Ezeiza: “La violencia contra la que nos manifestamos afuera se desplegó adentro”
Después de que centenares de miles de mujeres se manifestaran en las calles contra la violencia de género, las presas en el Complejo IV de Mujeres de Ezeiza padecieron una feroz golpiza por un grupo mixto del Servicio Penitenciario Federal (SPF) tras el anuncio del recorte de sus derechos. Organismos estatales y de derechos humanos se acercaron a la unidad tras la denuncia de estos hechos y constataron la situación.
ANDAR en las cárceles
(Agencia Andar) Esa mañana las mujeres privadas de libertad habían manifestado su adhesión al Paro Internacional de Mujeres a través de un ruidazo pacífico. Por la tarde el SPF seleccionó un grupo de mujeres para asistir a una “reunión de convivencia”. “Agarraron a dedo a una por pabellón, eligieron a chicas recién ingresadas al penal o a las que no manejaban negociaciones con el servicio. La cuestión es que les dicen que no hay plata para pagarles el mes trabajado y que las familias no podrían retirar el peculio”, cuenta María Medrano de Yo no fui, una organización social que trabaja con proyectos productivos y artísticos en las cárceles de mujeres y con quienes recuperan la libertad.
Esa madrugada un grupo de mujeres estaba reunido en su pabellón hablando sobre la situación. Las habían amenazado advirtiéndoles que en caso de realizar una medida de fuerza para manifestar su reclamo les serían descontadas más horas de trabajo. Las fuerzas de seguridad ingresaron en forma intempestiva “entró la requisa con personal mixto y las molieron a golpes. Las sacaron con gas pimienta, golpes de puño y patadas cuando quisieron refugiarse en una celda. A 4 las llevaron a los tubos, a otras a la Unidad 27 que es pabellón psiquiátrico y se usa más como castigo que como tratamiento. Esto fue a las 2.30 AM. A la mañana nos llamaron”, describe Medrano.
Desde la organización se comunicaron inmediatamente con la Procuración Penitenciaria (PPN) y difundieron lo sucedido. Desde la dependencia confirmaron el ingreso violento al pabellón 24 de mujeres del módulo III y las agresiones a 15 internas con golpes, puntapies y gas pimienta. El 6 de marzo habían tenido una actitud similar con el pabellón IV. Un médico del organismo constató las lesiones sufridas por las mujeres: moretones, rasguños, contusiones y cortes en sus cuerpos.
Desde Yo no fui y el Colectivo Ni una menos también pudieron recorrer la cárcel junto a un juez y hablar con las mujeres allí alojadas. “Si bien esto empezó por el tema del pago, en los pabellones del modulo 2 señalaban centralmente cuestiones de maltrato y falta de atención médica. Pudimos también ir a la unidad 27, ese lugar es un desastre, es muy impresionante. Hay chicas que están hace meses y las inyectan todo el tiempo, chicas a las que le dieron el alta y siguen ahí, u otras directamente sin problemas psiquiátricos”, repasa Medrano el panorama con el que se encontraron. “Lo que nos interesa es visibilizar no solamente la falta de pago que es por lo que empezó sino todas las violencias que se ejercen sobre los cuerpos de las mujeres. Vamos a exigir el mejoramiento de las condiciones de vida en las cárceles y a tener en cuenta otros modos de castigo para las mujeres”, agrega.
El Complejo IV, de hecho, está superpoblado. En la pizarra de ingreso figuraban 638 detenidas en una unidad que siempre alojó un número que rondaba las 400- 450 y con capacidad para unas 500 mujeres. “El 60% de las mujeres está con preventiva, y la misma gente del servicio le decía al juez cuando marcaba cosas que en el ámbito federal hay 800 mujeres presas y 510 están en condiciones de irse con otras medidas. Queremos exigir eso”, afirma Medrano.
A partir de la experiencia de Yo no fui quienes integran la organización saben que las mujeres sufren múltiples violencias antes de llegar a la cárcel y conocen al estado en su peor cara represiva. Cuando salen no hay políticas públicas pos penitenciarias y sin un trabajo integral esa persona no va a tener una posibilidad real de salir de ese circuito. “Afuera el 8M era una fiesta feminista y adentro pasaba esto”, concluye Medrano.