ACTO A DOS AÑOS DEL ASESINATO DE GABRIEL GODOY Perseguirás la justicia
El 25 de abril de 2016, en Villa Itatí, Bernal, el policía de la DDI de drogas ilícitas Emiliano París disparó contra Gabriel Godoy y su amigo Brian; lo hizo, al menos, tres veces, primero a Gabriel por la espalda, luego de frente. El otro disparo hirió también por la espalda a Brian. Gabriel murió en la calle, Brian logró escapar y llegar hasta un hospital de Wilde. Dos años después, París sigue en funciones y ni siquiera fue llamado a prestar declaración indagatoria. La investigación judicial está plagada de irregularidades y arbitrariedades: una investigación dirigida en el primer momento por los compañeros de fuerza de París, pericias que no concuerdan con la versión policial y testigos desestimados. El miércoles, a dos años del asesinato, los familiares de Gabriel organizan una jornada de lucha en la puerta de los tribunales de Quilmes, Hipólito Yrigoyen Nº 475, a las 11 horas.
ANDAR en Quilmes
(Agencia) “Nuestro único hijo ya no está y eso es una tristeza de todos los días. A veces no nos queda más que seguir para que se haga justicia. Empujaremos este juicio, por más doloroso que sea es lo que tenemos que hacer”, dice Paola Núñez, mamá de Gabriel. Y confiesa: “A medida que va pasando el tiempo y la causa no avanza, se hace todo más difícil”.
Paola y su marido Alejandro no se quiebran, no se dejan vencer por la impotencia ni el desánimo. Desde el momento en que mataron a Gabriel, tuvieron que pasar por mucho: primero la perdida, luego el hostigamiento policial y mientras tanto la demora en la justicia no hace más que profundizar ese dolor. Por eso se permiten dudar de la justicia: “Viste cómo es, siempre parece estar del lado del policía”.
El 25 de abril de 2016, el agente de la Delegación Departamental de Investigaciones Trafico de Drogas Ilícitas y Crimen Organizado de Quilmes, Emiliano París, estaba estacionado con su vehículo particular, de civil, cuando desenfundó su arma reglamentaria y disparó contra Gabriel Godoy y su compañero Brian. Fueron al menos tres disparos, dos dieron sobre el cuerpo de Gabriel, el primero por la espalda en la zona lumbar, el otro de frente en el tórax. El tercer disparo hirió a Brian por la espalda; él pudo escapar y llegar hasta el hospital. Gabriel murió en el lugar, tenía 15 años; Brian 18.
Luego de los disparos, comenzó el operativo de encubrimiento. París llamó a sus compañeros de fuerza que tomaron el control de la escena. Cuando los padres de Gabriel llegaron al lugar y quisieron pasar a ver el cuerpo, el mismo París los detuvo en el cordón policial amenazándolos con su arma. Las irregularidades, aún bajo la orden de la Fiscalía N 3 de Quilmes, se multiplican: no se preservó el lugar del crimen, se delegó la investigación en la policía aunque estaba involucrada en el hecho, no se secuestró el arma ni los casquillos en la escena y tampoco se realizaron pericias sobre París.
El agente de la DDI declaró ante el fiscal Nievas Woodgate que estaba en su camioneta esperando a su novia cuando los dos chicos intentaron asaltarlo, que Gabriel se metió dentro de la cabina de la camioneta y que en ese momento le disparó. Desde el primer momento, la justicia creyó en la versión de París y avaló el accionar policial. Recién a las dos semanas, cuando la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se presentó como patrocinante de la familia de Gabriel, la fiscalía ordenó algunas medidas de prueba.
El informe de la autopsia sobre el cuerpo de Gabriel advierte “un patrón de ejecución” y varios testigos, aportados por los familiares, desmienten la versión policial; sin embargo, la fiscalía ni siquiera llamó a indagatoria a París. No sólo eso: el agente de la DDI de la departamental de Quilmes sigue en funciones a pesar de que también hay una denuncia radicada en Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la Provincia.
“Uno siente mucha tristeza e impotencia cuando lo ve en la calle. Es tan injusto que él siga en funciones. Y también nos da una gran intranquilidad porque sigue pasando por el barrio, frente a nuestra casa, provocando, amenazando”, relata Paola. Y recuerda un hecho que pasó a los pocos días del asesinato de Gabriel: “me lo crucé y él se me reía, me decía que lo mató por chorro y que me deje de joder porque iba a terminar mal. Esa es la impunidad que tienen”.
Las acciones de hostigamiento contra la familia empezaron el mismo día del asesinato. Pocas horas después del crimen, le armaron una causa al padre de Gabriel por resistencia a la autoridad donde consignó en un acta que se le cayó un arma del bolsillo. “Decían que tenía esa arma para matar al asesino de nuestro hijo”, recuerda Paola. Su marido estuvo una semana detenido y, finalmente, fue sobreseído en juicio por flagrancia al determinarse que el arma no le pertenecía sino que había sido introducida previamente en una manta doblada.
Después de esta causa, sufrieron otros tres episodios violentos: “Con cualquier pretexto, venían y nos allanaban la casa, nunca encontraron nada. Una vez me llevaron detenida, otra nos rompieron todo. Siempre entrando de madrugada”, cuenta Paola. Por todas estas situaciones de violencia y amedrentamiento, la CPM presentó un habeas corpus preventivo a favor de los padres y la justicia ordenó a la comisaría Quilmes segunda cesar con los actos de hostigamiento y vedar la participación de los efectivos de la dependencia en cualquier procedimiento que los involucre.
Para la CPM, existen pruebas y testimonios de sobra para imputar a Emiliano París pero, en estos dos años, sólo quedó en evidencia la falta de compromiso de la justicia con la investigación y la complicidad con la versión policial; ante esta pasividad, cuando se cumplió el primer aniversario de la muerte de Gabriel, la CPM pidió que Nievas Woodgate sea apartado de la instrucción. El pedido no prosperó, sin embargo la causa está en manos del fiscal Conde, quien en 2017 asumió como titular de la UFI N 3. No obstante, el cambio del agente instructor no significó un cambio en la línea de investigación. A dos años del crimen, todo sigue igual.
“Son fechas que no queremos recordar, que nos duelen, pero tenemos que hacerlo para que conozcan el caso, para que el fiscal vea que la mamá y el papá seguiremos adelante pidiendo justicia por nuestro hijo”, cuenta Paola. El miércoles, a dos años del crimen, la CPM acompaña a los familiares de Gabriel en la jornada de lucha frente a la puerta de los tribunales de Quilmes, Hipólito Yrigoyen 475, a partir de las 11 de la mañana.
Agrega Paola: “la Comisión siempre nos acompañó y para nosotros significa mucho; si estuviéramos solos, nos hubiese podido pasar cualquier cosa porque la policía cree que puede hacer lo que quiera”. Ellos lo saben porque la policía hizo lo que quiso con Gabriel. Y la justicia, por ahora, también.