COBARDE REPRESIÓN A NIÑOS Y NIÑAS DE UN COMEDOR POPULAR La policía de Lanús con vía libre para cazar
Miembros de la Policía Local reprimieron anoche a niños, niñas y mujeres que estaban comiendo en el merendero infantil “Cartoneritos” del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) en Villa Caraza. Sin orden judicial, sin motivo que justifique el accionar, los agentes entraron violentamente al comedor disparando balas de goma y lanzando gases lacrimógenos. Eran pibes comiendo, la cobardía del ataque y la impunidad con la que actuaron no dejan mucho para decir. Desde el MTE responsabilizaron al Municipio, señalaron que el secretario de seguridad, Diego Kravetz, habría estado presente durante el operativo y advirtieron que no es la primera vez que el movimiento sufre el hostigamiento policial y los intentos de amedrentamiento.
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(Agencia) María es una de las cocineras del merendero Cartoneritos donde cada día comen unos cien niños, niñas y adolescentes. En un video que circuló en las redes después de la represión policial, se la ve con las manos llenas de cartuchos de bala de goma; de fondo, se escuchan gritos para asistir a algunos de los heridos y, cuando la cámara voltea un poco, se nota un guiso popular desparramado en el suelo: “Gasearon la comida que era para los chicos”, dice María.
En el momento que se filmó el video, había dos jóvenes detenidos que nadie sabía dónde habían sido llevados tras el operativo. Unos 200 vecinos y referentes del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) se apostaron en las puertas de la Comisaría 5ª de Villa Diamante para pedir información sobre el paradero de ellos y les confirmaron que estaban en la Comisaría 9ª de Villa Caraza; la presión popular hizo que, unas horas después, fueran liberados. Tras su liberación, los dos jóvenes denunciaron que fueron brutalmente golpeados en el camino hasta la comisaría.
El cobarde ataque a los pibes que estaban comiendo y la ilegalidad del operativo policial son expresión de un profundo autoritarismo cobijado, claro está, por la impunidad con la que cuenta la Policía a la hora de perseguir, amedrentar y atacar a los sectores más desprotegidos de la sociedad. “En un comedor autogestionado por las madres del barrio para paliar el hambre de los pibes, en un comedor que se encargan de sustituir la ausencia del Estado, justo en ese lugar, el mismo Estado que no está para garantizar la comida y el trabajo aparece reprimiendo”, remarcó Nicolás Caropresi, referente del MTE.
Desde el MTE contaron que la represión sucedió alrededor de las 20:30 horas y, según la versión de algunos vecinos de Caraza, el secretario de seguridad del Municipio, Diego Kravetz, estaba presente. “En ese momento, la Policía Local estaba realizando un operativo a metros del comedor que también funciona como guardería, y unas compañeras fueron a pedirle que se alejen por una cuestión de seguridad, entendiendo que había niños en el lugar”, relata Caropresi. Sin embargo, la respuesta policial fue la agresión: “Atacaron a nuestras y compañeras y se abalanzaron contra el comedor, entraron a los palos, disparando y lanzando balas de goma. No estaban persiguiendo a nadie, ni nadie se resistió, fue una represión”.
A raíz del operativo, varios integrantes del comedor quedaron heridos en el lugar y dos jóvenes fueron detenidos. “Nosotros decimos que fue un secuestro, durante más de horas no supimos donde estaban. Cuando los liberaron, nos contaron que fueron brutalmente golpeados, que los bajaron en un descampado camino a la comisaría para pegarles. Presentamos la denuncia por la violencia que sufrieron y por la detención que, a todas luces, fue ilegal y arbitraria”, señala el referente del MTE.
La represión en un merendero infantil es expresión de la más brutal impunidad y, sin embargo, desde el movimiento advierten que no fue sólo esta represión, que detrás de este ataque hay una larga lista de actos intimidatorios por parte de la Policía y el Municipio de Lanus. “Quieren quebrar la organización y autogestión de los vecinos”, dice Nicolás Caropresi. “Sabemos que hay punteros del municipio infiltrados en la cooperativa de cartoneros que buscan desestabilizar el trabajo que venimos realizando. Antes, varios de los referentes fuimos denunciados por un policía de la Federal que, vestido de cartonero, se metía en las asambleas a hacer espionaje. Pero lo peor de todo es lo que viven los pibes todos los días cuando van al comedor: son chicos de 12 ó 13 años, o menos, y la Policía los paran, los requisan, los amenazan. Hay un ensañamiento brutal”.