MEGAJUICIO POZOS DE BANFIELD Y QUILMES Y BRIGADA DE LANÚS Entre el dolor de la ausencia y el destierro: la memoria como resistencia
María Raquel Camps Pargas fue la primera testigo de la jornada 78 realizada el pasado 30 de agosto. Hija de Rosa maría Vargas (tenia de apodo Mirta) y Alberto Camps, cuenta que su mamá, maestra, vino a estudiar psicología en La Plata. Se incorpora a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y después a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Es detenida en los 70, como presa política es llevada a Devoto, después la trasladan al penal de Rawson. Ahí conoce Alberto Camps. Luego ocurre la masacre de Trelew, donde Alberto Camps es uno de los sobrevivientes. A la madre de Raquel la trasladan luego de la Masacre nuevamente a Devoto.
ANDAR en la justicia
(Por diario del juicio) Al padre de Raquel, Alberto, una vez que se recupera también lo trasladan a Buenos Aires. Ambos son liberados en mayo del 1973 con la amnistía de Cámpora, siguen su vida, se casan.
Son detenidos nuevamente a fines del 1973. Son llevados nuevamente a Devoto. Al año siguiente, logran la salida con la opción de salida del país, siendo llevados del penal a Ezeiza. Posteriormente, deciden volver en forma clandestina.
Vivian en una casa en Lomas de Zamora, en la calle Beltrán N° 451. El 16 agosto de 1977, rodean la manzana. A su mamá y su hermano los atrapan en la esquina y se los llevan fuerzas de seguridad, vestidos con uniforme. Raquel era bebe, estaba en la casa con su papá. Entran a la casa a balazos y hieren a su papá. Raquel cuenta que se salva porque su papá la pone en el baño a resguardo. Hieren a su papá, pero como no lo querían matar lo llevan al hospital Gandulfo donde muere. Después lo entierran en una tumba como NN.
Tanto el hermano de Raquel con 3 años, como ella de 11 meses, también son secuestradxs. Después de un mes de estar secuestrados, el 5 de septiembre de 1977, los entregan a los abuelos paternos. De hecho, es la fecha de nacimiento que le ponen a Raquel ya que ella había nacido en la clandestinidad.
La madre es llevada al Vesubio. En el proceso de reconstrucción que hacen los hijos, se enteran que estuvo también unos días en el Pozo de Quilmes. Nunca más supieron de su madre. En el año 2001 pudieron recuperar los restos de su padre en una fosa común en Lomas de Zamora. De su madre no se sabe nada. Al momento del secuestro sus padres militaban en Montoneros.
En el mes que estuvo secuestrada Raquel, su hermano estuvo en el Hogar el Alba, sobre ella no hay registro.
Su familia era una familia diezmada, donde sus abuelos trababan de protegerlos. Les dicen que sus padres habían muerto en un accidente de tránsito. Después en la adolescencia empezó a reconstruir la historia de sus padres y reconstruir su propia historia. Así empezó a recuperar a sus padres “mis padres que amaban la vida (…) querían darnos un mundo mejor a nosotros”.
“Fue duro y difícil, pero entendí que era necesario este camino de Memoria y Verdad para llegar a la Justicia” menciona Raquel recordando el camino recorrido.
“Nos levantamos y llenamos los pulmones de pedido de Memoria, Verdad y Justicia, por ellos, pero por nosotros también”
**NACIDO EN LA CLANDESTINIDAD
Luego testifico el hermano de Raquel, Mariano Pargas Camps. Cuenta que su mamá fue secuestrada el 16 de agosto del 1977. Iba él con su mamá en bicicleta, por la calle Beltrán al N° 451 (Lomas de Zamora), a metros de Sixto Fernández, y antes de llegar a la esquina los abordan y los tiran de la bicicleta. Logró cruzar la calle y ver cómo la golpeaban. En ese momento alguien lo agarra y lo sube a un auto. Escucha como abren el baúl y golpeteos. Recuerda cuando estaba en el Hogar El Alba, que le daban algo para tomar, que estaba con su hermana y que estuvo ahí por unos días hasta fueron recuperados por sus abuelos.
Fueron criados por sus abuelos, pero nunca dejaron de ser perseguidos hasta el 1983, cuenta Mariano. Siempre había autos siguiéndolos tanto a ellos como a sus tíos.
Su mamá estuvo desaparecida en el Vesubio aproximadamente un año, y probablemente su destino final hayan sido los vuelos de la muerte. Menciona que se encontró con alguien que le dijo que pudo haberla visto a su mamá en el Pozo de Quilmes, pero es el único testimonio que tiene.
Por su parte, su papá, ese 16 de agosto del 1977, se resiste al Comando 1 de Lomas de Zamora que ataca su casa. Es herido en la cabeza y es llevado al Hospital Gandulfo.
Mariano también cuenta, que hace un tiempo se pudo conectar con la médica Marta Cacabelo que es la que atendió a su padre en la guardia del Gandulfo. Ella le contó todo lo que hizo para que viviera. Los militares lo querían vivo y estaban muy nerviosos. La medica les explica lo grave que estaba y la falta de instrumental, igualmente se lo llevan, y en el traslado muere.
Aclara que el Hogar el Alba estaba en Burzaco, en un lugar muy alejado, y que sus abuelos se llamaban Sofia Mierski y Alberto Hernán Camps.
Cuenta que su mamá estudiaba Psicología, su papá estudiaba medicina, y militaban en las fuerzas revolucionarias. Su papá había comenzado a militar en FAR, y después se fusionan con Montoneros. Sus padres habían sufrido detenciones y persecuciones previas al golpe del 1976 en forma constante. Son indultados el 25 de mayo de 1973, pero vivían entrando y saliendo. De hecho, Mariano nació mientras su madre estaba detenida en Devoto.
Recuerda Mariano, que su mamá tenía un hermano, Carlitos Vargas al cual lo desaparecen en el 1977, se lo llevan del Banco Nación, es una de las víctimas de la Masacre de Fátima.
Menciona que se criaron con sus abuelos. Su abuelo fue un luchador incansable, que nunca dejo de buscar a su mamá, ya sea a través de la Liga Argentina de los Derechos Humanos y con todos los organismos de Derechos Humanos que se sumaron. Su abuela también fue una luchadora incansable dedicada a la crianza de él y su hermana, o su tío, el único abogado de la familia. Recuerda y agradece a su tío que les decía que “La legalidad era el camino, que no había que pensar en otra cosa”, fue alguien a que aportó muchísimo a su conciencia civil.
***GUARDANDO A LOS COMPAÑEROS EN LA MEMORIA
El tercer testigo fue Washington Rodríguez quien cuenta que fue un sábado a finales de marzo o principios de abril. Recuerda que habían salido con su hijo mayo a pasear su perrita y cuando iban caminando los detienen un grupo de 8 personas armadas vestidas de civil, y los llevan a su casa. Ahí en su casa ven que había varias camionetas y varias personas. En ese momento, sus tres hijas estaban en la casa.
Adentro, lo pusieron contra la pared y le preguntaban por Andrés. Como decía no tener información sobre Andrés, le empiezan a preguntar por Juanjo Serrudo, que era un compañero de trabajo militante también de Montoneros. Como decía tampoco saber nada, lo golpean, lo sacan de la casa y se lo llevan a un lugar que después se entera que era el Pozo de Quilmes. Del lugar, recuerda que tenía una puerta de garaje levadizo.
Apenas llega al Pozo de Quilmes, lo empiezan a torturar preguntándole por Andrés. Al parecer, había un doctor que interviene y le dan un descanso en la tortura. Recuerda que le sacan la almohada que le apretaba la cabeza para que no se oyeran sus gritos. De esto último se encargaba un muchacho joven de unos 25 años, vestido de jean, que tenía pelo largo y barbita y llevaba una medallita. Fue el quien después dio la orden de seguir.
Menciona que se desmayó, se despertó en un calabozo. Sintió que en el de al lado estaba Serrudo. Este le pidió perdón por haberlo traído ahí. Después de dos días lo pasaron al calabozo donde estaba Serrudo, ahí estaba Daniel. A Serrudo lo pasaron a otro lugar ahí arriba, donde había 38 argentinos. Dice no haberlo vuelto a ver a Serrudo. Aclara, que el muchacho que estaba con él se llamaba Alison Martínez, pero él lo conocía por Daniel. Recuerda también que estaban ahí otro muchacho negrito que le decían el Negro Macho, y otro que le decían Lorenzo o Baltazar. Al parecer Baltazar había caído en un robo y lo habían encontrado con un arma militar, dijo que era montonero y por eso lo llevaron ahí.
Recuerda que al Negro Macho lo detuvieron en Ingeniero Budge, y que en la Comisaria de Puente La Noria lo torturaron. Él le contó como aguantó la tortura, pero que, en ese momento, trajeron a su hermanita de 12 o 13 años, la empezaron a torturar, y ahí no pudo aguantar más.
Ahí estuvo una semana, y después lo pasaron junto a Alison Martínez a una celda que estaba en frente. Pudo observar, como trajeron a un grupo de muchachos detenidos que eran de Banfield, eran todos uruguayos. Recuerda el nombre de algunos de ellos: Mary Artigas de Moyano, que estaba embarazada de 4 meses y estaba con otra muchacha. En otra celda estaba el esposo, Carmelo Gaston Toula, también Guillermo Sobrino. En otra celda estaba Alberto Coch.
Cuenta que después pudo hablar con Haida Yas, que la trajeron con otro grupo. Estaba con dos muchachas más. Había un muchacho que le decían Tito. La esposa de Coch, (creé que el apellido era Lerena).
Haida Yas le cuenta que la interrogaban militares uruguayos, que él puede ver después en el patio. También le dice que era muy dura la estadía en Banfield. La noche que la trajeron a Haida, vino con la doctora (creé) Martínez junto con su esposo.
Cuando lo sacan a Washington, Haida le pide que recuerde su nombre y que eran 22 los que estaban en Banfield. A todos los uruguayos que estaban en Banfield los fueron trayendo ahí.
Recuerda que en una oportunidad lo sacan y lo llevan a una celda grande en un tercer piso donde había 3 detenidas. Recuerda una que era bastante grande y morocha, que le decían Chabela. Chabela le dice que cuando allanaron su casa ella estaba ahí. Allyson le dice después que Chabela era la responsable de la zona de Montoneros. Trajeron a su celda un muchacho de Mar del Plata, Machado de apellido, que el padre era empleado de ferrocarril en Montevideo.
Después de un mes aproximadamente me sacaron, dieron una serie de vueltas y me dejaron en una esquina con la cedula y algo de dinero para el colectivo.
Washington aclara, que cuando lo secuestran en el 1978 y tenía 37 años, había nacido en el 1941 en Montevideo. Que vino a Argentina después del golpe en Uruguay en el 1973. Recuerda que a Serrudo lo conoció en una tornería donde entro a trabajar, cerca del hotel donde vivió en un principio en Belgrano y Castro Barros. En el momento de su secuestro vivía en La Salada, en la calle N°11.
****EL DOLOR DE LA PARTIDA
Felipe Favazza fue el último testigo. Fue secuestrado 13 de septiembre de 1977 en su domicilio, cerca de la media noche. Vivía en Barrio La Paz, en la Calle Zorzal N° 2149, Temperley. Trabajaba en la empresa Chrysler de Monte Chingolo.
Entre amenazas y golpes le preguntan por Fernández Robles y por El Colorado. Aclara Felipe, que no se acordaba de nada ante esa situación, fueron entonces a buscar a su hermano Domingo, donde estaba también su cuñada embarazada de 9 meses y su sobrinito Mauricio Favazza de 3 años. Felipe vivía en la casa de adelante, y Domingo en la casa de atrás, en el mismo terreno.
En el Torino que se lo llevan decía “Regional de Quilmes”, eran aproximadamente 5 autos. Van a buscar a Luis Fernández que trabajaba con Domingo en Peugeot en el sector soldaduras. Luis Fernández (le decían Lucho) tenía un bar. Ahí habían tenido una reunión Fernández Robles, El Colorado (de apellido Ross o Rossen) y su hermano.
Felipe era miembro de la Sociedad de Fomento Almafuerte del barrio.
Recuerda que los llevan al Pozo de Quilmes. Los interrogan tanto a él como a su hermano, siempre por separados. En la misma celda estuvieron Felipe, Domingo, Alberto Mali, Vicente Fiore, Jorge Guidi, Guillermo Suarez. Vicente Fiore, Jorge Guidi y Alberto Mali también trabajaban en Peugeot. Vicente Fiore, Guillermo Suarez y Jorge Guidi militaban en PST. Felipe militaba en el Partido Comunista (PC). Luego a Felipe lo separan y lo ponen con otro muchacho de apellido De La Rosa.
Lo trasladan al Vesubio. En ese lugar, lo torturan y le preguntan sobre su nombre de guerra, mientras le mencionaban distintos nombres y le mostraban fotografías. Después de aproximadamente 8 días lo regresan al Pozo de Quilmes, donde dice que estuvo con su hermano hasta mediados de octubre o más.
Posteriormente, los llevan al Pozo de Banfield, donde estuvieron muy poco, unas 3 horas, los interrogan a su hermano y a él, de ahí los llevan a la Comisaría 3ra. de Valentín Alsina donde están hasta fin de diciembre o principios de enero.
Luego, son trasladados a la Comisaría 9na de La Plata, donde estuvieron dos o tres días. De ahí los llevan esposados a la estación de trenes de La Plata y de ahí a Constitución, Ministerio del Interior y luego la Alcaldía donde estuvieron hasta el 3 de febrero de 1978, cuando los sacan para Ezeiza directamente.
Con mucho dolor recuerda Felipe su partida “No queríamos irnos (…) que hicimos para que estuviéramos expulsado”.
*Cobertura de Guillermo J Ayala Andújar
Cómo citar este texto: Diario del Juicio. 30 de agosto de 2022. “ENTRE EL DOLOR DE LA AUSENCIA Y EL DESTIERRO. LA MEMORIA COMO RESISTENCIA.»
Recuperado de: «https://diariodeljuicioar.wordpress.com/?p=1334«