ACTO E INGRESO A “EL CAMPITO” “No queremos un parque nacional, queremos un lugar de historia”
El pasado viernes, 22 de marzo, sobrevivientes, familiares, compañeros, compañeras, organizaciones de Derechos Humanos, sindicales, sociales y populares confluyeron en una columna que entró al Centro Clandestino “El Campito” que funcionó en Campo de Mayo durante la última dictadura cívico militar y eclesiástica en nuestro país.
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(Radio Tinkunako) La columna fue encabezada por Iris Pereyra de Avellaneda, víctima – sobreviviente del Terrorismo de Estado, quien permaneció secuestrada en “El Campito”. Además es mamá de Floreal “El negrito” Avellaneda, joven de 15 años que fue secuestrado juntó a Iris; permaneció también en el “El Campito” pero fue víctima de los vuelos y su cuerpo sin vida apareció tiempo después en las Costas Uruguayas.
Ella fue la primera en tomar la palabra: “Que cantidad de gente, estoy súper súper emocionada porque la verdad que no me creía que iba a venir tanta gente pero la verdad que cuando las cosas se hacen bien, en defensa de “El Campito”, todo el mundo nos apoya.
(…) Estamos acá tan tétrico, homenajeando a nuestros queridos compañeros luchadores que quedaron acá y que dieron su vida por un país mejor. Este gobierno facho recalcitrante que quiere naturalizar a los muertos y que los Derechos Humanos son un curro; nosotros nos oponemos a que se naturalice y como tal este acto es de resistencia. No vamos a bajar los brazos, cada acto que hacemos acá nos fortalece, no queremos un parque nacional como lo dijo el facho del presidente, queremos un lugar de historia. (…) En nombre del Negrito prometo seguir luchando por los desaparecidos y por la recuperación de sus restos, que después de tanto tiempo no sabemos nada”.
Durante la jornada otros sobrevivientes, familiares y compañeros pudieron tomar la palabra y describir sus sensaciones. Victoria Montenegro, nieta 66 restituida, dijo: “Mi papá entiendo que estuvo acá, creo que los dos, yo desaparecí siendo una beba de 13 días; no sé si estuve acá con ellos pero si me trajeron después, no como Victoria, si no como María Sol. No acá, es la primera vez que estoy acá en “El Campito” pero si estuve muy cerca, en el centro fijo, en el hospital, mi niñez transcurrió por acá. Y fue muy tremendo lo que pasaba en esos años y fue muy costoso para toda la sociedad argentina. Tanta violencia, tanto odio, tanto desprecio por la vida naturalizado. (…) Mientras nosotros desaparecíamos se suponía los argentinos estaban en guerra para ganar la paz y se suponía que a todos los que les pasaban cosas malas, en algo andaban. Y fue necesario mucho coraje y el ejemplo de esas mujeres que se enfrentaron a la máxima expresión de odio y de perversión y respondieron con organización, con lucha y con algo que nos hace tan diferentes a ellos, que es el amor. Respondieron con el amor que le tenían a estos compañeros que estaban desaparecidos y que les tenían a esos bebes que habíamos también sido desaparecidos”.
Compañeros, compañeras y familiares remarcaron que “La Memoria de Campo de Mayo no se vende, se defiende” y su intención de que se convierta en un Espacio de Memoria.