JUICIOS DE LAS BRIGADAS, AUDIENCIA 53 Honrando la vida, una búsqueda incansable
En última audiencia del año, previo a la feria judicial, se realizó la audiencia 53 del juicio que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en los CCD Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y el Infierno de Avellaneda. Ana María Caracoche tiene 77 años, es sobrevivientes de varios centros clandestinos de detención; tras su liberación, logró restitución de sus hijos, María Eugenia y Felipe, que habían sido apropiados por militares durante su detención. También declararon Eduardo, Ricardo y Gerardo D´Ambra, hermanos de Carlos y Alicia, secuestrados y desaparecidos en la última dictadura militar.
ANDAR en la justicia
(Diario del juicio) La jornada comienza con el testimonio de Ana María Caracoche, sobreviviente. Actualmente vive en Brasil, tiene 4 hijos y 7 nietos.
La testigo militaba en educación y cultura, en la Juventud Peronista. Su esposo, Oscar Gatica, en el sector sindical de Montoneros. Tenían dos hijos en ese momento, María Eugenia y Felipe.
En marzo de 1977 fuerzas de seguridad secuestran en el barrio Los Hornos a Falabella y José Abdala, a su hijo José Sabino, y a la hija del matrimonio Caracoche y Gatica, María Eugenia, de 1 año y 4 meses.
El 19 de abril de 1977 Ana María es secuestrada con Americe, en la casa de éste, por un grupo de encapuchados que se identifica como del ejército argentino. Cuando llegó la patota estaba también Camilo, el hijo de Americe; y Felipe, el hijo de Ana María, que tenía 4 meses. Por cuidarlo, a ella le quiebran el brazo. Los secuestradores también pasan por la casa de Omar Diesler y los llevan a todos a La Cacha. Americe y Omar Diesler eran compañeros de militancia de Oscar, esposo de la testigo.
Cuando a ella la desaparecen, su hijo Felipe queda con una vecina.
En La Cacha, Ana María es torturada. La dejan en un sótano donde había muchas personas y allí le entablillan el brazo. Dos días después, junto con Cristina Marocco, es llevada al Pozo de Banfield y ahí ambas son atendidas. Cristina había sufrido un aborto espontáneo. Las otras mujeres estaban en estado de gravidez o parto ya efectivado. Recuerda los nombres: Adriana Calvo de Laborde y su hija Teresita; Silvia Mabel Isabella Valenzi; María Eloísa Castellini, que había dado a luz a una nena en la celda; Manuela Santucho; Cristina Navajas; Alicia D’Ambra; Silvia Muñoz y Mari Garín.
En los primeros días de mayo la llevan nuevamente a La Cacha junto con Cristina Marroco. El 19 del mismo mes la liberan junto a Gastón, un estudiante de medicina, cerca de Los Hornos, donde había vivido.
A partir de ese momento comienza la búsqueda de sus hijos, María Eugenia y Felipe. “Los chicos eran botín de guerra de la Dictadura”, manifiesta.
Adriana Calvo le dice que escuchó el llanto de dos chicos en la Comisaría 5ta de La Plata, coincidente con la fecha de secuestro de María Eugenia y sus amigos. Eso le dio la pista para buscarlos. Como estaban en la clandestinidad, entre 1977 y 1980, su suegra y su cuñada fueron quienes recorrieron hospitales, la Casa Cuna y Juzgados, en busca de los chicos.
En 1980 se van a Brasil, ya con otra hija, María Paz. Se relacionan con ACNUR y CLAMOR, organizaciones de exiliados. Se contactan con Abuelas de Plaza de Mayo y, 8 años después, pueden localizar a Felipe quien es restituido a su verdadera familia.
En septiembre de 1984 Abuelas consigue ubicar a María Eugenia. El 12 de septiembre de 1985 es restituida después de 9 años. Había sido inscripta por el comisario Rodolfo Oscar Silva. Sabino también fue restituido.
“Mi testimonio, para la historia de América Latina es un punto, pero para mí, es toda mi vida”, expresa Ana María y concluye: “La verdad no es venganza, es Historia”.
El segundo testigo es Eduardo Sergio D´Ambra, hermano de Alicia D´Ambra.
Relata que eran 5 hermanos de Alta Gracia, Córdoba. El secuestro y desaparición de su hermana Alicia Raquel ocurrió en julio de 1976, en la calle Warnes, ciudad de Buenos Aires. Eduardo tenía 23 años cuando fue detenida Alicia, quien contaba con 20 años. La mamá de Alicia tenía la convicción de que estaba embarazada porque en el lugar donde la tenían así lo estaban varias mujeres. Adriana Calvo de Laborde, en su testimonio, dice que no está segura, pero que podía ser.
Alicia cursó su primaria y secundaria en una escuela religiosa de Alta Gracia. Siendo adolescentes Alicia y su hermano Carlos se incorporaron al Movimiento Católico de Juventudes (MCJ). Los más chicos eran estudiantes secundarios y los más grandes, estudiantes universitarios y dirigentes. En este grupo Alicia conoció a quien después sería su pareja y con quien se integraría a la militancia.
Luego se fue a estudiar inglés a la Escuela de Lenguas en Córdoba. Paralelamente había comenzado a estudiar francés en la Alianza Francesa y alemán en el Instituto Goethe. Convivía con su pareja Sebastián Ferrer en Córdoba y con su hermano Carlos D´Ambra, también desaparecido.
Ella es detenida en la ciudad de Córdoba acusada de repartir volantes y trasladada a la Jefatura de la Policía de Córdoba, ubicada en el centro de la ciudad. Ese mismo día fueron arrestados también Carlos y Eduardo. El testigo es liberado a las pocas horas, Carlos unos días después. Alicia es llevada luego a la cárcel del Buen Pastor, de donde se fuga en mayo de 1975 junto con otras compañeras.
Los padres pueden verla en Buenos Aires. Eduardo la vería una vez más cuando ella regresa a Córdoba. Alguien que nunca se identificó, a través de una comunicación con un tío que vivía en Merlo (Buenos Aires), notifica que fue testigo del secuestro de Alicia por fuerzas militares o policiales en julio del 76.
Los padres de Alicia y Carlos (Santiago Eduardo D´Ambra y Emilia Ofelia Villar) se integraron a Familiares de Detenidos por Razones Políticas de Córdoba. Él murió en el 2007 y Emilia en el 2017. Santiago fue testigo en el Juicio de las Juntas en el 85. En el juicio de La Perla, por el caso de Carlos, declaró su mamá. Su padre ya había fallecido.
El testimonio de Adriana Calvo de Laborde, brindó alguna referencia que pudiera corresponder a Alicia en el Pozo de Banfield. También pudo haber pasado por Automotores Orletti y otros centros clandestinos de detención.
En 1976 es secuestrado Carlos en la Terminal de Ómnibus de Córdoba junto con su novia Sara Waitman. Detenidos por la policía militar, son llevados al centro de detención Campo de La Ribera en esa ciudad. A Sara la trasladan luego a la cárcel de Córdoba llamada la UP1 y a Carlos, a La Perla (Córdoba), donde permaneció posiblemente hasta que fue asesinado a fines del 76, según sobrevivientes. Sara Waitman estuvo presa durante varios años en la cárcel ya legalizada, tiempo después la liberaron. Desde ese momento participa activamente de la Asociación de Ex Presos Políticos.
Sebastián Ferrer, pareja de Alicia, fue detenido y llevado a la UP2. Después de años preso y de haber pasado por varias cárceles (Devoto, Sierra Chica) pudo pedir la opción de salir del país. Se exilió en Suecia donde actualmente vive. Carlos, Alicia y Sebastián pertenecían al PRT. Ella tenía el seudónimo de Elena dentro de la organización.
Eduardo termina su testimonio recordando la canción “Honrar la vida”, diciendo que sus hermanos, en los pocos años que vivieron, realmente lo hicieron.
El tercero en declarar es Ricardo D´Ambra, hermano de Alicia y de Carlos. Cuenta que tanto Carlos Alberto como Alicia Raquel fueron víctimas de la última dictadura cívico militar eclesiástica. A Carlos lo secuestraron en la terminal de Córdoba junto a su novia. Alicia estuvo detenida en Córdoba, luego la llevaron al Buen Pastor donde participó de la fuga en el 75. Después fue detenida en el 76 en Buenos Aires, en una casa que estaba en la calle Warnes al 700. Alicia tenía 21 años, mientras que Ricardo 20.
Sabían que Alicia era militante del ERP, inclusive antes de que la metieran presa por primera vez. A partir de su fuga del Buen Pastor y la aparición de su cara en la televisión, junto a sus compañeras, todos se enteraron.
El cuarto testimonio es el de Gerardo Luis D´Ambra, el hermano menor de Alicia. Si bien al momento de la fuga del Buen Pastor (el 25 de mayo del 75), Gerardo presenció la noticia televisiva y vio las fotos de su hermana, aclara que el resto de la información con la que cuenta es a partir de relatos o de acceso a alguna de las causas.
Luego de la fuga tuvieron algunas comunicaciones telefónicas donde les informan que estaba bien. Una vez Alicia los visitó donde estaban acampando, en la zona de La Quintana. Ahí se sacaron la última foto Gerardo y Alicia. Ella tenía el pelo rubio.
La última vez que Gerardo la vio fue en su cumpleaños de 8, el domingo 18 de junio del 76, que también era el día del padre. Fueron con sus padres a Carlos Paz. De ahí los llevaron en auto a una vivienda donde estaba Alicia junto a varias personas. Ella usaba el nombre de Elena.
Gerardo reafirma que Alicia es secuestrada en julio en una casa en la calle Warnes al 700 (Buenos Aires), junto a Manuela Santucho y Cristina Navajas.
Recuerda la militancia de sus padres en la Agrupación de Familiares de Detenidos por Razones Políticas, hoy Asociación de Familiares y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba.
Por algunos testimonios, como el de Adriana Calvo de Laborde, se supo que después del secuestro estuvieron en Campo de Mayo, en Orletti y en el Pozo de Banfield. Años después por contactos con la hija de Constantino Petrakos y María Eloísa Castellini supo que pudo haber estado también en Puente 12, y conoció referencias sobre el Pozo de Banfield, los traslados, y que algunas de las chicas aparecieron en fosas comunes en el cementerio de Avellaneda. “Probablemente entre los restos encontrados esté el de Alicia”, expresa.
Gerardo recuerda que estuvo de visita todo un día en el Buen Pastor y que por la tarde estuvo jugando con el hijo de una compañera presa que se llamaba Sabino.
“En mi caso creo que es una página que nunca termina de pasar, quizás hasta que no sepa en su totalidad lo que sucedió con ellos o el destino final. Son todas presunciones y uno las sobrelleva como puede”, manifiesta.