Entran por una puerta y quedan hacinados en sus celdas
La unidad penitenciaria de San Nicolás está saturada. Hay casi 700 personas donde debería haber menos de la mitad. Los defensores presentaron un habeas corpus por el agravamiento de las condiciones de detención y sus consecuencias.
ANDAR en las cárceles
(Fernando Latrille) El clisé repetido hasta el hartazgo por los medios de comunicación de la zona sobre la puerta giratoria no se condice con lo que sucede puertas adentro de la unidad penitenciaria de San Nicolás que está saturada. Los jueces del departamento judicial parecen estar orgullosos de encarcelar sin que importe si el lugar a donde mandan a los detenidos -la mayoría sin condena- sea una medida sin efecto por la pésima situación del lugar, donde el hacinamiento impide cualquier resocialización.
La unidad penitenciaria de San Nicolás tiene alojadas a 684 personas excediendo el cupo de la dependencia. María Celina Berterame, Defensora de Ejecución Penal, sostiene un criterio de que el total de internos no sea mayor a los 220. Sin embargo la superpoblación actual también supera el límite fijado por la Cámara Departamental, que determinó que el lugar podía albergar a 414 personas.
[pullquote]El departamento judicial de San Nicolás tiene la tasa más alta de encarcelamiento de la provincia[/pullquote]
“El departamento judicial de San Nicolás tiene la tasa más alta de encarcelamiento de la provincia de Buenos Aires”, destaca María Celina Berterame. La defensora presentó un hábeas corpus por la situación en la unidad en el que da cuenta del incumplimiento del mandato de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que – a partir del fallo “Verbitsky” en el año 2005- instruye a los tribunales de todas las instancias para que “…con la urgencia del caso, hagan cesar toda eventual situación de agravamiento de la detención que importe un trato cruel, inhumano y degradante o cualquier otro susceptible de acarrear responsabilidad internacional al estado federal…”.
Qué vieron los defensores en la cárcel
El 27 de agosto funcionarios del departamento judicial de San Nicolás llevaron adelante la visita que cada dos meses realizan desde la defensoría para ver las condiciones en las que están los detenidos de la unidad penitenciaria Nº 3 de San Nicolás. Se encontraron con la falta de colchones que hace que, en celdas de cuatro internos donde hay colchones para tres, dormir en el piso con colchas a modo de aislante se transforme en algo natural.
En el pabellón 10 designado para jóvenes entre 18 y 21 años hay 37 detenidos alojados en ocho celdas sin espacio suficiente para esa cantidad de personas. A pesar de ser un pabellón de “puertas abiertas” en la inspección se constató que las celdas se mantenían cerradas. De acuerdo al jefe de vigilancia y tratamiento Darío Guereñú el encierro se debía a un mal comportamiento, peleas entre los detenidos, pero expresó que salían a trabajar y al colegio, cuestión que los detenidos desmintieron en las entrevistas.
“Si se toma como parámetro para definir cupo el tratado de las Naciones Unidas, la capacidad de alojamiento de la unidad debería ser de 219 internos”, argumentó Felipe Rumbo perito arquitecto de la asesoría pericial de La Plata en la inspección realizada. Luego de la inspección María Calina Berterame informaba que actualmente son 691 las personas alojadas en la Unidad Penal N° 3, siendo 512 los procesados (74%) y 179 solamente tienen pena efectiva (26 %).
También en la visita de los defensores se entrevistó al enfermero de guardia que señaló que estaban bien con la medicación, pero el problema se presentaba en que los internos no llegaban a sanidad. Consultado por los funcionaros sobre si recorrían los pabellones contestó que no y sacó un bastón que dijo utilizar por “razones de seguridad”.
En relación con la forma de atención médica, las mujeres del anexo refirieron que el médico encargado de dicha área las revisa “a través del pasaplato de la celda”, siendo la atención médica sumamente precaria. Una mujer que está junto a su hijo de dos años refirió que no cuenta con pañales y que espera que su marido, también privado de libertad, le mande los insumos.
[pullquote]este nivel de encarcelamiento masivo produce diversos efectos adversos[/pullquote]
Se ha constatado además: el aumento de la violencia dentro de la cárcel; celdas con dos camastros habitadas por tres personas en un hacinamiento claramente infrahumano; la falta de colchones reconocida por la propia autoridad penitenciaria; la falta de espacio para las visitas de los familiares de las personas detenidas; escasez de alimentos y de elementos de higiene personal y provisiones de medicamentos; falta de atención médica adecuada; desproporción entre la cantidad de profesionales de la salud y penitenciarios y la cantidad de personas privadas de su libertad, entre otras anomalías señaladas por la defensoría en su inspección.
En consecuencia señalaron en la inspección que “este nivel de encarcelamiento masivo produce diversos efectos adversos como por ejemplo: la cárcel resulta ingobernable, y se cede paulatinamente su manejo a los mismos detenidos; se generan situaciones negativas de sometimiento y liderazgo como único mecanismo para la autopreservación ante la violencia y la anomia dentro del ámbito carcelario; la cárcel resulta económicamente insostenible, y las ingentes sumas requeridas favorecen mecanismos corruptos para el abastecimiento de los insumos básicos, por lo que éstos nunca resultan suficientes; la cárcel fabrica una población desocializada y con lazos con la criminalidad obtenidos de la convivencia carcelaria, que generan mayores índices de reincidencia…”.