OTRO SEPTIEMBRE SIN JULIO LÓPEZ 9 años sin López: entrevista a Carlos Rozanski
Carlos Rozanski, juez federal del Tribunal Oral 1 de La Plata, quien participó en el juicio que condenó a perpetua al represor Miguel Echecolatz, se refirió a los 9 años de la desaparición de Julio López.
ANDAR en las memorias
(La Olla TV/ Radionautas) “La tragedia se produce en el mismo momento en el que comienza una etapa contra la impunidad. Realmente es paradojal que el espacio social que se concretó en ese momento -de empezar una etapa de lucha efectiva contra la impunidad a partir de juicios como los que se están llevando a cabo- coincida con un acto de esta naturaleza, que a mi entender no es casual: ni que quede impune ni que se haya producido en ese momento”.
“Cuando uno mira las cosas a la distancia las puede ver más en perspectiva. Por ahí tendría sentido pensar que lo que creyeron quienes hayan hecho esto, es que con eso iban a parar un proceso histórico, algo que no sucedió”.
Carlos Rozanski, quién también ha recibido diversas amenazas, se refirió en este sentido al aparato represivo que sigue funcionando “por las sombras”. “En ningún país del mundo es pensable que cuando se produce un proceso de terrorismo de Estado, genocida, por arte de magia cuando se restablece la democracia desaparece el aparato que cometió el terrorismo de Estado. Lo que sí puede analizarse es qué se hace con eso”.
“Eso no se desintegra, pero sí se puede reducir como creo yo que ha sucedido en el país aunque quede algún espacio que es el que permitió, suponemos, la desaparición de Julio López”.
Por otro lado, habló del proceso de las organizaciones que siguen activamente la causa: “Desde mi punto de vista, esas organizaciones son mas importante que la justicia. No digo que el resultado de la justicia, pero lo que lograron los organismos de derechos humanos no lo han logrado las instituciones del Estado en treinta años. Es inevitable pensar que esa lucha ha tenido mucho mas efecto que la que se generó desde el propio Estado”.
Más policía, ¿más seguridad?
Consultado sobre el rol de la policía y la mayor presencia que ha adquirido en las calles reconoce que “es un tema muy complejo, conflictivo y contradictorio”.
“Si tenemos una necesidad y estamos en riesgo, llamamos a la policía. Es impensable una sociedad que no tenga algún tipo de seguridad. Lo que hay que definir es el perfil ideológico de ese cuerpo de seguridad”.
“Indudablemente en todos los países que han vivido terrorismo de Estado, ha quedado una marca cultural muy fuerte en esas fuerzas de seguridad. En este caso, para la policía en su momento la tortura era parte de su desempeño, es muy difícil borrar absolutamente todo de la formación de esta gente”.
“Creo que cuando se nota más presencia policial, vuelve esa contradicción: por un lado se dice qué suerte que hay policía y más gente puede sentirse resguardada, sabiendo todos que las primeras víctimas son los más vulnerables”.
“La inmensa mayoría de las víctimas son los grupos más vulnerables de la sociedad. Entonces en ese sentido cuando uno ve la presencia dice menos mal, pero la contradicción es: ¿ese tipo de policía es el perfil que nosotros consideramos adecuado para una democracia integral?
Es una deuda pendiente discutir en serio qué perfil de policía queremos y necesitamos como sociedad. Si Argentina puede avanzar en tantos aspectos de los derechos humanos, con una base social fuerte, como son los organismos de derechos humanos que han logrados cambios únicos en el mundo, si pudimos es porque están las condiciones para sentarnos y discutir en serio esto. Y esta discusión tiene que incluir qué tipo de justicia queremos”.
Finalmente habló de la ausencia del caso López en los medios hegemónicos de comunicación. “Lo que pasa es que es imposible dejar fuera de esto cuál es el verdadero origen del terrorismo de Estado. Es resultado de un proyecto económico, que requirió del terrorismo de Estado para instrumentarlo, para reprimir y hacer desaparecer con el sistema que se utilizó”.
“Es ingenuo pensar que semejante proyecto económico que se impuso en el país, incluso en democracia, no tiene influencia en los medios de comunicación que están precisamente en consonancia con aquel proyecto económico”.
“Y eso en muchos casos se traduce en editoriales y titulares defendiendo aquellos intereses económicos que en su momento generaron el terrorismo de Estado y que luego continúa en democracia, y esto también es un desafío cultural para nosotros”.