Homenaje a Pérez Esquivel en la Casa Rosada: “Un premio de aquellos que luchan y trabajan por construir un nuevo amanecer”
A 40 años de la designación como Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel fue homenajeado en la Casa Rosada en un sentido acto que encabezó el presidente de la Nación Alberto Fernández. “Tu historia es expresión de lo mejor de un ser humano, que es comprometerse con los que sufren”, destacó el presidente. Pérez Esquivel agradeció los reconocimientos y alentó a seguir luchando cotidianamente por “una democracia con derecho e igualdad para todos y todas”. También recibió el saludo, entre otros, del Papa Francisco. El acto fue acompañado por el gobernador bonaerense Axel Kicillof, ministros nacionales y provinciales, el rector de la UBA, familiares, amigos y amigas del Nobel y la Comisión Provincial por la Memoria (CPM).
ANDAR en la Casa Rosada
(Agencia Andar) El 13 de octubre de 1980, en plena dictadura militar, el Comité Noruego del Nobel anunció la designación del militante por los derechos humanos y activista por la no-violencia Adolfo Pérez Esquivel como premio Nobel de la Paz. Adolfo había estado 14 meses detenido y sobrevivido a los vuelos de la muerte. La premiación no sólo significó un profundo golpe para la Junta Militar sino también una muestra de apoyo internacional para quienes en el país denunciaban el terrorismo de Estado en el país.
A 40 años de aquella condecoración, en el marco de los homenajes que se extenderán hasta el 10 de diciembre, día en que recibió el premio en Oslo, Pérez Esquivel fue reconocido hoy en un acto oficial en la Casa Rosada, un reconocimiento histórico del Estado argentino. Durante la ceremonia, el presidente de la Nación Alberto Fernández le entregó una placa conmemorativa con la consigna “La paz no se regala, se construye”, una de los tantos principios que el premio Nobel de la Paz acuñó en lo que él mismo denominada sus “caminadas” en la lucha por la paz y la justicia.
“Cuando organizábamos el acto, intenté reconstruir tu vida, tu historia, que es una historia maravillosa expresión de lo mejor de un ser humano que es comprometerse con los que peor están, con los que sufren. Vos deberías ser un ejemplo y un modelo de todos los argentinos”, destacó Alberto Fernández. Y agregó: “Quise recordar tu discurso y mucha de las injusticias de las que hablabas en 1980, todavía se padecen en América Latina, todavía se padecen las persecuciones, todavía la desigualdad existe, un sistema donde la riqueza se concentran en poco y la pobreza se distribuye en millones”.
Antes de las palabras del presidente de la Nación, se proyectó el discurso de Adolfo Pérez Esquivel del 10 de diciembre de 1980 frente al Parlamento noruego, al momento de recibir el Nobel de la Paz: “Quiero hacerlo en nombre de los pueblos de América Latina, y de manera muy particular de mis hermanos los más pobres y pequeños, porque son ellos los más amados por Dios; en nombre de ellos, mis hermanos indígenas, los campesinos, los obreros, los jóvenes, los miles de religiosos y hombres de buena voluntad que renunciando a sus privilegios comparten la vida y camino de los pobres y luchan por construir una nueva sociedad”, había dicho.
Durante la ceremonia, Pérez Esquivel recibió el saludo también de compañeros y compañeras de militancia de distintos lugares del mundo. “Has recibido tu premio con mucha humildad y trabajaste estos 40 años con la misma humidad. Has demostrado que ser premio nobel no significa tener privilegios personales sino estar al servicio de los pueblos y los más necesitados”, señaló Grazia Tucci, la representante en Europa del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), organismo que fundó Adolfo Pérez Esquivel en 1973 y que tiene presencia en toda Latinoamérica.
“Hace 40 años, mi gran amigo recibió el Nobel de la Paz, una persona que fue bárbaramente torturada por el régimen militar y siempre bregó por la paz y recibió el premio por todos los que ven violados sus derechos humanos. Él continua esa lucha, porque es posible un mundo alternativo, un mundo de paz y bien donde la sociedad viva en armonía y profunda fraternidad”, valoró el teólogo brasileño Leonardo Boff.
Desde Brasil, también hizo llegar una carta el ex presidente Lula da Silva, quien recordó y agradeció especialmente la visita de Adolfo Pérez Esquivel en agosto de 2018 a la cárcel de Curitiba, donde estaba detenido, víctima del lawfare: “Fue un gesto de coraje y solidaridad que sólo muy pocos luchadores son capaces”.
“Habías sufrido la persecución, la cárcel, la tortura, pero nunca dejaste de defender a los más pobres y desamparados. A los más humildes y abandonados. Un compromiso que no sólo sigue intacto sino que se ha profundizado con cuatro décadas consagradas a la lucha por la paz, la memoria, la verdad, la justicia y la solidaridad entre los pueblos”, agregó Lula.
El último de los mensajes fue de otro gran amigo de Pérez Esquivel, el Papa Francisco. Desde el Vaticano, el máximo representante de la Iglesia Católica señaló: “Quiero unirme a la celebración, sé que en el corazón de cada uno celebraremos los 40 años del premio Nobel de la Paz de Adolfo Pérez Esquivel, de mi amigo. Gracias por tu testimonio en los momentos lindos pero también en los momentos dolorosos de la patria, por tu palabra, por tu coraje y por tu sencillez. Vos no te la creíste y eso nos hace bien, un premio Nobel que sigue haciendo lo suyo con humildad”.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM), estuvo presente en el acto en el Salón Blanco de la Casa Rosada; la copresidenta Dora Barrancos, la integrante del organismo Nora Cortiñas y el secretario Roberto Cipriano García acompañaron el homenaje. También estuvieron el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof, el Jefe de Gabinete de Nación Santiago Cafiero, el Ministro del Interior Wado de Pedro, la Ministra de Justicia Marcela Losardo, el Ministro de Defensa Agustín Rossi, el Secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla, el Ministro de Justicia y Derechos Humanos bonaerense Julio Alak y otras autoridades nacionales y provinciales.
En primera fila, estuvieron su compañera de vida Amanda Guerreño y su amigo y Obispo de San Isidro Oscar Ojea, además de familiares, amigos y amigas.
Durante su discurso Adolfo Pérez Esquivel realizó una mención a especial a otro de los presentes, el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Alberto Barbieri. Ayer, en la carta pública por los 40 años del Nobel, Pérez Esquivel anunció que la casa de altos estudios atesorará su premio junto a otras condecoraciones, obras de arte, biblioteca y archivos para que se constituya La Casa de los Premios Nobel Latinoamericanos en la antigua sede del Serpaj en la calle México y Bolívar de la CABA. “Que la casa de la resistencia a la dictadura militar sea un centro de formación, de conciencia crítica y de valores para las generaciones presentes y futuras. Es el patrimonio que queremos dejar”, señaló Pérez Esquivel.
El Nobel de la Paz tuvo también su reflexión sobre este presente: “Tenemos muchas dificultades, la pandemia del coronavirus no es la única, está la pandemia del hambre. Este gobierno tiene un desafío enorme, la pandemia trajo mucho dolor a toda la humanidad”. Y agregó: “Tenemos que aprender de la madre tierra, la madre tierra nunca generó monocultivos, eso es parte del daño que el ser humano hizo a la madre tierra, a la creación, hay estudios científicos que señala que la devastación de los recurso naturales, el desmonte y la destrucción del medio ambiente son las razones de esta pandemia”.
En el homenaje en la Casa Rosada, y como lo hizo en ese momento, Adolfo Pérez Esquivel volvió a recordar: «Mi trabajo nunca es de una persona, es un trabajo compartido, lo dije cuando me entregaron el premio Nobel, es un premio de aquellos que luchan y trabajan, todavía hoy, por construir un nuevo amanecer. Tenemos que pensar en otro tipo de sociedad, generar un nuevo contrato social y para eso necesitamos de la rebeldía y de una conciencia crítica. No podemos hacer nada si no somos rebeldes antes las injusticias que vive nuestra comunidad».
En aquel discurso del 10 de diciembre de 1980 decía: “La violencia institucionalizada, la miseria y la opresión generan una realidad dual, fruto de la persistencia de sistemas políticos y económicos creadores de injusticias, que consagran un orden social que beneficia a unos pocos: ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres”.
40 años después, la lucha por la justicia y la paz sigue siendo la lucha por derechos e igualdad. “No podemos hacer nada si no somos rebeldes contra las injusticias que vive nuestra comunidad. Tenemos que llegar a una sociedad de iguales y esa es una lucha cotidiana”, cerró.