ALEGATOS DE LAS DEFENSAS EN EL JUICIO LA CACHA “Hice lo que un penalista no debe hacer: prometí a Claudio Grande la absolución”
Juan José Losino, el defensor del imputado Claudio Raúl Grande, exempleado civil del Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército, basó su alegato en la hipótesis de la confusión de identidad con respecto a su asistido. Losino insistió con que el agente de La Cacha apodado “Pablo”-que fue mencionado por decenas de testigos en el juicio- era de apellido Chiaraveyra, del servicio secreto del Destacamento.
ANDAR en los juicios
(Agencia) El miércoles 8, a partir de las 11, se desarrolló una nueva audiencia del juicio oral y público por los crímenes de lesa humanidad cometidos en el exCentro Clandestino de Detención –CCD- conocido como La Cacha. En esta ocasión, el abogado defensor Juan José Losino, que representa al veterinario y exfuncionario civil del Destacamento 101, Claudio Grande, realizó un extenso alegato cuyo eje central giró en torno al presunto error en la identificación del imputado, aunque muchos testigos lo han reconocido en muestras fotográficas.
“Vengo mendigando justicia desde hace 5 años, que es el tiempo que Grande ha pasado hasta ahora en la cárcel, y debo decir que hice lo que un abogado penalista nunca debe hacer: le prometí a él y a su familia la absolución”, afirmó Losino, quien comenzó su alocución diciendo que tuvo hasta el último momento “la candidez, la confianza y la esperanza de que nadie acusara a Grande”, sin explicitar los motivos de semejantes expectativas.
“Vengo a pedir disculpas”
“Como este ha sido un juicio positivo, y como ningún rol se desempeña en soledad, vengo a pedir un 50 por ciento de disculpas al tribunal en aquellas cuestiones que, por exceso de pasión en la defensa, he dicho cosas injustas y no correctas”, admitió el eufórico abogado, cuyo nombre ha circulado con profusión desde el inicio del juicio La Cacha a partir de sus continuas interrupciones, pedidos de recusación contra el presidente del tribunal, Carlos Rozanski, y frases provocativas.
Cabe recordar que durante la segunda audiencia del juicio, realizada en febrero pasado, Rozanski advirtió: “El doctor Losinno, no hace mucho tiempo, llamó por teléfono al tribunal en horas de la noche, que no corresponde, e intimidó a la funcionaria que lo atendió diciéndole que su nombre saldría publicado en los medios. Hoy el mismo abogado se ha expresado de forma indecorosa y grosera ante el tribunal, y quiero dejar en claro que no vamos a permitir las maniobras dilatorias desde el inicio del juicio”.
“También aclaro que este Tribunal no se ha rascado las pelotas durante todo el año, como sugirió el doctor Losino… Este debate va a transcurrir con total normalidad y se van a cumplir todas las normas del debido proceso”, agregó el magistrado en aquella oportunidad, en lo que sería uno de los tantos cruces con el defensor durante los siguientes meses.
A tal punto llegaron los intentos de obstrucción del debate oral por parte de las defensas que desde la querella representada por Justicia Ya! se emitió un comunicado advirtiendo que Losino “se encargó de intimidar a los testigos para que se sometan a reconocimientos fotográficos. Su única finalidad es amedrentar a las víctimas, sabiendo que es muy difícil para ellos prestar declaración y someterse a ese tipo de reconocimiento de personas que vieron hace más de 35 años y cuando permanecían tabicados durante su cautiverio y escasas veces pudieron ver a sus represores”.
“Una de las víctimas, sobreviviente de La Cacha que accedió a realizar el reconocimiento fotográfico de personas que fuera solicitado por la defensa de Grande, fue groseramente engañada, ya que el defensor introdujo entre las fotografías la foto de la libreta universitaria del imputado, sabiendo que en esa foto no tenía el mismo aspecto en el año 78, año en el cual la testigo podría haber visto al represor. No acordamos con los reconocimientos fotográficos pero de hacerse, las fotos que se presenten deben ser de la época en que transcurrieron los hechos que se juzgan y con el aspecto que tenían los imputados en ese entonces”.
El polémico defensor Juan José Losino llegó al juicio La Cacha con el antecedente de haber participado en la defensa de otros casos donde se cometieron gravísimos delitos y violaciones a los Derechos Humanos: Fue abogado del cuádruple femicida Ricardo Barreda, el odontólogo que mató brutalmente a las 4 mujeres de su familia; patrocinó al “cura Grassi” acusado de pedófilia; y fue defensor de Justo José López, uno de los policías acusados de matar a Miguel Bru, el estudiante de Periodismo que desapareció de la comisaría novena de La Plata en 1993.
El alegato de Losino
“Parafraseando a Pugliese, yo les hablé con el corazón y ustedes me respondieron con sorna, sonrisas burlonas y silencios. Ahora me van a escuchar porque necesito hacerlo. La versión de que ‘Pablo’ es Grande es un mal parche sobre una hipótesis que no pudo ser demostrada en este juicio”, afirmó el abogado, quien basó su exposición apoyado en la proyección en pantalla gigante de los legajos de su asistido y de Chiaraveyra, otro de los funcionarios del Destacamento 101 con quien, según Losino, se confunde a Claudio Grande.
La hipótesis que mantiene el defensor es que el guardia de La Cacha a quien apodaban “Pablo” –un nombre de cobertura, según el sistema de identidad secreto de la inteligencia militar- no era el por entonces estudiante de veterinaria y “dactilógrafo” del Destacamento, sino un agente secreto de apellido Chiaraveyra.
“Estos legajos que traigo a esta instancia de alegato constan en el expediente desde hace por lo menos seis meses, pero ni el fiscal ni las querellas les han prestado atención. Los documentos, en definitiva, reflejan la verdad de lo que pasaba en el Destacamento 101 en el año 77. La pregunta es: ¿por qué a estos documentos oficiales los guardaron los militares? Yo creo que se trató de inexperiencia y confianza en que los juicios nunca se iban a realizar. Salvo uno de ellos que sí se dio cuenta de que los juicios se realizarían y, en función de eso, tuvo la precaución de quitar la foto de su legajo: Estanislao Chiaraveyra”, explicó Losino.
Entre los datos que rescató el defensor en base a los dos legajos, destacó el apodo consignado sobre Claudio Grande, “Pilín”; la función que cumplía su asistido –redactor dactilógrafo-; la ideología –“democrática”-; y el especial apego al trabajo, según las evaluaciones periódicas que realizaban sus superiores; entre otros registros.
“Este juicio fue contra Grande. Uno de los imputados, que es defensor, me dijo en algún momento del debate: ‘Usted transformó a Grande en Etchercolatz’. Y yo le respondí: ‘No tenía otra, doctor. Tenía que sacarlo a la luz’. Ojalá pudiera haber tenido una actitud de espera, quedarme quieto. Sin embargo, tuve que venir aquí a desmontar esta historia sobre mi asistido. Por eso, espero que el CIJ esté transmitiendo este alegato, que tenga picos de rating, para que se conozca la verdad. Yo a Grande lo voy a sacar en libertad”, agregó.