CÓMO LLEGA LA NECRÓPOLIS DE GENERAL LAVALLE A SER SITIO DE MEMORIA La pregunta que hace historia: las nuevas generaciones a cargo
En el cementerio de General Lavalle hay vida porque se ejerce la memoria. Entre 1978 y 1979, 33 cuerpos devueltos por el mar Argentino fueron enterrados allí como NN. Los y las jóvenes de la localidad, muchos años después, hicieron preguntas y comenzaron a escribir la historia no contada. Ahora serán quienes gestionen el espacio como sitio de memoria.
ANDAR en General Lavalle
(Agencia Andar) Hace 10 años en General Lavalle todo empezó con una pregunta. Maximiliano de Luca empezaba a trabajar como profesor de historia en la Escuela Secundaria N° 1. En su primer día de trabajo dos chicas se le acercaron: “¿vos sos el profe de historia?, ¿sabés qué pasó en el cementerio?”. “yo no soy de Lavalle soy de al lado, de San Clemente – cuenta el docente – tenía poco conocimiento de lo que había pasado. Ellas, como yo, habían escuchado comentarios del pueblo, típico de una comunidad de 3 mil habitantes donde todo se sabe pero nada se dice”.
La escuela ya había recibido la convocatoria del Programa Jóvenes y Memoria, y cuando Maximiliano le comentó la inquietud a la directora le sugirió que se inscribiera en esta propuesta educativa de la Comisión por la Memoria que trabaja sobre el pasado reciente y la agenda de derechos humanos desde perspectivas locales. Hoy, esa pregunta, luego investigación, tiene un largo camino recorrido que incluye la señalización del cementerio local y una ordenanza que lo designa como sitio de memoria.
La próxima semana allí será el acto por el 24 de marzo, y la semana pasada el copresidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel, y el intendente José Rodríguez Ponte firmaron un convenio de cooperación para la gestión conjunta del espacio como sitio, donde se garantiza la plena participación en la gestión del colectivo de estudiantes y docentes nucleados en “Jóvenes y Memoria General Lavalle”.
La celebración de ese acto también es producto de las preguntas que las nuevas generaciones se hicieron y de cómo buscaron respuestas. “En Lavalle no se conmemoraba el 24, no había ningún acto estatal, eso es algo que se empezó a hacer a partir del trabajo de los chicos”, cuenta Maximiliano.
Las conmemoraciones son un espacio de encuentro. El grupo de jóvenes había seguido trabajando sobre el tema buscando contar la historia del lugar, recopilando relatos, habían empezado a participar en actividades de memoria en la región, “llegó un momento en que dijimos qué más podemos hacer – dice Maxi- y ahí fue que conocimos a Florencio Quiroga en un acto. Florencio es un vecino de Mar de Ajó que tiene dos hermanas y cuñados desaparecidos, él se nos acercó un 24, empezamos a hablar y nos dice que se podía pedir la señalización del lugar”. Fue Quiroga quien la solicitó formalmente mientras los y las estudiantes impulsaban un nuevo proyecto. “Empezamos a trabajar una ordenanza que le otorgara al sitio no sólo la señalización, sino que lo convirtiera en un espacio donde pudieran hacerse visitas guiadas, actividades culturales, etc”, continúa Maximiliano.
En 2017 lo concretaron. La ordenanza se pensó, redacto y defendió desde el equipo de alumnos y alumnas de la escuela a través de la banca pública. “Todo el contenido lo desarrollaron ellos y fueron quienes pidieron el uso de la banca pública”, subraya el docente. La ordenanza municipal fue votada por unanimidad. “El acto fue de una magnitud increíble porque se tuvo que trasladar el lugar de las sesiones ordinarias por la cantidad de gente que asistió”, agrega.
Como en toda problematización que se genera se van produciendo tensiones, pero en líneas generales la comunidad acompañó. El obstáculo con el que se encontraron fue que la ordenanza no se cumplió en ninguno de sus 9 puntos. Entonces decidieron ser ellos y ellas quienes la ejecutaran: recorrieron otros espacios de memoria, planificaron otra vez y empezaron a trabajar en visitas guiadas y otras actividades con eje en la memoria. “Más allá de que el estado no se haya hecho cargo, el empuje y la militancia de los pibes hizo posible el convenio que se firmó ahora y obligo al estado municipal a garantizar la ordenanza”, señala Maximiliano.
“Nosotros somos un producto del programa Jóvenes y Memoria, sentimos una relación simbiótica con la Comisión en el sentido de que sin ese espacio, ese programa, sin esas actividades no hubiésemos tenido un lugar donde plasmar las inquietudes y canalizarlas, donde mostrar el pasado reciente de nuestro pueblo. Lo bueno del convenio es que pone en un rol de participación activa a los jóvenes de la localidad, les da protagonismo y responsabilidad, les dice que atrás de ellos hay una estructura y que confía. Nos permite sostener el trabajo y convocar nuevas promociones y generaciones que ya te cruzan y te preguntan cómo nos sumamos”, agrega.
Con este nuevo objetivo logrado esperan que lo que avance ahora sea la justicia. “Hay una causa en el Juzgado federal de Dolores que es lo único que no avanza y que tiene que ver con las complicidades que detectamos en la investigación, eso no camina, encima ahora el juzgado se quedó sin juez porque Ramos Padilla se fue a La Plata”, se lamenta el profesor.