“Fue una causa armada por la policía de Chubut como represalia por haber denunciado a los asesinos de mi hijo”
César Antillanca, el padre de Julián –un joven asesinado a golpes en 2010 por 3 policías de Chubut a la salida de un boliche- conoció aquel año a Jorgelina Domínguez Reyes. Fue a través de un fotógrafo que sabía de una joven que había sido testigo del momento y lugar donde un grupo de policías había abandonado el cuerpo sin vida de Julián. Gracias a ella, por primera vez condenaron a agentes policiales de esa provincia. Hoy, César Antillanca es el principal activista y denunciante de una condena arbitraria que acaba de dictar un tribunal de Chubut contra Jorgelina Domínguez Reyes por un homicidio cuya autoría nunca se probó.
ANDAR en Chubut
(Agencia) “La causa por la que la semana pasada condenaron a Jorgelina como responsable de un homicidio fue armada por la Policía desde el comienzo, como revancha o represalia contra esta joven cuyo testimonio fue determinante para que, por primera vez en Chubut, 3 agentes fueran condenados por golpizas y posterior muerte de sus víctimas”, describe César Antillanca, referente de la Comisión contra la impunidad de esa provincia.
En efecto, el pasado viernes 6 de julio los magistrados del Tribunal Penal de Trelew -José García, Alejandro Defranco y César Zaratiegui- resolvieron condenar a Jorgelina por el delito de homicidio agravado por el uso de arma en el marco de una causa en la que se ventilaba la autoría del asesinato de Candela González, una joven de 14 años, ocurrido durante la tarde del 30 de abril de 2017 en la plaza del barrio Luz y Fuerza de Trelew.
En diálogo con ANDAR, César Antillanca detalló que “esta fue una causa muy manipulada, tergiversada y con problemas desde el principio de la instrucción. En realidad, está claro que se trata del precio que deberá pagar esta joven por haber sido la testigo principal que permitió esclarecer el crimen de mi hijo ocurrido en 2010 a manos de la policía provincial”.
En este sentido, el activista de la Comisión contra la impunidad señaló que nunca se comprobó, en las pericias científicas, que Jorgelina hubiera sostenido ni gatillado un arma: la prueba del termomicrotest (utilizada para hallar restos de pólvora en las manos y uñas) dio negativa, e igual resultado arrojó la búsqueda de rastros de pólvora sobre el buzo y demás prendas que llevaba puestas la joven aquella tarde.
Tampoco hubo en la instrucción de la causa ni en el debate oral y público algún testigo que señalara a Jorgelina Domínguez Reyes como la autora de los dos disparos que terminaron con la vida de Candela González.
El relato generalizado es que hubo forcejeo entre el o la atacante y la víctima y que hubo un contacto físico, por lo que en la autopsia de Candela se le extrajeron muestras de las uñas para cotejarlas con el ADN de Jorgelina y otras jóvenes. También dio negativo.
El único elemento incriminatorio que el tribunal consideró fueron las primeras actuaciones oficiales que la policía de Chubut realizó en el lugar del hecho, sin control de fiscalía ni garantías de custodia de la prueba.
“Yo personalmente he asistido a todas las audiencias del juicio que acaba de terminar. No sólo no existen pruebas contra Jorgelina, sino que sí existen elementos que hubieran permitido esclarecer la verdadera autoría del homicidio. Por ejemplo, consta en la causa un audio y mensajes de texto de otra joven, quien habría sido la verdadera autora de los disparos. En esas comunicaciones ella admite a un conocido suyo la autoría de los disparos, y finalmente el que recibe los audios y mensajes termina extorsionándola con pedido de dinero a cambio de no revelar esas pruebas. Todo esto que digo fue incluso proyectado en la sala del juicio, y sin embargo esa joven no estuvo imputada en la causa”, explicó Antillanca.
También declaró como testigo en el juicio una mujer de apellido Moyano, madre de una de las jóvenes que estuvo aquella tarde en la plaza. La testigo declaró que su propia hija le había contado que la autora de los disparos no había sido Jorgelina Domínguez Reyes sino otra joven, la misma de los audios y mensajes de texto que fueron incorporados a la causa.
César Antillanca no sólo denuncia la arbitrariedad de la reciente condena contra Jorgelina sino que además ya ha denunciado en fiscalía a los policías que iniciaron el expediente: “A esta joven la acompaño, primero, a título personal porque sé que es inocente; segundo, porque soy ciudadano y denuncio al poder público: y tercero, porque integro la Comisión contra la impunidad de Chubut, y trabajamos para erradicar la violencia institucional, el gatillo fácil y la impunidad de las fuerzas de seguridad”.
“Estoy convencido de que, al igual que lo que ocurrió con mi hijo –con respecto a la causa que durante años tramitó sin imputados y con la falsa versión de una muerte por intoxicación alcohólica-, esta injusticia que está viviendo Jorgelina la vamos a poder corregir y se sabrá la verdad: ella fue víctima de una represalia policial por su testimonio en el juicio por el crimen de Julián Antillanca”.