MATÍAS ALDERETE TENÍA 15 AÑOS Gatillo fácil: matar por una bicicleta
El jueves 27 de junio Matías Alderete fue asesinado por intentar robar una bicicleta; tenía 15 años. Un agente de la Policía Federal fuera de servicio le disparó con el arma reglamentaria cuando Matías, según los testigos, se estaba alejando del lugar y ya no había riesgo para nadie. La bala ingresó de izquierda a derecha y perforó el pulmón, el joven murió en el lugar.
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“Matías estaba lleno de vida. Iba al Envión, al colegio. Tenía sólo 15 años y salía a trabajar para ayudarme: cortaba el pasto, hacía cosas de albañilería”, dice Claudia, la mamá de Matías Alderete. “Sólo intentó robar una bicicleta, no se merecía pagar con la vida. Fue injusto y quiero saber la verdad de lo que pasó, porque mi hijo se merece justicia”.
En el último año, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) registró 120 casos de uso letal de la fuerza en la provincia de Buenos Aires. Veinte de esas víctimas, como Matías, eran jóvenes o niños menores de 18 años; de esos veinte casos, en 15 actuaron policías fuera de servicio y en 12 fueron intervenciones en ocasión de robo de bienes propios.
Matías había pactado por facebook la compra de una bicicleta con otro adolescente; la transacción se iba a realizar el jueves 27 de junio en una estación de servicio ubicada en Camino de Cintura y avenida Crovara, La Tablada. El vendedor fue con su padre, un sargento 1º de la Policía Federal; Matías y otro compañero esperaban.
El adolescente bajó del auto y se dirigió hacia el baúl para descargar la bicicleta; en ese momento, Matías saca un revólver y pide que le entregue la bicicleta, y su compañero le arrebata el celular. El adolescente llegó a sacar una llave de cruz y golpear a Matías, luego el sargento de la Federal Arnaldo Mamani desenfundó su arma reglamentaria y le disparó a la altura del pecho; la bala perforó el pulmón, el joven cayó prácticamente muerto en el lugar.
A medida que se conoció el hecho, se acercaron vecinos y vecinas de los monoblocks; los primeros en llegar dijeron que Matías todavía se movía pero que no lo auxiliaron, aun cuando el Hospital Ballestrini está a sólo tres cuadras del lugar.
“Yo venía desde La Plata, de visitar a mi hijo. Bajé con mi bolsita en la rotonda de La Tablada y vi que estaba llena de patrulleros, quería saber que había pasado, pero nunca me imaginé que podía ser mi hijo”, recuerda Claudia Alderete. En el lugar ya estaba Jimena, su hija mayor, que había recibido la noticia de que le habían disparado a Matías. “Sólo alcancé a ver a mi hijo en el piso, me arrodillé y le pedí a Dios, pero vi su carita y supe que estaba muerto”.
La ambulancia, dicen, llegó casi una hora después del disparo. El agente de la Federal que disparó contra Matías siguió en el lugar en todo momento; cuando fue advertido por amigos de la víctima comenzaron a tirar piedras, la policía intentó dispersarlos con bala de goma pero terminó retrocediendo y yéndose del lugar.
A Claudia la subieron en un patrullero de la Policía Bonaerense y la llevaron a declarar primero a un destacamento policial asentado en el barrio, después a la comisaría 9ª. “Ni siquiera me confirmaron que Matías había muerto. En la 9ª estaba con el mismo policía que había disparado contra mi hijo, de eso me enteré después porque nadie me había notificado de nada”, señala Claudia.
En su declaración, Mamani asegura que disparó porque Matías seguía apuntando con el arma. La familia del joven y otros testigos dicen, en cambio, que Matías se estaba alejando cuando el agente de la Federal disparó. Hay elementos en la investigación que avalan esta hipótesis, el más importante es que el arma que le encontraron a Matías no tenía balas y no se sabe aún si estaba apta para disparar. “Se asustó y corrió, según cuentan los amigos, y el policía le disparó cuando ya no había ningún riesgo para nadie”, resume Claudia.
Hay otros elementos que avalan esta hipótesis: la bala 9 mm ingresó de izquierda a derecha, es decir de costado, y el cuerpo de Matías quedó tendido a cierta distancia del auto del policía. Sin embargo, muchas de estas pruebas están en riesgo, la policía científica sólo realizó un barrido rápido porque la policía no pudo preservar el lugar del hecho.
La investigación judicial está a cargo del fiscal de la Unidad Temática Homicidios Dolosos departamental, Juan Pablo Tahtagian, quien desde el primer momento aceptó la versión policial.
La autopsia estuvo a cargo de la asesoría pericial de Lomas de Zamora, dependiente de la Procuración General. Pero la imposibilidad de preservar la escena del crimen pone en riesgo otros datos complementarios a esta pericia, por ejemplo las pruebas que podrían arrojar la posición del cuerpo o la distancia entre el cuerpo y el auto de donde le disparan a Matías.
Luego de conocer el hecho, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) se puso en contacto con la familia del joven asesinado y con el Consejo local de niñez, también se reunió con la fiscal general de La Matanza Patricia Ochoa y el fiscal Tahtagian, y recibió copia de la causa.
Para la CPM, la muerte de Matías repite un patrón común a muchas otras muertes: la intervención armada de policías fuera de servicio que prioriza la preservación de bienes materiales por sobre la vida. También se inscribe en una lógica de violencia que acecha a jóvenes y adolescentes de los monoblocks de La Tablada, que viven en estado de amenaza y desprotección tanto por los conflictos interbarriales como por la intervención arbitraria y discrecional de las policías.
“Conformamos hace un tiempo la mesa territorial del barrio Evita zona norte con una agenda de trabajo marcada por la necesidad de conformar un dispositivo para acompañar situaciones críticas y complejas, un dispositivo de prevención para evitar situaciones como la de Matías”, dice Guadalupe Romero, del programa Envión Podés. La mesa territorial está conformada por escuelas, el programa Envión, el hospital Ballestrini, organizaciones locales, entre otros actores.
Una de las líneas de trabajo tiene que ver con el relevamiento de casos de violencia institucional: “Hay muchas situaciones y prácticas que, de tan naturalizadas, no son relatadas y por lo tanto ni siquiera están trabajadas en las organizaciones”, advierte Romero.
Luego de la muerte de Matías, hubo distintos espacios de encuentro y una asamblea de la que participaron compañeros del joven para avanzar en la conformación de proyectos de contención, preventivos. “Por lo pronto desde el programa Envión seguimos acompañando a la familia y, al mismo tiempo, buscando testigos que puedan aportar nuevas pruebas a la causa; por otro lado, seguimos problematizando con el resto de los jóvenes la situación de exposición en que se encuentran”, señala la trabajadora territorial.
A 15 días de la muerte, con las pruebas que acredita el intento de robo, la causa parece cerrarse con la versión policial sin cuestionar en qué contexto disparó Mamani, sin evaluar si efectivamente estaba en peligro la vida del policía o su hijo. El policía de la Federal no fue llamado a indagatoria.
“Tenía 15 años, no era el tiempo para perder la vida así por querer robar una bici”, repite Claudia. Y agrega: “Como madre, ya no tengo a mi hijo, lo estoy esperando y no viene”.