DERECHOS VULNERADOS DE LA POBLACIÓN TRAVESTI Y TRANS EN PANDEMIA “La estamos pasando muy mal, nos falta comida”
El 2 de junio, por un brote de coronavirus, el gobierno provincial aisló a unas 400 familias que habitan en el barrio José Luis Cabezas de Ensenada y Berisso. Dentro del barrio se detectaron más de 220 casos, y la comunidad trans y travestis que allí vive fue gravemente afectada. En el barrio la pobreza es extrema. Este martes, luego de 23 días, la Municipalidad de Ensenada y los equipos sanitarios del gobierno reabrieron los ingresos asegurando tener bajo control la propagación de la enfermedad. ANDAR conversó con dos de las chicas travestis para conocer el impacto y consecuencias de la pandemia: ya eran y siguen siendo, las invisibles de la sociedad.
ANDAR en Ensenada
(Agencia) Abrieron el barrio pero persisten sin alteraciones las condiciones de desigualdad: hacinamiento, falta de cloacas, agua potable y trabajo. Ellas viven juntas, en comunidad. Son alrededor de 15 personas trans y travestis, trabajadoras sexuales, muchas migrantes, de nacionalidad peruana. Están organizadas como pueden desde que se decretó el aislamiento obligatorio. Todas narran historias de discriminación, persecución policial y criminalización.
Además de ser sobrevivientes a las condiciones estructurales de exclusión, padecen en el cuerpo las consecuencias de la pandemia: falta de trabajo, derechos vulnerados, falta de alimento para sobrevivir.
Zuzú Cumapa Cachique tiene 35 años y hace un año dejó la selva peruana con la idea de encontrar nuevas oportunidades como mujer trans en la ciudad de La Plata. En enero llegó su hermana Shantal, con VIH. Ambas fueron diagnosticadas positivas de coronavirus el 4 de junio. En ese momento compartían una casilla con ocho personas más, tres travestis y una familia peruana. Cuando los testeos llegaron al Cabezas, fueron tantos los casos que el barrio fue aislado. En la casa de Zuzú, las 10 personas reaccionaron positivos a los hisopados y la familia fue traslada al hospital de Ensenada. Las travestis quedaron aisladas en el barrio.
Hace pocos días, esta familia fue dada de alta y retornó al barrio. Lo hizo con miedo y -según lo que contó Zuzú- trajeron una amarga experiencia hospitalaria. Ella y sus compañeras tuvieron que desalojar la casilla ese mismo día. Algunas se refugiaron en casas vecinas y las que pudieron, como Zuzú y Shantal, alquilaron unos cuartos muy precarios en el asentamiento ubicado en las vías del tren, cerca de la rotonda de calle 122 y 53, frente a las instalaciones de la Universidad Nacional de La Plata y a pocas cuadras de la gobernación bonaerense.
Desde que comenzó la cuarentena la precariedad de la vida de las personas travestis y trans se agravó. A la falta de recursos económicos y materiales, se sumó el miedo porque muchas están en riesgo por tener enfermedades crónicas, como VIH, afecciones respiratorias, hepatitis, ETS, diabetes. En este contexto de emergencia sanitaria, sin poder trabajar, sin acceso a los programas estatales de ayuda económica, sus vidas están en peligro.
“Desde que todo esto empezó la estamos pasando muy mal. Nos falta comida”, contó Olenca, otra de las chicas trans migrantes que viven aún en el barrio Cabezas, y agregó: “No podemos salir a comprar y tampoco para comprar tenemos recursos porque nosotras no estamos saliendo a laburar. Nos trajeron algunas cosas, mercadería, somos cuatro y todos los días se come. No alcanza el alimento para todos los días. Hoy abrieron el barrio pero sólo para caminar por acá. Nos estamos organizando como podemos, con lo que tenemos. Después de que esto pase creo que no va a cambiar nada, volveremos a laburar en la calle”.
“Desde que comenzó la cuarentena pudo verse un recrudecimiento de la violencia y vulnerabilidad que sufre históricamente la población trans travesti en todas sus aristas: desde lo habitacional, la salud, lo educativo, lo legal. Las pibas y pibxs que fui conociendo en este tiempo que articulamos acciones solidarias fueron muchísimas”, contó para ANDAR Salvador Lovo, militante cultural y social del Espacio de géneros del FPDS Corriente Plurinacional.
“Las chicas no sólo quedaron aisladas sino fueron nuevamente estigmatizadas socialmente, ahora por el COVID. Les impidieron mantener sus redes de contacto y amistad, no pudieron generar sus actividades desde que cerraron el barrio. Ellas desde hace años son conocidas por las polladas que hacen para juntar dinero para conseguir medicamentos, para que alguna se pueda mudar, para los velorios. Tejen lazos afectivos, de acompañamiento entre ellas”, dijo.
La crisis desatada por la pandemia obligó a construir y reforzar el despliegue del gobierno nacional y de la provincia de Buenos Aires para llegar a esa población. Sin embargo, no alcanza. Las organizaciones sociales, políticas, culturales tienen un rol muy activo desde que se decretó la cuarentena y que reveló el trabajo previo, la llegada al territorio y la asistencia en la emergencia, ya que reciben donaciones y distribuyen alimentos.
“Hemos intentado llegar a elles con lo básico: bolsones de alimento, elementos de higiene y de prevención del contagio del virus, barbijos. Con la cuarentena todo lo que es entrega de medicación, internaciones, documentación, eso que ya venía en falta o deteriorado, se profundizó. Nosotres mantenemos hoy contacto diario con las pibas que son casi 100. Furia Travesti articula con muchas más, también con aquellas que están privadas de su libertad en la Unidad penal de Varela. La organización Marabunta lleva donaciones y acompaña a personas trans y travestis, migrantes, personas de la comunidad senegalesa y manteres”, dijo Salvador que integra un espacio de coordinación donde confluyen activistas de La Cátedra libre Virginia Bolten, Marabunta, FOL, Trans y tortas de barrio, Laberinto Casa Club, Colectiva feminista Decidimos, Furia Travesti, compañeres independientes, Espacio de géneros del FPDSCP. “Muchas en algún momento tuvieron que salir a trabajar de nuevo porque, como cualquier persona que necesita el peso diario para comer, pagar una pensión o mandarle a su familia también. El IFE (Ingreso familiar de emergencia) no ha resuelto nada, a la población a la que llega es muy poca, la mayoría no tiene la documentación requerida o actualizada y las que sí tampoco han tenido posibilidad de cobrarlo. El Potenciar Trabajo que viene del Ministerio tampoco”, concluyó.
La falta de trabajo, documentación, acceso a la salud y la vivienda, la educación sigue siendo una deuda del Estado con la comunidad travesti y trans. La ley de cupo laboral travesti y trans vigente en la provincia de Buenos Aires no se implementa. Varios proyectos en la misma línea permanecen en el Congreso desde hace años. En otras palabras, las trabajadoras sexuales y quienes se perciben en situación de prostitución no cuentan con políticas integrales que las contemplen.
La emergencia sanitaria desatada por el Covid-19 dejó al descubierto enormes sectores de la población que viven al día. Para las personas travestis y trans, la falta de políticas integrales de inclusión o regularización laboral significa hoy no tener acceso a la alimentación por sus propios medios y estar en una situación desesperante.
Para realizar donaciones:
Se necesita con urgencia contar con donaciones en dinero para cubrir algunas de las necesidades básicas, como alimentos, medicación y artículos de limpieza.