NADA QUE FESTEJAR: ESPIONAJE A 500 AÑOS DE LA CONQUISTA La DIPPBA, el último fortín de la hispanidad
En octubre de 1992, cuando se cumplían 500 años de la conquista de América, pueblos originarios y movimientos religiosos, políticos y sociales se movilizaron bajo la consigna “Nada que festejar” y denunciaban el genocidio y sometimiento de cinco siglos. Mientras tanto, la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA), defensora de los valores de la hispanidad, investigaba a las organizaciones detrás de la protesta y mantenía la hilarante idea de que, aún en 1992, había células “subversivas” armadas dispuestas a tomar la calle con acciones violentas. A 500 de la conquista, la Comisión Provincial por la Memoria difunde estos documentos del archivo de la DIPPBA que tiene bajo su gestión desde 2001.
ANDAR entre archivos
(Agencia Andar) “Utilizan como argumento el ‘exterminio’ de los indígenas americanos por parte de los conquistadores e intentan ‘aggiornar’ su discurso dialéctico, trasladando esa conquista de hace 500 años a la nueva ‘colonización del FMI, el Banco Mundial y el Pentágono’ contra los pueblos del continente”, dice un documento de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) que se inició ante una hipótesis de conflicto: “Eventual accionar de las BB.DD.TT. [bandas de delincuentes terroristas] contra los festejos del Vº centenario”.
Estas fojas forman parte del legajo 33.681 de la mesa “D.S.” (delincuentes subversivos), iniciado en septiembre de 1992, bajo el factor “policial—ideológico” y con el título: “500 aniversario del descubrimiento de América”. El espionaje sobre las actividades de contra festejos por los 500 años de la conquista de América también recayó sobre el factor social y religioso.
El legajo 33.681 no contiene sólo la información obtenida por las acciones de inteligencia sobre los movimientos religiosos, políticos y sociales que se movilizaron bajo consignas como “Nada que festejar”, sino que también elabora un manifiesto político, histórico y filosófico para defender la labor evangelizadora y la hispanidad, y “rebatir los argumentos y las posturas anti-católicas de la pseudo intelectualidad marxista”. En 1992, la DIPPBA seguía luchando contra el fantasma del marxismo.
La mirada de la DIPPBA sobre la cuestión indígena no era nueva: hay documentos que datan de la década del sesenta en relación a algún reclamo puntual de comunidades indígenas, pero especialmente a los aniversarios de la conquista del desierto durante la dictadura de Onganía y el centenario en 1979 en el marco de la última dictadura militar. En aquellas oportunidades la inteligencia no contenía la preocupación por protestas y atentados; en 1992, la realidad sería otra: los agentes de la DIPPBA comienzan a hacerse eco de una campaña de resistencia a los actos oficiales que venían preparándose desde varios años antes y deciden poner allí recursos para vigilar esas posibles hipótesis de conflicto.
En el marco de las acciones de inteligencia, la DIPPBA plantea la posibilidad de que se realicen acciones conjuntas entre distintas organizaciones y corrientes políticas y religiosas a nivel continental a las cuales clasifica como “bandas terroristas” u “organizaciones subversivas”. La DIPPBA habla así de un “plan de operaciones subversivas”, a través de atentados, acciones relámpago y otro tipo de acciones violentas, que se llevarían a cabo en forma simultánea en Argentina, Perú, España, entre otros países.
Estas hipótesis de conflicto se mencionan bajo el título de “Eventual accionar de las BB.DD.TT. contra los festejos del Vº centenario”, en donde la DIPPBA expone algunas alarmas que, a la luz de los hechos, resultan hilarantes: que Sendero Luminoso ocupe Lima para impedir los festejos oficiales, por ejemplo. Las celebraciones de los Estados se vieron empañadas no por el accionar violento de organizaciones sino por una persistente y digna militancia que tenía dos pilares: la histórica resistencia de los pueblos originarios y la solidaridad de sectores sociales, políticos y eclesiásticos.
Esa solidaridad con los pueblos originarios también estuvo en el ojo de la DIPPBA que se encargó en sus informes de desprestigiar: para la inteligencia de la Policía Bonaerense todo se reducía a un acto de manipulación de ideólogos marxistas y curas tercermundistas. “La explotación dialéctica, que los ideólogos marxistas hicieron siempre sobre las comunidades aborígenes del Continente, tomó auge y mayor gravitación con el surgimiento en América del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, y posteriormente con la aparición de la denominada “Teología de la Liberación”, que comenzaron a reclutar adherentes entre esas comunidades”, señala la DIPPBA. Y agrega: “Es así que, bajo la influencia del MSTM se van creando en el continente agrupaciones filo-marxistas que nuclean a las comunidades indígenas, lanzándolas a una puja dialéctica que sirve a los objetivos de los primeros”.
Si bien los curas tercermundistas fueron un actor largamente vigilado, en los legajos reunidos por motivo del V Centenario de la conquista se observa un especial interés en hacer inteligencia sobre estos grupos religiosos que cuestionen el rol de la Iglesia Católica en la Conquista de América. La información está reunida en la Mesa De que incluía los factores social y religioso. Uno de los legajos contiene una breve descripción de Encuentro Cristiano con cinco puntos de análisis: origen, evolución, sede de la organización, autoridades y aparato político propagandístico.
Encuentro cristiano fue una de esas comunidades eclesiales de base que acompañaron las acciones de resistencia indígena frente a los festejos oficiales de 1992. El legajo sostiene que Encuentro cristiano se enrola en la Teología de la Liberación que aparece brevemente conceptualizada: “fue creada por el Sacerdote Franciscano de Brasil Leonardo Boff, encontrando abierta oposición por parte de la Sagrada congregación para la defensa de la fe”, también transcribe parte del documento Anuncio del Reino de Dios, que fija las bases de la teología de la liberación. Y después la DIPPBA hace la siguiente apreciación: “Tales ideales encuentran terreno propicio en América Latina donde la Iglesia llamada progresista participa junto a los pobres de las luchas ‘por la liberación’”.
Una mención aparte merece la apreciación que hacen de los mapuches. Primero, la DIPPBA remarca que no son naturales de Argentina y sostiene que “en su inmensa mayoría adictos al alcohol y las malas costumbres, son fácilmente captados por las organizaciones políticas de izquierda”. Después llegan a afirmar que forman parte de un plan de expansión de la Nación chilena: “Su emigración desde Chile para participar de cualquier actividad que pueda crear desestabilización o caos, en el marco de la política geoestratégica y expansionista chilena”. Estos discursos parecen tener, aún hoy, una absoluta vigencia e incluso son utilizados bajo el paradigma de las “nuevas amenazas” para justificar todo tipo de acciones violentas para reprimir los reclamos de las comunidades mapuches.
Más allá de las hipótesis conspirativas formuladas por la DIPPBA, el V Centenario fue una oportunidad para que comunidades indígenas de América visibilicen sus culturas, sus resistencias, su actualidad y sus reclamos históricos. En este marco, entre las acciones promovidas por estas comunidades, se realizó la campaña para que se le otorgue el Premio Nobel de la Paz a Rigoberta Menchu Tum como forma de reivindicar la resistencia y luchas de las comunidades que su figura representa.
Otras de las actividades fue la peregrinación, desde los días previos al 12 de octubre, de comunidades del norte hacia Buenos Aires donde se realizaron los actos oficiales. La DIPPBA siguió ese recorrido y recabó la información que iba saliendo en los diarios nacionales. “Indios: huelga de hambre”, fue el título de una de las notas que fueron recortadas y sumadas a los legajos de la DIPPBA.
La noticia cuenta el asentamiento en Plaza de Mayo de una comunidad indígena de Jujuy, que reclama “una reparación histórica por el avasallamiento de la conquista”. Tres integrantes de la comunidad soplando sus sicus con la casa de gobierno de fondo es la imagen que ilustra la nota. Lo particular de este archivo son las anotaciones que los espías hicieron sobre la noticia. Son dos anotaciones, una dice: “Tienen que ser zurdos, sin lugar a dudas”. La otra es aun más alucinante: “Averiguar qué hay dentro de los cikus”.
El filósofo de la hispanidad
La preocupación por las actividades de repudio a la conquista no sólo se limitaron al espionaje sobre el supuesto “plan de operaciones subversivas” sino que esta persecución estuvo amparada por fundamentos teóricos e históricos: la hispanidad frente al cientificismo. Esa disputa dialéctica se reconstruye en un profundo análisis filosófico que cita a Maurras, evoca la plenitud del hombre alcanza en la edad media, reniega de la modernidad y valora la empresa evangelizadora.
En este informe comienza bajo el modesto título “La hispanidad”, dice el intelectual de la DIPPBA que en la labor de los misioneros hispanos están las “formulaciones filosóficas y sustentos teóricos-históricos válidos para rebatir los argumentos y las posturas anti-católicas de la pseudo intelectualidad marxista”. Y aclara en otra parte: “Bajo la falsa síntesis de Opresor-Conquistador-Represor Vs Indígena-explotado-asalariado, nos intentan llevar a un enfrentamiento dialéctico […] En esta perspectiva, trataremos de ilustrarnos acerca de aquellas magníficas cualidades heredadas del espíritu español, y que han servido para edificar entre América Latina y nuestra Madre España, esa riquísima cultura de raigambre cristiana”.
Así, toda la acción de espionaje emprendida por la DIPPBA estuvo dotada de fundamentos ideológicos y teóricos anclados en la perspectiva de la hispanidad como un legado, como un “rango religiosos y entidad sacra” que, por lo tanto, es teológica y no ideológica. De la sacralización a la evocación: La hispanidad es “un eco, un reflejo y una continuidad de la edad media española, una época sustancial, en cuyo transcurso el hombre alcanzó las profundidades y las alturas de su Ser, fue ese un hombre pleno”. Un Angelus Novus al servicio de la DIPPBA.
La defensa de la civilización cristiana es la defensa de la conquista española, de la imposición de un dominio que se tradujo como empresa evangelizadora no exenta de violencia. La espada y la cruz. “En el fondo no se le reprocha al Conquistador Español que haya construido un Imperio, por lo demás con toda la energía y aún la crueldad con que indefectiblemente se llevan a cabo las grandes empresas humanas, sino el haber gestado y conservado vivo un organismo que se prolonga como un reto y una añoranza y como un ejemplo de una Edad de Cristo, a la que se creía sepultada bajo el peso del ideologismo y las pasiones”.
Para la DIPPBA, la fractura de la civilización cristiana ha “derivado al comunismo o al consumismo, el permisivismo, a la desacralización y a toda forma del antropocentrismo”. El enemigo es el hombre de pasiones e ideologías, que puede ser originario o solidario con las luchas por una sociedad más justa. El hombre que, a 500 años de la conquista, se movilizó para denunciar el genocidio, definido por la Cumbre de las comunidades indígenas y autóctonas del continente como “la imposición de una cultura ajena, otra lengua, otra religión, otros gobernantes, la esclavitud, los trabajos forzados y el exterminio”.