DECLARACIÓN DE LA CPM «Los discursos de odio y deshumanización alimentan la violencia y ponen en peligro la democracia»

(CPM) La Comisión Provincial por la Memoria expresa su repudio ante los diversos dichos del Presidente de la Nación Argentina, donde ejerce de manera brutal su violencia verbal contra ideas y principios básicos del humanismo, cuyo horizonte siempre ha sido el mayor bienestar de los pueblos, el incremento progresivo de los derechos colectivos de las grandes mayorías y de las minorías más vulneradas. Ese humanismo es el que funda el sentido más justo e inclusivo de la democracia y debe orientar la acción política cuyo horizonte es mejorar la vida de las personas en su integralidad.
No son ideas nuevas, el feminismo, el ambientalismo, los derechos humanos, el respeto a las culturas y a las inmigraciones y el rechazo de la segregación, la discriminación, el colonialismo y la explotación, han sido las impulsoras de los avances más significativos de las sociedades humanas, y también aquellas que nuclearon las resistencias a sus retrocesos.
Es altamente reprochable que un Presidente de la Nación exprese ese odio y oscurantismo, amenazando a sus señalados como enemigos con el exterminio. No es libre expresión, es la violación a las ideas que fundan las normas que nos organizan como sociedad democrática, y eso es intolerable para quien representa al pueblo en su envestidura, además de incumplir con la Constitución Nacional y los Pactos Internacionales vigentes sobre los cuales juró ejercer su cargo. Esos discursos implican la comisión de delitos que deben ser investigados por el poder judicial.
La tolerancia y la convivencia en paz son indispensables para la construcción de una sociedad democrática. Con intolerancia, con violencia, sin respeto y con el odio instalado como acción política, todos estamos en peligro.
Hoy son los zurdos, los homosexuales o los inmigrantes. Que todos los homosexuales son pedófilos o los inmigrantes delincuentes, son frases que deben alertarnos acerca de las consecuencias que tienen en la sociedad. Sus palabras alimentan violencias en la trama social, las justifican y hasta reivindican. También cuando desconoce agravantes de delitos graves como el femicidio. Minimizar esto, gatilla conductas que se sienten avaladas para actuar. Los genocidios de la historia humana comenzaron así: con discursos de odio, deshumanización, atribuyendo toda la maldad a ciertos grupos de la sociedad.
Estos discursos corren los márgenes de lo que se considera aceptable para el discurso público, alimentando la intolerancia y la violencia.
Además se traducen luego en acciones políticas que se presentan como ideales: un ejemplo de ello es lo que sucede en la ciudad de Mar del Plata. Allí el intendente Montenegro, celebra y difunde la violencia contra los “trapitos” y personas en situación de calle, a los que se persigue con brutalidad para “limpiar la ciudad”. En sus redes reivindica delitos que cometen sus empleados cuando golpean a una persona en situación de calle y amenazan y hostigan a personas con sus derechos vulnerados. Lejos de denunciar estos delitos, obligación que tiene como funcionario público, los reivindica y promueve.
Hay que detener esta escalada de violencia estatal, que nos pone como sociedad al borde de un abismo de violencia y horror.