“Llamé al 911 para que me ayudaran y me lo devolvieron en un cajón”
Llegó a juicio oral el caso de Jorge “Tito” Ortega, un joven que intentó quitarse la vida pero una bala policial se interpuso y le ganó de mano. La falta de capacitación policial y de protocolos de actuación para situaciones extremas son algunos de los rasgos que han aparecido en el debate judicial que tiene como único imputado, por homicidio agravado, al policía Juan Horacio Coria.
ANDAR en Olavarría
(Agencia/ Paula Bonomi) Jorge “Tito” Ortega la estaba pasando mal. Él y su familia sufrían apremios económicos, necesitaban mudarse e intentaban tramitar en la Municipalidad algún plan de vivienda que no salía. Esto lo tenía ensimismado, algo deprimido.
El 11 de noviembre de 2013, pensando en vender el auto, Tito y Yesica Medina, su esposa, fueron a conocer una casita a la vera del arroyo Tapalqué, en Olavarría. La desilusión fue mucha. Tito sintió que no podía llevar a su mujer y sus 4 hijos a vivir al ranchito deteriorado que tenía delante. Ninguna de las palabras de ánimo de Yesica lo convencieron. Caminó solo un rato y le ordenó a la mujer que se fuera. Sacó un arma, le dijo que quería morirse. Yesica se asustó, llamó al 911 y corrió a la casa de su suegro.
Jorge Ortega, el padre, escuchó lo que Yesica contaba y juntos se dirigieron hacia el río a buscar a Tito. Cuando llegaron encontraron que estaba el patrullero. Un policía les indicó que Tito estaba junto a otro oficial barranca abajo. Lo vieron, estaba sentado casi en el piso, conversaba con otro policía, Cristian Barbesin, con el arma entre sus piernas. Jorge intentó llamarlo, “soy papá” le dijo, pero Tito no respondió nada. Se unieron a la escena dos mujeres policías, se pararon cerca de los familiares. Barbesín pidió que retiren al padre y a la mujer porque el chico se ponía más nervioso. Él estaba intentando disuadirlo. En ese instante, frente a la vista de todos, Tito levantó el arma y la colocó en su sien.
La versión policial
El juicio por la muerte de Jorge “Tito” Ortega comenzó este 23 de junio en la localidad de Azul. Los testimonios de los policías afirman que Ortega se llevó el arma a la sien y gatilló un par de veces, pero que las balas no salieron. Según el relato del oficial Barbesí, Jorge Ortega hijo se levantó y le apuntó. En ese instante se escuchó la voz de alto policial. Era el agente Juan Horacio Coria que, como los demás integrante de la Comisaría 1ª de Olavarría, observaba toda la escena desde lo alto del barranco. Barbesín intentó abalanzarse sobre Ortega y quitarle el arma pero giró sobre su cintura y apuntó a Coria. Éste disparó provocándole a Ortega un impacto de bala en el abdomen, lo que posteriormente fue la causa de la muerte.
La familia
Tanto Yesica como el padre de Tito estuvieron presentes todo el tiempo, pero su versión es diferente. Ellos no vieron a Jorge pararse y apuntar a Barbesín. Sí lo vieron llevarse el revólver a la sien. Yesica declaró que en ese momento cerró los ojos, no quiso ver cómo su pareja se quitaba la vida. Fueron segundos de ceguera y resonó el tiro. Cuando abrió los ojos, Tito estaba tirado en el piso sangrando. Para ella la versión policial no es viable porque los tiempos fueron muy breves para tantos movimientos; “llamé al 911 para que me ayudaran y me lo devolvieron en un cajón”, dijo en su declaración.
Para el padre no hubo tiempo para que Tito hiciera tantos pases de compás e intente apuntar su arma contra Coria. Escuchó desde la barranca la voz de alto, logró ver a Coria y ver cómo disparaba su arma. Luego vio a su hijo casi sentado en el mismo lugar, sangrando por la panza.
A partir de ahí, a los policías la situación los desbordó. Intentaron detener a Yesica, incautarle el teléfono celular para que no llame a la ambulancia ni a un abogado. Las mujeres la detuvieron a la fuerza, golpeándola y forcejeando con ella, la subieron al patrullero. A Jorge Ortega lo obligaron a cargar a su hijo herido a otro móvil policial y recién en ese momento llamaron a una ambulancia. En el camino al hospital Jorge Ortega hijo murió.
La fiscalía de turno mantuvo detenido unos días a Coria, fue liberado y siguió la investigación.
El juicio
El 23 de junio en el Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 1 de Azul comenzó el juico oral por el asesinato de Jorge “Tito” Ortega. El único imputado es el policía Juan Horacio Coria. Un año y medio después, la fiscalía descentralizada de Olavarría, a cargo de Martín Pizzolo, y la familia como particular damnificada acusan a Coria por homicidio doblemente agravado, por ser el sujeto activo miembro de la fuerza pública y haber disparado contra Ortega. En general, muchas de estas causas son tipificadas como legítima defensa y la mayoría no llega a la instancia de juicio oral.
A través del programa de Seguridad Democrática, la CPM intervino en este caso para monitorear y evaluar el accionar de las fuerzas policiales. Se pudo conocer que los policías no tienen capacitación para ese tipo de situaciones extremas, donde aparece un arma empuñada por una persona que intenta quitarse la vida. A su vez, de sus declaraciones se desprende que no aplicaban ningún protocolo de actuación porque lo desconocían; se destacó fue su falta de profesionalismo.
El ingreso a la fuerza policial de Coria, Barbesín y las dos mujeres data, aproximadamente, de hace unos 7 años. En el marco de la instalación de Ley de emergencia en Seguridad, los 4 policías coincidieron que tuvieron una preparación que duró sólo 6 meses. Tienen entre 25 y 35 años. Sin preparación, sin saber cómo manejarlo, Barbesín estuvo hablando con Jorge “Tito” Ortega, que estaba armado a 4 metros de distancia. Pudo haber perdido su vida también.
Frente al posible suicidio, no se convocó a personal especializado, mediadores, para preservar la vida de Ortega. Y Coria resolvió en el momento de la peor manera.
El martes próximo se dará lectura a los alegatos de todas las partes.