materiales, una fuerte regresión respecto de la discapacidad de la niña que dejó de controlar esfínteres y afectaciones psicológicas de les niñes. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM), en calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, acompaña a la familia y presentó denuncias ante la Fiscalía General y la Auditoría General de Asuntos Internos.
ANDAR en Berisso
(Agencia Andar) “Nunca pensé que algo así podía suceder, una cosa horrible, con criaturas llorando, tirando escopetazos en mi casa, jamás pensé que iba a pasar por algo así. Es la primera vez en 57 años que me ponen las esposas, sentí que me vulneraron a mí y a mi familia. Estamos mal, asustados, nos sentimos desprotegidos, pero yo soy el referente familiar y tengo que estar fuerte”, resume Jorge Aquino, luego de la violenta represión que sufrió en su domicilio. Una semana después, todavía tiene en su cuerpo las heridas provocadas por las balas de goma.
El pasado domingo 15 de agosto, la Policía de la Provincia de Buenos Aires reprimió un intento de toma de terrenos en el barrio El Carmen de Berisso; durante el violento operativo, mientras las familias que reclamaban tierras escapaban del avance policial, entre 15 y 20 efectivos se metieron por la fuerza en la casa de Aquino, ubicada a más de 100 metros del predio donde se inició el conflicto.
En la casa, además de Jorge, estaba su esposa, su hija de diez años con diagnóstico de autismo, dos hijos mayores, su nuera y seis nietos de entre 10 años y dos meses. Los policías irrumpieron en el domicilio lanzando gases lacrimógenos y disparando con balas de goma; ni siquiera, los llantos y gritos desesperados de los niños y niñas que estaban en la casa, detuvieron el violento ataque.
“No se veía nada, ellos tiraban por tirar y muchas impactaron sobre nuestros cuerpos”, detalla Jorge, que tiene impactos de escopeta en el pecho, brazos y manos. Los policías redujeron a Jorge y sus dos hijos, y los esposaron en el suelo, mientras les seguían pegando. Su señora cuando quiso intervenir, recibió un golpe con la tonfa.
Los tres hombres fueron trasladados a la comisaría 3ª del Carmen, en donde los dejaron tirados boca abajo en un pasillo de la dependencia. Jorge, que es paciente cardíaco, empezó a tener dificultades para respirar; el médico que llegó en la ambulancia, luego de revisarlo, ordenó que lo trasladen urgente al Hospital Municipal de Berisso, donde le hicieron un electrocardiograma, una placa y constataron las lesiones.
Tras la atención en el nosocomio, volvió a la dependencia y desde ahí fue trasladado junto a sus hijos a la comisaría 4ª, donde permanecieron detenidos toda la noche en un calabozo junto a otras 18 personas; en ningún momento, les notificaron qué les imputaban, tampoco le dieron agua ni comida.
Recién a la mañana siguiente, cuando declaró frente al fiscal en presencia de su abogado, Jorge se enteró que él y sus hijos estaban imputados por el delito de tentativa de usurpación, daños y lesiones. “Somos una familia de trabajo, nunca molestamos a nadie. Pero la policía puede escribir lo que ellos quieren y ensucian a la gente, nunca lo voy a entender. Me queda una causa por nada y sólo te queda esperar que no te lleven preso por una cosa que no cometiste”, dice Jorque Aquino.
El mismo domingo, luego de la represión y el violento operativo en su casa, integrantes de la familia se dirigieron a la comisaría 3ª a preguntar por Jorge y sus hijos: los policías primero le negaron información sobre ellos, y luego volvieron a reprimir a las familias que se habían juntado preguntando por los detenidos durante el desalojo. El yerno de Jorge terminó con una herida de bala de goma en el pie y aprehendido por resistencia a la autoridad.
«Me resulta necesario mencionar que los oficiales rompieron muchos bienes de mi propiedad: el portón y puerta de mi casa; un impacto de bala fue en el parabrisas de mi camioneta la cual se encuentra rajada; las dos ventanillas delanteras de mi auto corsa estallaron con el impacto de los disparos; faltan 4 mil pesos que había dentro de ese auto; también al momento de irse de mi casa empujaron a propósito mi moto y se le rompieron los dos espejitos; golpearon sin motivo un espejo de cuerpo entero que se rompió; además tenemos dos mesas y dos sillas rotas».
A una semana del hecho, la familia sigue lidiando con las secuelas físicas y emocionales del hecho, especialmente los niños y niñas que vieron cómo golpeaban a sus padres. “Mi hija chica, mis nietos están asustados, no quieren salir de la casa, no quieren quedarse solos, todavía lloran cuando recuerdan lo que pasamos”, cuenta Jorge. Durante estos días, su hija de diez años tuvo regresiones en su cuadro de autismo, no controla esfínteres como lo hacía antes, se encuentra muy nerviosa y manifestó varios episodios de crisis.
En su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se contactó con la familia Aquino y presentó la denuncia penal ante la Fiscalía General del departamento judicial de La Plata. La CPM pidió que se aplique la Resolución 1390 y la policía sea apartada de la investigación, además requirió que se ponga en conocimiento de los hechos a la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense.
“Quiero justicia por el mal momento que pasamos todos, pero sobre todo por el momento que pasaron mis nietos y mi hija chica. Sólo eso nos daría algo de tranquilidad, que tengan la sanción correspondiente por la justicia”, concluye Jorge Aquino.