20 AÑOS DE CULTURA PARA LA PAZ Y LOS DERECHOS HUMANOS Homenajearon a la cátedra de Adolfo Pérez Esquivel en la UBA
“No estamos acá simplemente para adquirir conocimiento, hay que tener rebeldía para transformar la sociedad y esa rebeldía es de la conciencia, el corazón y el amor por nuestro pueblo”, dijo el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) acompañó a su presidente durante el acto organizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. La ex vicedecana de la casa de altos estudios y consultora académica de la CPM, Patricia Funes, le hizo entrega de la placa homenaje, un reconocimiento a la labor de Pérez Esquivel en la construcción de una universidad crítica y democrática. Además, el secretario de la CPM Roberto Cipriano García, la directora general Sandra Raggio y la Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora e integrante de la CPM, Nora Cortiñas, participaron del acto.
(Agencia/Facultad de Ciencias Sociales-UBA) El rector de la UBA, Alberto Barbieri, y la decana de la Facultad, Carolina Mera, encabezaron el homenaje al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, al cumplirse 20 años de la creación de su cátedra Cultura para la Paz y Derechos Humanos en el ámbito de esta casa de estudios. Acompañado por la titular de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Nora Cortiñas, y la profesora adjunta de la materia, María Sondereguer, Pérez Esquivel manifestó su agradecimiento a quienes le otorgaron el reconocimiento y llamó a la “efervescencia en las universidades”. “No estamos acá simplemente para adquirir conocimiento, hay que tener rebeldía para transformar la sociedad y esa rebeldía es de la conciencia, el corazón y el amor por nuestro pueblo”, consignó hacia el final de la ceremonia.
El acto se abrió con la proyección de un video alusivo a la figura de Pérez Esquivel. La pieza audiovisual arrancaba con el audio de la transmisión que hiciera el periodista Ariel Delgado por radio Colonia, en el momento en que trascendía la noticia del Premio Nobel en 1980. “En Argentina, no se respetan los derechos humanos”, sentenciaba la voz del quinto argentino acreedor de esa distinción -recogida en el documento elaborado por el área de Transmedia de la Subsecretaría de Gestión Institucional-.
La primera en hacer uso de la palabra fue la Decana, quien luego de expresar cuánto la honraba presidir este homenaje contextualizó el encuentro que congregaba a centenares de docentes, investigadores, estudiantes y activistas por los derechos humanos en el Auditorio de la Facultad. “Este homenaje a Adolfo y a su equipo, llega en un momento muy crítico y difícil para el país pero sobre todo -y una vez más- para los más desprotegidos”, sostuvo Mera, y agregó: “atravesamos una coyuntura en la que volvemos a presenciar actos de represión, violencias institucionales, vulneración de derechos, discursos negacionistas, criminalización de la protesta, existencia de presos políticos y persecución política, desprotección de la ciudadanía frente a las lógicas del mercado, aumento de la pobreza y ajuste en general, y en especial, y que nos toca directamente, el desfinanciamiento a la educación pública y al sistema de Ciencia y Tecnología, que como todos sabemos está en movilización desde hace ya dos semanas”.
Sondereguer, a su turno, recordó que, cuando Pérez Esquivel la convocó, “el propósito era tener una cátedra que fuera un espacio de debate, con una perspectiva crítica, sobre los derechos humanos, que habían sido el pacto fundacional de nuestra democracia”. “Buscábamos un espacio de reflexión crítica y un espacio de intervención sobre la sociedad”, remarcó.
Entonces, tomó la palabra Cortiñas, que fue celebrada por quienes la escuchaban en cada inflexión de su discurso, en sus disgresiones y en sus recomendaciones políticas. “Es fácil estar acá, al lado de Adolfo, después de tantos años que caminamos juntos con él y su familia, porque ustedes saben que, como yo digo, adelante de un hombre famoso hay una mujer que ilumina el camino”, comentó para arrancar los primeros aplausos. Enseguida resaltaría la importancia de la cátedra, basándose en que las luchas continúan. “La gente cree que ya pasó y que habría que traer un remanso o no seguir hablando porque, a veces, molesta pero no podemos mirar para otro lado”, argumentó, y subrayó con énfasis: “no es una obligación sino un compromiso”.
Finalmente, elogió a Pérez Esquivel por su persistencia y su humildad. “Cambió el mundo, cambiaron los gobiernos pero Adolfo no cambió nunca”, dijo. En ese momento, comenzaron a entregarse las placas de reconocimiento y los diplomas a los miembros de la cátedra, que uno a uno subieron al escenario y se fotografiaron con el Rector, la Decana, Cortiñas, Pérez Esquivel y Sondereguer.
Cuando le tocó pronunciar su discurso, Barbieri calificó al titular de la cátedra como “una persona de convicciones profundas, que ha puesto su alma y su cuerpo en la lucha por los derechos humanos”. Si bien reconoció que “hay muchos que quieren que esto sea sólo una página de la historia”, advirtió que “el legado es muy fuerte y caló muy hondo en todos los argentinos”. “Lo que nos dejan es algo que llevamos en el corazón y lo transmitimos académica y políticamente en la UBA”, destacó.
A continuación, la ex vicedecana, Patricia Funes, fue invitada al escenario para entregarle la placa a Adolfo. En primera fila, seguían el acto con atención la actual vicedecana, Ana Catalano, autoridades de la Facultad y los senadores Daniel Filmus y Fernando Solanas.
Por último, se dirigió al auditorio Pérez Esquivel. Y aunque admitió que se asiste a “momentos difíciles en el país y en toda América latina”, indicó que “siempre hay que buscar los signos de esperanza y resistencia”. “No me resigno a un pueblo de esclavos”, aseveró. Antes del brindis de cierre, hubo espacio para que la cantante Alexia Massholder y el pianista Federico Mizrahi interpretaran canciones como “La Pomeña” y “Pueblo Victorioso”.