MEGAJUICIO POZOS DE BANFIELD Y QUILMES Y BRIGADA DE LANÚS Las guardianas de la historia de Miguel
Durante la audiencia del pasado 6 de abril prestaron declaración testimonial los familiares de Miguel Ángel Soria, delegado de Astilleros Río Santiago de 25 años, militante de la Juventud Peronista.
ANDAR en la Justicia
(Por Diario del Juicio) El día 6 de junio de 1976 concurren fuerzas represivas al domicilio de los padres de Miguel Ángel. Se encontraba allí junto a su hija Stella Maris de 5 años. Miguel Ángel Soria logra escapar y esconderse en la casa de una vecina. A la noche es secuestrado en su domicilio ubicado en la calle 18 entre 65 y 66 en La Plata.
Estuvo detenido-desaparecido en la Comisaría de Lanús, y luego, trasladado a la Comisaría de San Martín. Su cuerpo había sido enterrado como NN en el Cementerio de San Martín, junto a otros militantes en una fosa común. La excusa de su muerte había sido la de un supuesto enfrentamiento. Gracias al gran trabajo del EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense) se comprobó que tenía fracturas múltiples en su cráneo y otras partes del cuerpo. Sus restos fueron identificados en 2011 y restituidos a la familia.
La primera jornada del mes de abril inició con la declaración de María Esther Buet, trabajadora del Frigorífico Swift y esposa de Miguel Ángel Soria. El 6 de junio antes de llegar al domicilio de sus suegros es advertida por los vecinos con respecto a la presencia militar. Escapa hacia Berisso donde se encuentra una vez más con el aparato represivo genocida, pero logra esconderse en la casa de un familiares. Allí irrumpen las fuerzas represivas, pero los elude refugiándose en un placard lleno de ropa. Luego se esconde en la casa de su hermano, que no era más que una precaria casilla, de la cual casi no sale. Menciona a Jorge Gómez quien le dice que renuncie al frigorífico porque le iba a pasar algo si volvía. Lo calificó de “buchón”.
El miedo se había apoderado de ella, junto a la tristeza de no poder estar con su hija Stella Maris que había quedado al cuidado de sus abuelos paternos, con quienes se crió. En su relato nombró a varias personas involucradas en el secuestro de su marido, dada su militancia. Exigió Justicia y encontrar a Clara Anahí.
“Por mi papá, por los 30000 pido justicia”
Luego del cuarto intermedio, testimonió Stella Maris Soria, hija de Miguel. Detrás de ella, seguramente, el pañuelo blanco de su abuela fallecida con el nombre de su papá y la remera de Hijos Berisso custodiaban su relato.
Con mucha emoción, recordó el día en que con tan solo 5 años tuvo que vivir la peor pesadilla. Hombres armados irrumpieron en el domicilio de sus abuelos para buscar a su papá, quien había logrado fugarse. Hace mención a uno de los personajes que la alza en brazos; el mismo se encontraba vestido con un traje, y luego de la investigación saben que aquella figura era el Comisario Viola de la Brigada de Investigaciones de La Plata. Sus abuelos se suman al peregrinar de todas las familias de los secuestrados, recurriendo a distintos lugares para saber el paradero de Miguel.
Comisarías, Habeas Corpus, dependencias militares, todos con resultado negativo. Vivió junto a sus abuelos la persecución incesante: todas las noches los aterrorizaron hasta mayo del 77. “Era cuestión de poner el despertador a las 2 de la mañana, porque sabíamos que iban a llegar”, remata. Denuncia a un cura del Dique que llegó a ser Capellán de la Marina.
Dedicó su testimonio a la memoria de sus abuelos. Reconstruir la vida de su padre no le fue fácil, así como tampoco pudo completar su duelo. Concluyó exigiendo Justicia por los 30.000 desaparecidos.
“Nos desarmaron a todos”
Para concluir se pudo escuchar el testimonio de Norma Beatriz Soria, hermana de Miguel Ángel Soria. Quien relata lo que sucedió en su casa el día 6 de junio, aunque ella no se encontraba presente porque estaba en la Facultad. Con una voz muy suave y el dolor a cuesta, relata la búsqueda realizada por su familia por las distintas comisarías de La Plata. En algunas pudieron reconocer a integrantes de la patota que los sorprendió en su residencia aquel fatídico día, como en la Comisaría 2da del mismo partido.
A su vez, asegura que recurrieron a Monseñor Plaza, dando este contacto el mismo resultado negativo que obtuvieron todas las otras familias que así lo hicieron; con promesas que nunca llegaron a puerto. El robo de joyas, dinero, libros y cuanto pudieron lo hicieron también.
Norma relata que su hermano estuvo secuestrado en el Centro Clandestino ”El Infierno” antes de ser trasladado a la Comisaría de San Martín. Su madre en la desesperación por encontrar los restos de su hijo le iba a llevar flores a los NN que se encontraban en las fosas comunes. La abogada interviene para preguntar cómo continuó su vida durante todos estos años, a lo que ella expresó: “No fue feliz mi vida, quedaron traumas. Nos desarmaron a todos”
Concluye así otra jornada de pantallas pesadas y emociones eléctricas. Para el próximo martes se prevén las declaraciones de Patricia Pozzo, Juan Carlos Stremi, Mario Colonna.
Cobertura realizada por Silvia Graciela Fontana
Cómo citar este texto: Diario del juicio. 6 de abril de 2021. “LAS GUARDIANAS DE LA HISTORIA DE MIGUEL”. Recuperado de https://diariodeljuicioar.wordpress.com/2021/04/09/las-guardianas-de-la-historia-de-miguel/