Ni un pibe menos
Tras la noticia del asesinato de un joven en las inmediaciones de lo que se denomina la «zona roja» de La Plata una reflexión sobre la situación de la niñez sin derechos.
ANDAR en La Plata
Por Coordinadora Niñez, Juventud y Territorio
Muchxs de nosotrxs encaramos el día de hoy con la amargura de leer la nota del diario El Día titulada «Encuentran muerto a un menor en la zona de 1 y 60″. Los hechos que allí se narran nos inundaron de tristeza. El (mal) trato que de ellos hizo el medio nos hizo enrojerecer de rabia. A pesar de que en la nota se aclara que «no se conocen las circunstancias en las que se produjo el trágico deceso», lxs editorxs del diario eligieron dar a entender que el joven intentaba robar y, casualmente, atracó a un policía. El Día no aclara por qué, en esa aparente defensa, el agente abatió al chico por la espalda y lo dejó caminar herido hasta su muerte, sin tomarse siquiera la molestia de llamar a una ambulancia, como se deduce de la demás información brindada. Lxs editorxs del diario tampoco consideraron necesario señalar que este caso se parece demasiado a asesinatos policiales tan abusivos y cobardes como los de Mauri, Beiby y Omar. Ni creen que haga falta recordar a sus lectores que la pena de muerte está prohibida para todas las edades en Argentina, y para todos los menores de 18 años por la Convención de los Derechos del Niño. Lamentablemente, algunas cosas que se escuchan, leen y ven en varios espacios nos hacen pensar que sí hace falta recordarlo.
Aún no conocemos quién fue el chico asesinado. No sabemos si algunx de nosotrxs lo conocía, si él robaba, si trabajaba, si tenía que bancar a sus padres o hermanxs, si iba a la escuela, si con alguna droga intentaba disfrazar la realidad, si jugaba al fútbol, rapeaba, dibujaba o tocaba la guitarra. No sabemos si alguna vez algunx trabajadorx del Estado intentó ayudarlo con los limitados medios que tenía en sus manos. O si algunx compañerx militante quiso acompañarlo a pelear la realidad aunque sea en un modesto paso. No sabemos cuántos llamados se hicieron a la Dirección de Niñez para exigir al menos el más mínimo cumplimiento de los compromisos pautados en la ley 13.298.
No sabemos si este fue, como se suele decir, el final de una crónica de una muerte anunciada. Lo que si sabemos es que, cuándo se corta la vida de uno de lxs tantxs chicxs que intentan crecer entre lo que les queda de los derechos que les robaron, más que de muertes anunciadas, habría que hablar de asesinatos planificados, parafraseando a Alfredo Grande. Habría que hablar de lentos y silenciosos crímenes sociales, en los que el destino de la bala final fue marcado por la repetición de ninguneos y etiquetas, de exclusiones y estigmatizaciones, de dolores de almas y de cuerpos, de heridas abiertas por un sistema que nos quiere consumidorxs y competidorxs, jamás compañerxs.
Lo que nosotrxs sí sabemos es que es posible, y por lo tanto una obligación irrenunciable, crear y recrear con nuestrxs pibxs cada día la lucha para que lo que se anuncie y planifique nunca más sea la muerte, sino la vida. Y no cualquier vida, sino una vida digna, plena, de la que podamos ser protagonistas.
Desde cada uno de nuestros barrios, con la fuerza, el compañerismo y la confianza que nos da nuestro trabajo cotidiano, las organizaciones que integramos la Coordinadora Niñez, Juventud y Territorio gritamos hoy como cada día:
¡NI UNX PIBX MENOS!
¡BASTA DE GATILLO FÁCIL!
(la foto corresponde a la Marcha por Pochita, 2015)