Movilizan en Catamarca contra la tortura
Una crónica que relata los pasos de un movimiento que va creciendo, las voces de las víctimas y la posibilidad de encontrarse.
ANDAR en Catamarca
Hay un dolor muy grande que perfora el alma. Los hijos que nos llevaron, las torturas que nos aplican, los silencios que nos imponen, las palabras que nos ahogan, porque no sabemos decir el sufrimiento injusto, porque no encontramos quien nos escuche, porque el dolor te abruma. Y sin embargo estas ahí, caminando, por tus hijos, por tu pareja, por los amigos, por la vida misma. Por que pegarse un tiro sería lo más fácil. Porque tirar todo y largarte te parece lo más sensato, pero sin embargo, algo te dice que esta locura de caminar, en silencio, intentando decir lo indecible, debe tener algún sentido. ¿Cómo expresar el dolor de la ausencia? ¿Cómo gritar los dolores que llevo en el cuerpo, en el alma? Y te los cruzas, ahí por la calle, de gorrita y sonrisa falsa, como si nada. Y escuchas discursos sobre seguridad, derechos humanos, y la marencoche y a vos ¿quien carajo te abraza en el dolor? ¿Alguien es capaz de consolar y apaciguar el dolor indecible que está tan allá lejos, al fondo… bien al fondo, y que sale sólo cuando estas solo?
Encontrarse de vez en cuando con otros adoloridos indomables es lo que anima, a seguir tirando, aunque cada día cueste más avanzar. Que lento todo, cuanta burocracia indolente que pisotea el dolor humano. Y lo escupe y lo manda a la mierda. Sin explicaciones. Y qué carajo les importa si cada uno cobra su sueldo a fin de mes y eso es lo más importante; sino cómo pagamos la cuota del auto, el Procrear y el celu de los nenes. Que metidos que estamos en este sistema de inhumana con-vivencia. Nadie reconoce al otro como digno de cariño. O al menos de respeto. Me es indiferente el dolor ajeno. Me horrorizo de la indolencia de los demás. Siempre el problema es de “la gente”, grupo del que parece quedo siempre afuera.
(Sebastián Vergara- Catamarca contra la Tortura) Nos concentramos a las 09:00 hs. en la plaza principal. No eramos muchos. Como siempre estaba Alejandro Pachao, solito, colgando sus banderas. Que luchador tozudo. Tan tozudo que reconozco, a veces chocamos bastante y nos cuesta entendernos. Pero es la figura emblemática de la lucha antirrepresiva en Catamarca. No hay persona alguna en Catamarca que no conozca su caso, su causa, y su lucha. Lleva una remera negra, con la cara de su hijo, Diego Iván Pachao, y la leyenda “Correpi Catamarca”.
De a poco empezaron a llegar los pocos amigos que pudimos invitar. Es verdad, teníamos miedo. No nos animamos a armar un evento en Facebook. Hace poco empezó a circular la foto de un infiltrado entre los militantes sociales. Hay remembranzas de tiempos pretéritos cada vez que pasan estas cosas. Pero si la picana sigue vigente en democracia parece que aquellos tiempos no son tan pretéritos. Entonces nos animamos, así medio a último momento, convocando por mensajitos y llamadas fuimos algo así como 20 (que en Catamarca es una multitud y más cuando la convocatoria es un viernes por la mañana).
Empezamos a hacer circular un escrito con datos para recopilar información de nuevos casos de víctimas de abuso policial; un instructivo para realizar la denuncia; el documento conmemorativo sobre el Día de la ONU de solidaridad con las víctimas de la tortura; una proclama de familiares y víctimas de la violencia estatal y los tres documentos que queríamos presentar tanto al Poder Ejecutivo, como al Legislativo y al Judicial.
Mientras esperábamos, empezaban a circular los móviles, a llenarse de policía el frente de la Casa de Gobierno, y nosotros, aprovechando para conocernos. Muchos nos reconocíamos a vista, otros habían escuchado hablar de las víctimas por el periódico o la radio, pero era la primera vez que se encontraban. El miedo empezaba a dar paso a la alegría. La alegría del encuentro. Qué difícil es encontrarse en estos tiempos en que parece que un emoticon reemplaza fácilmente un beso y hasta nos ahorra de salir de casa. Es un milagro poder saludar con un abrazo “real” a otro. Capaz que eso nos daba alegría.
Al mismo tiempo había algunos pibes del secundario que se reunían para conmemorar el día de la lucha contra las adicciones, que también se instituyó para el 26 de Junio. Las bandas juveniles que empezaron a tocar después de ese acto impedía oír un sencillo megáfono con el que Pachao realiza sus manifestaciones semanales. Desde allí Claudia Villegas, en representación de la organización La Obra, asociación de expresos políticos, familiares de desaparecidos y amigos de catamarca) leyó el documento principal en dónde entre otras cosas decía: “La práctica sistemática de la tortura por parte de las fuerzas de seguridad debe hacernos pensar no sólo en qué modelo se sostienen nuestras estructuras policiales y penitenciarias sino en el fondo, en el modelo de sociedad que estamos construyendo día a día, en dónde la mayoría de estos crímenes repudiables quedan impunes o con penas simbólicas irrisorias e insignificantes en comparación al tremendo daño que causan en las víctimas y en todo el tejido social en general“.
Luego le tocó el turno a Pamela Carolina Romero, torturada en la Comisaría Primera de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca, el viernes 29 de mayo de 2015, mediante golpes de puño y patadas sistemáticos, continuos e intermitentes por alrededor de 4 horas, aplicación de picana eléctrica en todo su cuerpo, incluidas sus partes íntimas –vagina y pechos-, quien con mucho coraje, a menos de 9 o 10 metros del cordón policial que nos separaba de Casa de Gobierno, leyó la proclama de familiares y amigos de víctimas de la violencia estatal. La misma que fue leída en La Plata en el acto de la Comisión Provincial por la Memoria, que este colectivo hizo suya.
Luego de ello, habló Alejandro Pachao, sin libreto, sin notas, sólo algunas palabras sueltas escritas de puño y letra, para denunciar con nombre y apellido a los asesinos de su hijo, a funcionarios encubridores y enrostrarles su falta de humanidad. Es difícil no conmoverse al escucharlo, es difícil no llorar, al observar el rostro de Claudia, la mamá de Diego, masticando el propio dolor mientras escucha el dolor del padre.
Luego de eso entregamos una nota a la gobernadora dónde le pedimos, entre otras cosas: “Disponga las medidas pertinentes para garantizar que efectivamente en Catamarca se han abolido para siempre toda especie de tormentos (art. 18 de la C.N.) arbitrando las medidas pertinentes para la erradicación de la práctica de la tortura por parte del personal policial y/o penitenciario”.
Seguidamente nos dirigimos a la Corte de Justicia de Catamarca, en dónde junto a Claudia Véliz, mamá de Diego Iván Pachao, presentamos una nota dónde solicitamos a esta alta Magistratura: “1)Tenga a bien informar a la ciudadanía en general, a la mayor brevedad posible y al menos antes del 01 de Agosto de este año, la cantidad de denuncias receptadas en toda la Provincia de Catamarca, desde el 01 de Enero de 2013 hasta el día de la fecha, contra personal policial de la Provincia de Catamarca por presuntos delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones; 2)Precise el estado en que se encuentran dichas actuaciones judiciales; 3)Precise cuantas de ellas han llegado a la etapa del juicio oral y cuántas han tenido sentencia firme.-“
De ahí nos despedimos, con la tarea pendiente de presentar una nota en la Cámara de Diputados de la Provincia a fin de que se sancione por ley la creación del Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, para poder integrar el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes creado por ley nacional 26.827.
Nos despedimos con una sola certeza: esto recién empieza; las víctimas son innumerables; sin su organización y compromiso es imposible avanzar ante tamaña burocracia indolente.