SIGUE INTERNADA LA JOVEN SUJETADA A LA CAMA DE UN HOSPITAL Intervino la justicia y le alargaron las cadenas
Desde Andar hablamos con la mamá de la joven esposada con doble sujeción a la cama del Hospital Gandulfo. Lamentablemente la Justicia intervino sólo ordenando que se alarguen las cadenas que, no obstante, la mantienen sujeta a la cama. Pero lejos de solucionar algo, le decisión sólo profundiza el estado de vulneración de derechos y pone en evidencia un modo particular de actuar de la Justicia que considera que este es el modo en que se respetan los derechos de las personas. La mamá de la detenida cuenta además el hostigamiento policial que ha sufrido su familia y pide ayuda por la situación de su hija. Sigue adelante la intervención de la CPM para que cesen todas las acciones que comprometen la integridad de la joven.
ANDAR en Lomas de Zamora
(Agencia) Entraron a su casa, la golpearon, amenazaron e insultaron frente a sus hijos y se la llevaron detenida. Eran los policías de la Comisaría 6ª de San José que ya venían hostigando a su familia, a tal punto que Estela, su mamá, debió pedirle a su hijo que se fuera del barrio.
“Yo denuncié al jefe de calle de la comisaría de San José porque amenazaba a mi hijo de muerte y yo lo saqué del barrio. Lo hice el 1º de abril, pero como no lo pudo agarrar a él se ensañó con mi hija. Ella tiene problemas de adicciones y ahora le pusieron que es de alta peligrosidad. Ella no sabe leer ni escribir y firmó”, relata Estela.
[pullquote]La joven no sabe leer ni escribir y la policía le hizo firmar papeles que no comprendía cabalmente [/pullquote]
Su hija cayó detenida acusada de robo, pero a raíz de los golpes su delicado estado de salud empeoró y terminó en el Hospital Gandulfo con tratamiento para la tuberculosis y los pulmones comprometidos. Sin embargo, su situación apenas se diferenciaba a la de una celda en una comisaría: después de pasar 72 horas esposada de pies y manos a las patas de una camilla en el suelo de la guardia, la pasaron a una habitación con custodia y esposada con doble sujeción de su brazo derecho a la cama.
“Le hicieron dos placas y le salió que tiene los pulmones perforados. Todos los informes se los llevó la comisaría a mí no me dieron nada, eso dijeron que le iban a presentar al fiscal pero no sé más. Respecto de su adicción no hicieron nada”, dice Estela. A pesar de que realizó todas las denuncias que pudo y pidió ayuda para el problema de su hija “nadie me escuchaba. ¿Y ahora sí hay justicia?, contra ella porque cuando yo pedí que me ayudaran para internarla nadie me ayudó”. Con su hija detenida, y al repetirse las amenazas policiales en el hospital, Estela se comunicó con el programa de recepción de denuncias de la Comisión Provincial por la Memoria.
Así fue que los integrantes del equipo del CCT-CPM decidieron ir a entrevistar a la joven y realizaron varias presentaciones ante el juzgado correspondiente para que cesen las amenazas y malos tratos a la detenida. También se solicitó que se otorgue un tratamiento médico adecuado, y denunciaron los golpes durante la detención y amenazas posteriores por lo que se pidió se investigue al personal policial involucrado. Asimismo se sugirió a la justicia que evalúe la posibilidad de otorgarle una alternativa a la prisión preventiva.
La respuesta de la Justicia a estos pedidos fue ordenar que se alarguen las cadenas que la mantienen sujeta a la cama, una actitud que desconoce el estado de vulneración en el que se encuentra la joven detenida y legitima el accionar violento de los agentes de custodia del SPB.
Tal como se ha hecho en oportunidades anteriores donde se repiten acciones de este tipo con personas privadas de libertad que acceden a una atención médica bajo estas condiciones denigrantes, la CPM insiste insiste en remarcar que la custodia debería implicar no sólo una medida de preventiva para una posible evasión, sino una protección contra cualquier acto que atente contra la integridad física de la detenida.
No se trata de situaciones o decisiones judiciales aisladas. Es la constante de padecimiento a las que se ven sometidas cotidianamente las personas privadas de libertad. Y es el eco que esta vulneración sistemática de derechos encuentra, generalmente, en la Justicia. Decisiones judiciales de este tipo resultan finalmente un truco para poder esconder el trato que realmente reciben los detenidos.
“Yo tengo miedo, este hombre que denuncié fue al hospital aunque tiene una restricción y no puede entrar. Pero va y la escupe a mi hija. Y le dice las cosas que dicen todos los policías le grita: sucia, mugrienta”, relata Estela.
“Si cometió un delito y lo tiene que pagar que lo pague, pero no la pueden tratar así. Yo lo único que pido es que la ayuden a que salga de su adicción, pero que la dejen estar con sus hijos y su bebé que tiene dos meses. Hay que ponerse en el lugar del otro, agarran una chica que consume ¿por qué no van a agarrar a los que venden las drogas? ”, se pregunta Estela aún sin respuestas.
Escuchá el audio de Estela, mamá de la detenida: