ENTREVISTA A GUADALUPE GODOY “Julio López expresa la necesidad de terminar con la impunidad”
A 8 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, Guadalupe Godoy, la abogada de Justicia Ya!, miembro de la Liga Argentina por los Derechos Humanos y representante de la querella en el primer juicio de lesa humanidad contra Etchecolatz, dijo a ANDAR que “hemos podido sacar a la Bonaerense de la investigación, pero no esa ‘marca’ que siempre deja”.
ANDAR en la memoria
(Agencia) “Cada año que pasa es más complejo porque, obviamente, lo que sucede es que se consolida la impunidad”, afirma Guadalupe Godoy el 18 de septiembre de 2014, ocho años después de aquella mañana en la que fue visto por última vez el trabajador y militante peronista Jorge Julio López.
“Las líneas de investigación que hay profundizar son las que nosotros pedimos desde un primer momento, y que tienen que ver con los policías mencionados por López en su declaración testimonial, y los grupos de policías, penitenciarios y militares que todavía hoy siguen teniendo interés en mantener la impunidad”, agrega Godoy en diálogo con ANDAR.
-¿Por qué la causa no ha registrado avances significativos, especialmente en los últimos años?
-Porque existe una negativa a profundizar la investigación sobre aquellos grupos que intentaron detener los juicios de lesa humanidad. Se ha caído en las tradicionales trampas que deja plantadas la Policía bonaerense en causas de este tipo, al igual que en los casos de Luciano Arruga y Candela Sol Rodríguez. Siempre se ve la huella que va dejando la Bonaerense, con testigos truchos, testigos de identidad reservada que habilitan investigaciones estrafalarias y desvíos constantes. Por lo visto, pudimos sacar a la Policía de la investigación, pero no logramos sacar esa marca que deja siempre.
-¿Cuál ha sido el énfasis investigativo del fiscal Molina en estos 8 años?
-Nosotros, a veces, tenemos la tendencia a decir que en la causa no hay nada. En realidad, en la causa hay mucho. Lo que no hay es procesados. Pero, por ejemplo, nosotros hemos podido probar que aún hoy hay grupos que se reúnen, que constantemente se comunican, que existe vinculación entre los represores que cumplen condenas en Marcos Paz y agentes que están afuera. Lo que falta es que esas línes de investigación sean profundizadas por la fiscalía, que se ha caracterizado por la inoperancia y una falta enorme de voluntad para la investigación.
-¿Y la Policía bonaerense continúa siendo un factor fundamental en esta trama de desidia y demora judicial?
-Desde el inicio de la causa nosotros exigimos, al poder político, gestos fuertes hacia la Policía bonaerense, para que fueran echados los que hasta ese momento seguían en actividad y que provenían de revistar en los centros clandestinos de detención, algo que no se hizo y que creo que fue lo que determinó el destino de la causa por la desaparición de López.
-Durante los últimos días se conoció que el fiscal está realizando una relectura de la causa y orientando la pesquisa, una vez más, a la familia del propio Julio López…
-El fiscal Molina no ha tenido, en torno a las líneas de investigación que nos interesan, una actitud de compromiso. Esto de retomar ahora la línea que apunta a la propia familia, la verdad que es bastante triste. Muestra la incapacidad y la impotencia que tiene la justicia federal frente a estos casos, que es la misma que tiene en los casos de delitos de lesa humanidad, cuyas causas avanzan muchas veces a pesar de los operadortes judiciales. Lamento este retorno de la investigación sobre la familia de López, como así también lamento que, dos años después de iniciada la causa, la misma familia nos haya denunciado a los abogados que los representamos, así como a jueces y fiscales, por no haber impedido la desaparición. Esas trampas en las que cayeron en su momento han generado consecuencias graves como el hecho de que hoy los únicos imputados somos nosotros. Recién ahora, en Casación, están resolviendo nuestro sobreseimiento.
-¿Cuál es el significado del paso de un año más sin Julio López?
-Creo que, al contrario de lo que se podía esperar y de los temores iniciales, López es la certeza de la necesidad de terminar con la impunidad. Por lo tanto, el efecto que buscaron quienes desaparecieron a López no se concretó. Si alguien, en 2006, se preguntaba cuál era el sentido de juzgar 30 años después a ‘viejitos sin dinero y sin poder’ como dijo Etchecolatz, a partir de la desaparición de López quedó claro que éste es el sentido: terminar con la impunidad, en vez de promoverla.