LUEGO DE 44 AÑOS, UNA INSPECCIÓN JUDICIAL SIN FUNDAMENTOS CLAROS Marta Jáuregui: “Sentí como una burla la pericia de Gendarmería en la casa donde mataron a mi padre”
El crimen de Juan Martín Jáuregui, militante del MR17 (Movimiento Revolucionario 17 de Octubre) y activista social en la zona oeste de La Plata permanece aún enclaustrado entre los centenares de casos de víctimas de lesa humanidad cometidos antes del 24 de marzo de 1976 y que deben ser juzgados por la justicia federal. Fue emboscado y acribillado por fuerzas policiales y militares en octubre de 1975. A mediados de este año la hija de Juan Martín y querellante en la causa, Marta Jáuregui, recibió la notificación para la realización de una pericia en la casa donde acribillaron a su padre y ella aceptó: “Creí que la justicia avanzaría en la búsqueda de justicia pero allí, escuchando las especulaciones de los gendarmes, me di cuenta que nada tenía que ver con aquella búsqueda”. La CPM estuvo presente acompañando a Jáuregui y registrando la pericia.
ANDAR en La Plata
(Agencia) El miércoles 11 de diciembre se llevó a cabo, por orden de la fiscalía, una pericia judicial en la Casa Histórica Juan Martín Jáuregui –situada en 47 entre 159 y 160, en La Plata-, que durante los días 17, 18 y 19 de octubre de 1975 fue sitiada, acribillada a balazos y finalmente detonada por parte de un operativo masivo integrado por policías bonaerenses, militares del Regimiento 7 y la Triple A.
Desde las 10 de la mañana hasta pasado el mediodía, una comisión de Gendarmería realizó la inspección acompañada de una arquitecta judicial (hubo otra por parte de la querella) y se tomaron registros fotográficos, medidas de las habitaciones y patio de la vivienda pero en ningún momento los periciantes informaron a la hija de Jáuregui acerca del motivo de sus indagaciones y observaciones ni tampoco sobre el desencadenante para la realización de la pericia. Entre la parte querellante, estuvo presente en todo el procedimiento Marta Jáuregui y dos nietos suyos, además de integrantes de la Comisión Provincial por la Memoria.
“Quizás, habiendo pasado unos días, no creo que haya sido una buena idea de mi parte autorizar a la fiscalía para realizar esta diligencia en la casa. Yo creí que arrojaría algún resultado relevante para juzgar a los responsables de la masacre de mi padre, pero en realidad no supe hasta ahora para qué ordenaron la pericia ni tampoco entiendo los comentarios y murmullos de los gendarmes respecto a lo que miraron en el inmueble”, afirmó a ANDAR Marta Jáuregui.
Marta relató que cuando se acercaron al sector del baño, uno de los periciantes solicitó una escoba o algún elemento para limpiar el piso. Incluso llegaron a pedirlo a una de las familias vecinas de la Casa Histórica, y “aprovecharon para realizarles preguntas sobre lo que recuerdan de aquél operativo en el que asesinaron a mi padre. Esa fue la parte que más me preocupó de la inspección. Fue todo muy informal, desprolijo”.
“Cuando corrieron el polvo y los objetos en el piso del baño se detuvieron en algo que creyeron que sería una manija de fierro, o algo así. Finalmente vieron que sólo se trataba de una tapa de botella de plástico. Buscaban el acceso al presunto ‘túnel’ que, tanto los policías que participaron del operativo en 1975 como los medios de la época, inventaron como la salida de escape de ’11 extremistas’. Por supuesto que el túnel no fue hallado porque no existió, ni tampoco existieron las otras 11 personas: mi padre resistió solo y fue rematado a sangre fría después de que volaron la vivienda”, recuerda Marta.
De las pocas pruebas y documentos que constan en la causa por el crimen de Jáuregui, hay dos sumarios oficiales de la época que describen las circunstancias del sitio y detonación de la vivienda de calle 47: uno, de la Policía bonaerense, niega la masividad del operativo y el derribo del inmueble y afirma que dos efectivos se acercaron a la puerta de entrada y al llamar resultaron electrocutados por el sistema que había preparado el dueño de la casa en todas las aberturas. La policía introdujo allí la hipótesis del auto atentado provocado por la víctima con explosivos que se habrían activado al momento en que los efectivos se electrocutaron.
El otro informe, realizado por el Regimiento 7 de Infantería, describe con bastante precisión lo que realmente ocurrió: las largas jornadas de tiroteo mientras Jáuregui respondía desde el interior; las tanquetas utilizadas para el sitio; las detonaciones de explosivos arrojados con morteros que terminaron derribando la mayor parte del inmueble; y el asesinato del único ocupante que fue hallado con heridas de bala pero con vida.
Mientras Marta relata a ANDAR la mención de los gendarmes respecto al “túnel” se detiene bruscamente, se quiebra unos instantes, pero retoma la palabra en seguida con la fuerza que ha desarrollado en 44 años de lucha por la verdad y la justicia sobre el crimen de su padre. “Que hablaran del túnel fue como una burla… es absurda esa idea y ellos la tomaron sólo de los relatos periodísticos de la época y de fragmentos de la causa basados en la versión de los asesinos de mi padre. Por eso pienso que no es nada bueno lo que pueda surgir de esta pericia, en la que además no se hizo presente ni el fiscal que instruye la causa ni sus secretarios o auxiliares”, agregó. El expediente judicial tramita ante el Juzgado Federal 1 de La Plata, a cargo del juez Adolfo Ziliu y los abogados de la querella son Eduardo Suárez, Roberto Perdía y Laura Tafetani.
De acuerdo al relato de Marta Jáuregui y los trabajadores de la CPM que presenciaron la inspección, los gendarmes llevaban un pequeño informe, posiblemente un fragmento de la causa penal, que contenía planos de la vivienda en base a los cuales cotejaban el estado actual del inmueble en busca de referencias, diferencias y modificaciones. “Antes que miraran el sector del baño, hicieron hincapié en un cuartito donde se guardaban materiales: un mimeógrafo, panfletos, libros. Allí, supuestamente, habría permanecido la mayor parte del tiempo mi padre durante el tiroteo. Los gendarmes cotejaron el lugar con fotos de la época y comentaron que había modificaciones. Eso, según murmuraban, les complicaría luego la formulación de sus observaciones”, describió Marta.
En todo momento los periciantes intentaron remarcar las modificaciones y la no coincidencia de la casa en su estado actual respecto a los planos y fotografías de la época, algo que la hija de la víctima interpreta como un intento de confirmar, o al menos de guiarse, por la versión oficial de quienes ejecutaron el operativo que terminó con la vida de Jáuregui.
La desprolijidad con la que actuaron los efectivos de Gendarmería se vio reforzada cuando intentaron negarle a la hija de la víctima una copia del acta de la pericia: “Primero no querían entregarme nada, bajo el argumento de que los registros irían a la fiscalía. Ni siquiera querían dejarme fotografiar el acta labrada en ese momento, como para que al menos yo supiera quiénes habían participado de la diligencia. Más allá del tiempo transcurrido, esto es parte de mi historia, de mi vida y yo necesito saber quiénes vinieron a peritar mi casa. No quiero que esto caiga en saco roto. Finalmente uno de ellos terminó llamando a la fiscalía y le informaron que era mi derecho quedarme con una copia del procedimiento”, manifestó Marta Jáuregui.
“Fue todo muy tirado de los pelos y carente de seriedad. Quien estaba a cargo, le preguntó a uno de mis abogados si su documento de identidad era cédula, libreta… detalles insignificantes que yo interpreto como una burla frente a la historia de lo que hicieron en esa casa que debían examinar. Ese abogado que me patrocina en la causa, y que interviene en casos de gatillo fácil, recordó un episodio similar en otra pericia a la que tuvo que asistir: ‘hace un mes llegaron los periciantes al lugar y le pidieron a un familiar de la víctima que con un algodoncito tomara los rastros de sangre que habían quedado en un vidrio’ ¡A un familiar!”, se indignó Marta.
“De todas maneras, agradezco a la CPM que me haya acompañado y filmado todo porque es un registro para mi, para la familia, muy importante. De procedimientos como este no puedo esperar justicia, pero seguiré luchando como lo hice durante 44 años por la memoria, la verdad y la historia de vida tan linda que guardo de mi padre”, concluyó.
El hallazgo del diario de Jáuregui
Cuando el mega operativo de fuerzas policiales, parapoliciales y militares culminó con la vida de Juan Martín Jáuregui, fue secuestrado un diario íntimo que la víctima venía redactando desde agosto de 1975. Copia de ese diario, se encuentra en uno de los legajos del fondo de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, que administra, preserva y gestiona la Comisión Provincial por la Memoria, y fue entregado a la familia.
El documento consta de 33 páginas y fue escrito de puño y letra por Juan Martín. La última entrada está fechada el 18 de octubre de 1975, a las 17:30, es decir, horas antes del feroz y desmedido operativo que terminó con su vida. A continuación, el registro completo de ese día:
18/10/1975. Hora 17.30. Querida compañera creo que no debo abandonar este lugar y presiento que no te volveré a ver, pero te pido algo: no quiero que sufras por mi muerte, porque si muero en combate es porque estoy lo suficientemente convencido, así lo he decidido y es la muerte más honrosa a la que puede aspirar todo militante revolucionario que está convencido de por qué luchó y de por qué vivió… El sistema es quien más claramente se encarga de demostrar la seguridad de la victoria revolucionaria trabajadora y socialista, con el adelantamiento de las FFAA y subordinación en sus manos de todos los resorte que permitan centralizar y generalizar la misma, pese a todo no podrán evitar ni detener nuestros avances en que la lucha del pueblo vencerá.
QUERIDA COMPAÑERA: pese a que casi nunca te lo he dicho, junto a ti he vivido feliz y si no he podido brindarte más tiempo para esa felicidad ha sido porque estos últimos veinte años estuve comprometido con la lucha. Tiempos de sobresaltos y de tensiones no han sido el mejor marco para disfrutar nuestros hijos. Mi admiración y mi orgullo por tu comportamiento.
A TODOS LOS COMPAÑEROS TRABAJADORES: mi solidaridad en la lucha que ellos llevarán a la Victoria.
A MIS COMPAÑEROS DE ORGANIZACIÓN: un abrazo militante y revolucionario.
A ti compañera mi más cálido abrazo y como combatiente mi grito de Victoria para que tu lo recojas y lo hagas llegar a cada hogar en donde exista un trabajador, en cada hogar donde exista un analfabeto, en cada hogar donde exista un enfermo, sin plata ni posibilidad de curarse, y se lo trasmitas a cada niño huérfano abandonado, hambriento, desnutrido, para que ellos comprendan el valor de transformar tanta injusticia, corrupción y desigualdad.
En realidad una Patria Nueva, sin explotados, ni privilegiados, ni castas. Una sola clase y una única raza, la clase de los trabajadores y la raza de la humanidad socialmente liberada y redimida de toda explotación.
¡PATRIA O MUERTE VENCEREMOS!
JUAN MARTIN JAUREGUI