Graves condiciones de detención en alcaidía del centro cerrado Almafuerte
En las últimas semanas dos jóvenes bajo custodia estatal en la Alcaidía del Centro Cerrado Almafuerte intentaron suicidarse, afectados por un régimen de vida y condiciones de detención que constituyen graves violaciones de derechos humanos. Luego de concurrir al lugar y entrevistar a los jóvenes, la Comisión Provincial por la Memoria, en su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, denunció el aislamiento extremo, la falta de comunicación con las familias y funcionarios judiciales y la nula atención psicológica. Incluso luego de los intentos de suicidio, ninguno de los jóvenes fue atendido por una profesional de la salud mental. El Juzgado de Garantías del Joven N° 2 de La Plata corroboró la crítica situación durante una visita judicial, hizo lugar al habeas corpus colectivo presentado por la CPM y ordenó la prohibición de nuevos ingresos y que se garantice diariamente la comunicación extramuros.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) Dos intentos de suicidio, varios casos positivos de coronavirus, aislamiento extremo, malas condiciones edilicias, colchones muy húmedos y llenos de chinches, falta de provisión de artículos de higiene personal o para limpieza de la celda, escasa comunicación telefónica con las familias y/o sus defensores, hostigamientos y burlas por parte de los funcionarios de minoridad, nulo acceso a actividades educativas o recreativas y ausencia absoluta de dispositivo de atención psicológica y médica. Estas son las condiciones de encierro que sufren los jóvenes alojados en el pabellón derecho o Alcaidía del centro cerrado Almafuerte de La Plata.
Unas semanas atrás un joven se suicidó en el Centro de Recepción de Pablo Nogués y otro intentó hacerlo, en condiciones de detención tan graves como las relevadas en el Almafuerte. Al igual que pasó en estos dos nuevos hechos, el joven sobreviviente tampoco recibió atención psicológica adecuada luego del intento de suicidio.
Luego de realizar una inspección en calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) denunció en un habeas corpus colectivo el agravamiento de las condiciones de detención. El titular del Juzgado de garantías del joven N 2 de La Plata Guillermo Marcenaro constató estas denuncias en una visita judicial e hizo lugar a la acción presentada por la CPM.
En su parte resolutiva, el juez dispuso cautelarmente la prohibición de ingreso de jóvenes al área de Alcaidía hasta tanto la autoridad de aplicación, el Organismo Provincia de Niñez y Adolescencia (OPNyA), proceda al cambio de todos los colchones del área. También ordenó la elaboración de un plan o programa que posibilite la comunicación diaria de los jóvenes con su núcleo familiar, defensa penal y/o juzgado interviniente, sea por medio de video llamadas y/o cualquier medio tecnológico. También pidió que se remitan informes sobre los programas y dispositivos de salud mental, control médico y acceso a actividades educativas y recreativas.
La ausencia o precariedad de cualquiera de estos dispositivos de atención y contención se hicieron evidentes durante la inspección realizada por la CPM. Lejos de respetar la normativa nacional e internacional sobre el tratamiento especializado para adolescentes y jóvenes en el encierro, en los centros cerrados se impone cada vez más una lógica penitenciaria: se aplican y enfatizan prácticas violentas constitutivas de torturas y malos tratos y se desconocen los reclamos de los jóvenes. Se avanza hacia la carcelización de estos lugares de detención.
Frente a esta situación, los intentos de suicidio u otras autolesiones son vía de escape a la violencia sufrida, la angustia y desesperación permanente o como llamado de atención. Los casos en el Instituto Almafuerte se inscriben en ese cuadro de situación.
Uno de los jóvenes que intentó suicidarse lo hizo como respuesta frente a los malos tratos: ante el reclamo de ropa adecuada —cuando ingresó al pabellón le habían provisto un pantalón tan grande que ni siquiera podía ajustarlo para que no se le caiga, una remera que no le llegaba al ombligo y ojotas que cubrían la mitad de los pies—, dos asistentes de minoridad lo hicieron desnudar mientras se reían y burlaban de sus demandas. Se llevaron toda la ropa y lo dejaron sólo con un bóxer; durante más de una hora pidió que le regresen la ropa y, ante la falta de respuesta, se colgó con una sábana. Ante los gritos de otros jóvenes, los asistentes llegaron a descolgarlo; pero en lugar de disponer una medida de contención, lo arrojaron sobre un colchón mojado, después le sacaron el colchón y las sábanas y lo dejaron desnudo sobre el camastro de cemento. Luego de otras dos horas de reclamos desoídos, inundó su celda, recién entonces, seis horas después del primer reclamo, el jefe de guardia le alcanzó una muda de ropa.
El otro joven que intentó suicidarse había ingresado siete días antes al Instituto Almafuerte; ese día habló por teléfono con su mamá. Preocupado porque su hermano más chico estaba mal, reclamó una nueva comunicación, que no le otorgaron y le informaron que podía hablar sólo dos veces por semana y durante 10 minutos. En esa situación de angustia y ante la desidia del personal, intentó suicidarse colgándose con una sabana. Pese a este hecho grave, no hubo ninguna respuesta: el joven siguió aislado, incomunicado y sin recibir ninguna asistencia psicológica.
“Te haces la cabeza encerrado hasta que no aguantás más, yo llegué a escuchar voces y pensé acá me estoy volviendo loco, las voces me decían que me ahorque, la escuchaba todo el día y también a la noche. Y bueno, además, la única forma de que te atienda la directora es si te intentás colgar, si no nadie habla con vos. Estas todo el día encerrado y no podés ni tomar mate ni fumar, nada, es desesperante, sólo mirás el techo o la pared, pero ni ves el sol”, relató en la entrevista con la CPM. Angustiado por la falta de comunicación con su familia y sin contención alguna, intentó suicidarse por segunda vez cinco días después. Luego de estos dos intentos, tampoco hubo ninguna asistencia psicológica.
“No se diseñaron ni implementaron dispositivos de asistencia integral de su salud física o psicológica que los contenga. La desidia institucional frente a estos casos es patente y no existe registro institucional de la gravedad de lo acontecido”, señaló la CPM en la presentación judicial.
Cabe recordar que, en condiciones de detención tan graves como las relevadas en el Almafuerte, hace pocas semanas un joven se suicidó en el Centro de Recepción de Pablo Nogués y otro intentó hacerlo. Al igual que pasó en estos dos nuevos hechos, el joven sobreviviente tampoco recibió atención psicológica adecuada luego del intento de suicidio.
Según relataron en las entrevistas realizadas por la CPM, los jóvenes de la Alcaidía de Almafuerte sólo tuvieron una rápida entrevista psicológica al ingresar y luego no recibieron más asistencia. Además no hay personal médico permanente por lo cual la atención y los informes son realizados por enfermeros. En ese contexto, la CPM advirtió que “los informes de atenciones de los jóvenes son muy precarios y no hay un dispositivo sanitario preparado para el pabellón derecho o Alcaidía”.
El fallo del Juzgado de garantías del joven N 2 de La Plata, es un primer paso para lograr revertir estas graves condiciones de detención. Es necesario el cese inmediato de las medidas de aislamiento extremo, la asistencia interdisciplinaria de los jóvenes en los términos de la ley 26.657 de Salud Mental, y la comunicación diaria con sus afectos. Es decir, el respeto de derechos esenciales y el diseño de dispositivos o programas especiales que prevengan estos casos de suicidios o intentos de suicidios y atiendan a quienes sobreviven para garantizar la no repetición de estos hechos gravísimos.