EL PÚBLICO ACOMPAÑA EL CICLO DE CINE Y SALUD MENTAL La vuelta al mundo de los libres
Tres amigos que se conocen en el Hospital Alejandro Korn y cuentan sus historias a través de la cámara de uno de ellos, una ex bailarina de cabaret que ahora hace perfomance de danza y poesía en Plaza Congreso, un cantautor brasileño que emigra a Argentina para hacer conocer su voz y termina encerrado en el Borda por más de diez años. Tres crónicas de externación con la mirada puesta en los deseos de realización personal después del neuropsiquiátrico. El público acompaña el ciclo de cine y salud mental de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), un espacio de encuentro artístico y reflexión para seguir reclamando la plena implementación de la ley 26.657.
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(Andar Agencia) “Uno de los objetivos de la película era transmitir aquello que los usuarios de salud mental y protagonistas de la historia querían transmitir, que era exponer, más allá del registro artístico, una idea, una mirada crítica de la internación y de las posibilidades y logros de la externación”, dice Laura Lago, coordinadora de El cisne del arte y guionista del documental Los fuegos internos. “La película todavía está en posproducción pero decimos hacer igual este pre-estreno y fue, para nosotros, muy importante porque sentimos que la película está empezando a encontrarse con un público afín a la temática y también otros espectadores que se acercaban por primera vez al campo de la salud mental”, agrega.
Este documental dio inició al ciclo de cine y salud mental que organiza la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), junto con Oikos y el Cisne del arte de la Casa de Pre Alta del Hospital Alejandro Korn, como un espacio para visibilizar la realidad en los neuropsiquiátricos y las luchas por la plena implementación de la ley 26.657. Todo esto con tres historias que ponen el foco en la externación y la vida por fuera del encierro. Luego de la presentación de Los fuegos internos, el próximo jueves 11 se proyecta Moacir III, el retrato del cantautor brasileño Moacir Dos Santos, y una semana después será el turno de Marta show.
Los fuegos internos es la crónica de una historia de amistad. Tres amigos se conocen en una sala de internación del Hospital Alejandro Korn de Melchor Romero, atraviesan juntos las vivencias en el neuropsiquiátrico, forjan una amistad y pasan juntos también el proceso de externación. Es, como tantas otras, sólo una historia de amistad. Una historia contada por los mismos protagonistas, en el marco de un dispositivo institucional: el centro comunitario de salud mental Casa de Pre Alta, que desarrolla estrategias para que las altas médicas se conviertan en externaciones sustentables.
“El cisne del arte es un lugar de encuentro de saberes, un espacio interdisciplinario de acompañamiento de los usuarios que están atravesando el alta médica. Nuestro aporte es poder construir, junto con ellos, un proyecto de realización de la capacidad reflexiva y creativa de ellos”, explica Laura.
La Casa de Pre Alta forma parte del dispositivo de externación del Hospital Alejandro Korn, si bien está institucionalizado, funciona con recursos que son escasos, muy difíciles de conseguir y más aún de mantener. La misma situación se replica en otros dispositivos de salud mental: los espacios que deben acompañar el proceso de externación son muy pocos y están desfinanciados.
La ley 26.657, de salud mental y adicciones, fue en materia normativa un notable avance pero su proceso de implementación se sigue demorando: el enfoque psiquiátrico sigue hegemonizando el abordaje de los problemas de salud mental, la sujeción, la tortura y la sobremedicación son prácticas sistemáticas y las condiciones de internación no mejoraron. Desde su participación en la Órgano de revisión de la ley de salud mental, la CPM viene denunciando toda esta crisis estructural en el encierro de los usuarios. Las condiciones de externación se inscriben en esta misma crisis de los dispositivos de salud mental.
“Para nosotros que trabajamos estos procesos desde el arte y el reconocimiento al saber y el bagaje personal y cultural de los usuarios, la ley fue un espacio de legitimación de actividades que veníamos desarrollando. Lo cultural y simbólico forma parte de los principios de la ley y estos espacios deben servir para propiciar los recursos propios de los usuarios”, sintetiza Laura Lago.
Con el horizonte puesto en la efectiva implementación de esta ley, en el cumplimiento de los plazos que se pusieron para el cierre de los manicomios, el ciclo de cine de la CPM no es sólo una forma de visibilizar el estado actual de la legislación sino que también apunta a poner en crisis el manicomio como institución de control social. No es sólo el edificio sino todo lo discursivo que sostiene esa institución, la idea de la locura asociada a la peligrosidad que fue erigiendo en el imaginario social la lógica del encierro para estas personas.
“El manicomio configura un sistema opresivo, son lugares donde no hay posibilidad ninguna de la dignidad y cuyo único sentido termina siendo el encierro. A su vez, la externación es muy difícil y no existen políticas que garanticen otra perspectiva de vida para los que atraviesan por estos lugares”, dice el documentalista Tomás Lipgot, director de la trilogía de la libertad.
Moacir III, último documental de la serie, es la historia del cantautor brasileño Moacir Dos Santos luego de la externación. Moacir el cantautor libre. Este documental será la segunda cita del ciclo de cine y salud mental y se proyectará en el museo de la CPM este jueves 11 de octubre. “Moacir es una historia de resistencia pero es una historia excepcional, los manicomios no dan posibilidades de recuperación”, agrega Lipgot.
Nació en la ciudad brasileña de Santos en el seno de una familia muy humilde, se crió en la favela, allí en los morros aprendió todo lo que sabe de la música escuchando a otros artistas populares. En 1982, escapando de la pobreza, emigró a la Argentina buscando trabajo y con la ilusión de convertirse en músico. Hizo algunos temas que registró en Sadaic, pero en 1989 terminó internado en el Borda. En 2001, de nuevo. En 2005, cuando Lipgot lo conoció, llevaba desde su arribo a Argentina más de 10 años en el hospital neuropsiquiátrico y no había logrado salir de la pobreza ni consagrarse como músico.
“Apenas lo vi, me di cuenta que era un personaje que me encantaría retratar”, confiesa Tomás Lipgot. Moacir es unas de las historias de encierro que se cuentan en Fortaleza, el documental que en ese momento estaba realizando Lipgot. Documental que terminó en trilogía, a Fortaleza siguió Moacir, el relato de cómo el protagonista —ya externado— se cruza con Pángano para grabar su disco. El disco de las canciones perdidas. “Cuando estaba internado, decía que tenía canciones registradas en Sadaic pero no nadie le creía. Tenía también una copia material de esos temas, que llevaba en una valija que terminó perdiendo”, explica el documentalista.
Entre los fantasmas de la marginación y la locura, Moacir encuentra en la música un bálsamo para mantenerse a flote, para resistir al manicomio y externarse. Esa realización musical y personal es la historia de Moacir III. “Es un delirio”, sintetiza Lipgot.
Así, precisamente, debe sentirse volver a la libertad.