“La dejaron esposada como un mensaje aleccionador”
Hoy a las 4.15 de la madrugada el comando antidrogas de la Brigada de Lanús entró en Isla Maciel para realizar una serie de allanamientos en cuatro domicilios. Luego de detener a varias personas, la instructora fiscal ordenó a la policía esposar a una adolescente menor de edad con el argumento de proteger su integridad y la de los demás. Cuando la policía se retiró, la dejó esposada por más de 9 horas. El cura Francisco “Paco” Oliveira denunció junto a la familia de la chica la violencia institucional a la que fueron sometidos.
ANDAR en Avellaneda
(Agencia) “Los allanamientos no se produjeron a la luz del día como indica la ley. Entraron con orden judicial pero era completamente de noche, los vecinos estaban durmiendo”, relató en entrevista con ANDAR el párroco Francisco “Paco” Oliveira, integrante del grupo de Curas por la opción por los pobres y que desde hace once años trabaja en Isla Maciel. “Me vino a buscar a las 7 de la mañana la familia de la chica, que es menor de edad, para contarme que la habían dejado esposada luego de que habían detenido a su padre acusándolo de tenencia de drogas. Yo no lo podía creer y cuando la vi supe que tenía que denunciar esto».
Según la familia de la adolescente esposada, la policía plantó drogas y armas en su casa y golpearon a varias personas. La versión oficial asegura que la policía realizó un operativo y encontró drogas en el domicilio donde estaba la menor con otros miembros de la familia. La instructora de la fiscal interviniente dio la orden para que se esposara a la chica con el argumento de que se había puesto muy violenta. Lo insólito de la situación es que, terminado el operativo, la policía se retiró del lugar dejando en el barrio a la adolescente esposada por más de 9 horas. Entrada la tarde, y con la denuncia en los medios de comunicación, un patrullero se acercó al la casa a retirar las esposas.
“Para mí la dejaron esposada como un mensaje aleccionador. Si la chica estaba cometiendo una falta, ¿por qué no se la llevaron a una fiscalía de menores? ¿Cómo la van a dejarla esposada, en su casa, para que ella tenga que ir al polo judicial de Avellaneda a sacarse las esposas? Lo único que faltó es que la hubieran atado a un palo de la calle. La piba está asustada, dolorida por los golpes y con las manos hinchadas, pero está bien, acompañada por la familia y los vecinos”, expresó el padre Paco.
Integrantes del programa ATAJO de la Procuración General de la Nación realizó esta mañana una denuncia por violencia institucional. Además denunciaron que algunos vecinos fueron víctimas de robo de dinero por parte de los agentes policiales en pleno operativo, muchos de ellos maltratados y golpeados. La CPM se presentó en el lugar y solicitó a la fiscal María Alejandra Olmos, de la Fiscalía 1 descentralizada de Avellaneda, un informe detallado de los hechos y accionar policial, y esta tarde se entrevistará en Isla Maciel con las familias afectadas.
“Nunca voy a defender a ningún transa, aunque sepa que son el último eslabón de toda una cadena. Acá todos sabemos quién maneja la droga en el barrio, la policía también. Voy a defender los derechos humanos y voy a denunciar la violencia institucional. La policía no puede hacer lo que se cante como hizo con la chica de 16 años. Eso es violencia institucional, abuso de poder. Las familias denuncian que además les plantaron armas y drogas y, desde mi experiencia, puedo creerles. Es sabido que muchas veces eso sucede por broncas y por la misma complicidad que se da entre la policía y los que venden drogas en los barrios”, remarcó el padre Paco y agregó: “no puedo hacer una evaluación muy objetiva de cómo la policía se está manejando en los barrios pero, desde mi percepción, si antes no eran ninguna maravilla y no teníamos una policía democrática en la provincia de Buenos Aires, ahora están envalentonados y se les nota que no los controla nadie. Otra cosa es la policía local de Avellaneda que está manejada por una mujer civil. Lo que pasó en Isla Maciel no lo hizo la policía local, lo hizo la policía provincial”.
Enrolado en el grupo de Curas por la opción por los pobres, es desde hace 11 años el párroco de la parroquia Nuestra Señora de Fátima e integrante de la Fundación Isla Maciel. Desde ambos espacios impulsó la construcción de un centro de prevención de las drogas abierto a la comunidad y sin turnos. Allí, además de brindar atención y contención a las familias, funciona un pequeño albergue para aquellos chicos que son externados de sus tratamientos por adicciones o están en pleno proceso de recuperación. También desde la Fundación promueven varios proyectos productivos: mejoramiento de viviendas, la Casa del Niño y una cooperativa textil.