XXX ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES La CPM repudia represión de la bonaerense en Mar del Plata
La CPM repudia la violenta represión de la policía bonaerense a mujeres que manifestaban frente a la Catedral de Mar del Plata en el marco de las diversas expresiones del masivo XXX Encuentro Nacional de Mujeres. Los agentes policiales, algunos vestidos de civil, golpearon a las activistas, lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos hiriendo a muchas de ellas, y detuvieron ilegalmente dentro de la Catedral a tres manifestantes.
ANDAR en Mar del Plata
(CPM) Cabe destacar que la Catedral se encontraba “custodiada” por un grupo de extrema derecha, el Foro Nacional Patriótico, de claro sesgo autoritario y patriarcal, que fueron parte de los incidentes que -según las fuerzas policiales- justificaron la represión.
Sin embargo la violencia represiva de la policía se descargó selectivamente sobre las agrupaciones de mujeres. Miembros de este grupo fueron los que impidieron la entrada a la Catedral a profesionales de esta Comisión y de la secretaria de derechos humanos de la provincia, quienes se habían presentado en el lugar para asistir a las detenidas y víctimas de la represión, tal como corresponde por las funciones de ambos organismos.
Esto ocurrió frente a la mirada de los agentes policiales que no intercedieron para detener el trato hostil y violento de estos individuos, lo cual indica un claro aval.
Desde la CPM se reitera una vez más la preocupación frente una política sostenida de represión de la protesta que se expresa en reiteradas prácticas represivas a las manifestaciones públicas haciendo uso de una violencia desproporcional, causando daños a la integridad de las personas y la libre expresión.
[pullquote]la CPM manifestó su preocupación frente una política sostenida de represión de la protesta[/pullquote]
En este caso, además se suma el hecho de que la policía actuó como fuerza de choque de un grupo político particular, de extrema derecha, autoritario y contrario a la reivindicación de los derechos de las mujeres. Este es un hecho de extrema gravedad que remite a los años más oscuros de nuestro país.
El Estado es el garante de derechos, y sólo este objetivo debe orientar la política de seguridad en el marco de la democracia.