UNA INVESTIGACIÓN BASADA EN SUS ANTECEDENTES La justicia sobreseyó a un joven acusado sólo por “olfato policial”
Jonathan estuvo detenido cinco meses por un crimen que no cometió; estaba acusado, sin pruebas, por robo agravado con abuso sexual. La investigación fue direccionada por la policía sobre una única hipótesis: sus antecedentes penales. Tras la audiencia preliminar de juicio, el Tribunal Oral Criminal 3 de La Plata dictó el sobreseimiento por inexistencia de pruebas y remitió las actuaciones para que se investigue el accionar policial durante la instrucción de la causa.
ANDAR en Verónica
(Agencia Andar) Los hechos ocurrieron en Verónica. Según la denuncia realizada por la víctima, el 22 de enero de 2017 alrededor de las tres de la madrugada fue despertada por un hombre que la amenazó con un arma de fuego, le robó el dinero que tenía y luego la violó. Después de la agresión, se fue a la casa de su cuñada a pedir ayuda. La mujer declaró que no llegó a ver la cara del agresor pero sí que vestía una campera rompeviento y que, cuando salió de su casa en busca de auxilio, se cruzó a Jonathan que iba a bordo de su moto y vestía una remera violeta o lila.
En ese mismo momento, en otro lugar de la ciudad, Jonathan pasaba la noche en el boliche bailable Weekend Dance con su esposa, su hermano, su cuñada y amigos. Las declaraciones del personal de seguridad del lugar y de un vecino a quien le dejaron las motos antes de entrar también lo ubican en ese lugar. Las pericias tecnológicas realizadas en los celulares confirmarán más tarde que las fotografías y videos aportados correspondían a ese momento.
Sin embargo, como suele ocurrir, se impuso la versión policial que dirigió la investigación hacia una única hipótesis: la responsabilidad de Jonathan. Además de lo dicho por la víctima, el testimonio de una vecina y los dichos de un policía marcaron los primeros pasos de la instrucción.
En la comisaría, según el acta obrante en la causa, la vecina declaró que se asomó a la ventana y vio a dos personas a bordo de una moto grande estacionada en la casa, que uno entró y vestía una campera fina negra y violeta. La prueba que conecta todo es la declaración del policía Marcelo Mañaricua que cita los dichos de un compañero de fuerza, que dijo haber visto a Jonathan y su hermano en esas horas con vestimenta similar a la que declaró la vecina.
En base a estas manifestaciones, el fiscal Marcelo Martini ordenó allanar el domicilio de los hermanos, donde se secuestraron dos camperas rompeviento negras con vivos violetas. Este fue el único elemento que vinculó a Jonathan con el hecho, para el fiscal y la policía era suficiente. Jonathan fue acusado por robo agravado con abuso sexual y, como tenía antecedentes penales, detenido.
Las pruebas tardarían cinco meses en derrumbarse; la vecina se presentó en una audiencia testimonial en la fiscalía y negó haber declarado lo que consta en el acta policial labrada en la comisaría. En sede judicial dijo: “No vi a ninguna persona, no me asomé por la ventana, solamente escuché los gritos y el ruido de una moto”. Y después reconoció que ella no leyó la declaración realizada en la comisaría, que simplemente se la leyó un policía. Después de esta audiencia, Jonathan recuperó la libertad pero siguió imputado.
Junto al desmoronamiento de ese testimonio que ataba todos los cabos de la versión policial, otras pruebas que se fueron agregando a la causa favorecieron la defensa de Jonathan. Por un lado, la prueba pericial de las muestras tomadas a la víctima no pudo acreditar la autoría en el hecho: no había evidencia suficiente de presencia de semen ni se obtuvo material genético masculino para realizar un análisis comparativo de ADN.
Por otro lado, las pericias informáticas sobre las imágenes extraídas del celular aportado por su hermano confirmó que las fotografías fueron tomadas entre las 3:07 y 3:10 de la madrugada; en ellas se ve a Jonathan en el boliche bailable y con una vestimenta completamente distinta a la que indicaban las declaraciones que lo incriminaban: jean clarito y una remera blanca y gris.
A pesar de la ausencia de pruebas consistentes, la causa fue elevada a juicio, se sorteó un tribunal y se pidió que se realice un juicio por jurado. Nada de eso fue necesario, en la audiencia preliminar, la defensora oficial Gladys López y la fiscal de juicio, Victoria Huergo, pidieron el sobreseimiento y el titular del Tribunal Oral Criminal 3 de La Plata, Santiago Paolini, lo confirmó.
En el momento de audiencia, la fiscal Huergo afirmó que “no hay elementos que permitan sostener una acusación” y que la vinculación de Jonathan en la causa sólo se explica por el llamado “olfato policial”; es decir, condenarlo por sus antecedentes.
El juez Paolini retomó esta postura y apuntó también contra el accionar policial: “La investigación estuvo direccionada, en desmedro de la obtención de la verdad, a reunir elementos que confirman la hipótesis policial —basada en los antecedentes penales delictivos— de que Jonathan era el autor del hecho”.
Junto al sobreseimiento, y como había solicitado la fiscal Huergo, el titular del TOC 3 remitió las actuaciones a la fiscalía para que se investigue el accionar de los policías que intervinieron en la instrucción.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizará, además, las presentaciones en la Auditoria de Asuntos Internos para que se investigue administrativamente a los policías involucrados. Luego de la falsa acusación, la familia se acercó a la CPM denunciando que se trataba, como ahora lo confirma la justicia, de una causa armada. Desde ese momento, el organismo acompañó la estrategia de la defensa y participó, incluso, de aquella audiencia en la fiscalía que terminaría por derrumbar la versión policial.