Las demandas barriales frente al desigual tratamiento de los residuos
En Olavarría siguen creciendo los basurales como consecuencia de fallas en la recolección de desechos. Las protestas y los pedidos de los vecinos afectados. La apuesta a la concientización como eje para un cambio.
ANDAR en Olavarría
(AC-FACSO) Tanto a nivel nacional, como mundial, la gestión ambiental se presenta como uno de los pilares fundamentales de cualquier estructura urbana que aspire a la sustentabilidad. El medioambiente, con una gran contaminación debido a residuos y/o desechos generados de forma excesiva, deberá ser resguardado mediante el compromiso ciudadano. Para eso se necesita una política estatal adecuada, una plena concientización y una educación puesta al servicio de la preservación ambiental. En este sentido, una gestión integral de calidad permitiría superar dichas dificultades.
En Olavarría, la situación en algunos barrios es compleja. Si bien el servicio de recolección de residuos recorre las calles diariamente en las zonas céntricas, en las más alejadas la realidad es diferente. “Acá sinceramente no pasa el basurero. Nosotros tenemos que quemar la mugre y los desechos. En esta cuadra la basura no se levanta”, afirma Patricia, vecina del barrio Tiro Federal, que se encuentra en las inmediaciones del Complejo Universitario UNICEN, cuyas instituciones reciben diariamente a cientos de estudiantes de nivel secundario y superior. “Uno transita con los chicos para ir a la escuela, para ir a la facultad y es una podredumbre bárbara, no se puede ni pasar. Desgraciadamente nadie hace nada”, se lamenta Patricia, mientras observa otras dificultades que hay a su alrededor. “Esta calle (Avenida La Rioja) por el tránsito que tiene, tendría que estar asfaltada y con un poco más de atención”, grafica.
Esta problemática genera malestar ya que la acumulación de desechos tiene diversas consecuencias. “Además de la basura en sí, el prender fuego para quemarla provoca un olor impresionante”, asegura Paz, otra vecina de la misma zona, quien describe los efectos de la precariedad del sistema de recolección. “No se puede pasar por ahí. No sabés si rompes la rueda de un auto o la bicicleta. Incluso no sabés si hay alguien escondido porque no se ve nada”, finaliza.
Estas son realidades que se reiteran en otros lugares de Olavarría. “Necesitamos limpieza en el barrio. Se mueren animales y van a parar a los baldíos. Los chicos salen a jugar y parece que no importara la necesidad de tener un ambiente limpio” relata Liliana, quien vive en el barrio Facundo Quiroga II y comparte la experiencia de sus vecinos. “Los recolectores de basura pasan dos o tres veces por semana. Pero al acumularse tanto muchas veces se ponen a incendiar y todo esto a veces resulta más contaminante”, concluye.
En Circunvalación Sur parecen repetirse ciertas situaciones y agravarse en otros casos. “Acá vienen camiones y suelen tirar basura. Más de una vez se ha hecho la denuncia porque hay muchas niños”, indica Carina, una de las vecinas. “Es gente que no es del barrio y que viene solamente a tirar basura”, especifica. La acumulación de residuos, el incendio de la misma y el posterior depósito en lugares inapropiados, sumado a la falta de asfalto e iluminación conforman una sumatoria de malestares e incomodidades que se ven reflejados en las denuncias y quejas de los vecinos.
El marco legal de las políticas locales
En el contexto de las problemáticas ambientales de Olavarría, María Fernanda Araneo junto a Ernesto Cladera y Franco Cominotto, concejales del bloque FAUNEN del Honorable Concejo Deliberante, elaboraron un proyecto de ordenanza que tiene como meta la creación del “Programa Olavarriense de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos”. En consecuencia, su finalidad se centra en debatir el tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (R.S.U) en nuestra ciudad. La separación en origen de los mismos y la adecuada distribución de basura diferenciada en días y color de bolsa representan los objetivos concretos. Utilizando una correcta definición, los R.S.U son todos los elementos, sustancias u objetos generados y desechados producto de actividades realizadas en los núcleos urbanos y/o rurales. Su origen puede ser identificado como doméstico, comercial, institucional, asistencial e industrial no especial, ni peligroso. Además, completan la definición los “residuos especiales de origen domiciliario” como las baterías o pilas, artefactos electrónicos y eléctricos, neumáticos y residuos de medicinas.
La ordenanza también contempla a la educación como otro de sus pilares. Prevé la implementación del “Programa Olavarriense de Educación Ambiental”, que se dedicará a la capacitación y concientización social teniendo como ejes la minimización, la reutilización y el reciclaje de la basura. El mismo será implementado por personal instruido en la temática y dirigido a la comunidad olavarriense en su conjunto. “La educación es básica sino esto no es factible”, afirma Araneo en referencia al proyecto. A su vez, agrega que es un programa diseñado “para que llegue a todos los niveles”, reconociendo que “tiene que ir acompañado de más campañas de concientización”.
Por otra parte, la comparación del estado actual de la ciudad con otros ejemplos cercanos de la región resulta un buen parámetro para visualizar el impacto de estas políticas. “En Trenque Lauquen, por ejemplo, ha cambiado la visión” sostiene Ernesto Cladera, miembro del Concejo Deliberante y uno de los impulsores de la ordenanza. En consecuencia, las claves de la legislación pasan por “alcanzar la responsabilidad plena de todos los ciudadanos desde la responsabilidad”, resume Araneo. Ante la consulta a fuentes del Municipio, al momento de la culminación de la nota, no se obtuvieron respuestas acerca de la temática planteada.
Frente al trabajo medioambiental, Olavarría intentará avanzar hacia un cambio. La educación y el compromiso ciudadano se erigen como las bases a seguir para tratar de reducir el impacto ambiental que genera un incorrecto tratamiento de los residuos.