El represor que se convirtió en chofer del ministerio público fiscal
José Luis Camarro trabajó como policía en la Comisaría 1º de Junín durante la dictadura. En el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en esa localidad fue denunciado por varios testigos de ser partícipe en graves violaciones a los derechos humanos. Ahora trabaja como chofer para el Poder Judicial. Linqueños por los derechos humanos repudia su presencia en la ciudad y la AJB pidió la suspensión.
ANDAR en Lincoln
(Agencia) José Luis Camarro trabajaba como policía en la Comisaría 1º de Junín durante la dictadura. Cuando se desarrolló el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en la localidad, entre noviembre de 2014 y febrero de este año, fue denunciado por varios testigos de ser partícipe en graves violaciones a los derechos humanos. En ese momento Camarro se desempeñaba como trabajador en el Poder Judicial: era el chofer de Juan Manuel Mastrorilli, el Fiscal General de ese mismo departamento judicial.
Con el juicio transcurriendo los trabajadores del sector agremiados en la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) decidieron por unanimidad suspender la afiliación del ex policía y solicitaron a la Procuración que hiciera lo propio respecto de su situación laboral. “Para nosotros que haya sido mencionado en los testimonios de las víctimas del terrorismo de estado es suficiente para la suspensión. Fue sistemáticamente señalado en un juicio por delitos de lesa humanidad y nuestra postura como trabajadores es que no aceptamos continuar trabajando con alguien así, por eso lo suspendimos”, afirma Hugo Blasco Secretario General de la AJB.
[pullquote]Blasco: para nosotros que haya sido mencionado en los testimonios de las víctimas del terrorismo de estado es suficiente para la suspensión[/pullquote]
Pero la respuesta a ese pedido nunca llegó. Camarro, sin embargo, llegó a Lincoln a prestar servicios en la ayudantía fiscal de esa localidad, luego de ser rechazado en dependencias de otros partidos de la zona. Su presencia motivó el repudio de organismos como Linqueños por los Derechos Humanos, desde donde pidieron que “deje de prestar servicios en nuestra ciudad y que no cumpla funciones ni en el Poder Judicial, ni en ningún otro organismo del Estado”.
La AJB también reiteró el pedido de suspensión que realizaron a la procuradora Ma. del Carmen Falbo. “Lo que nos preocupa es que lo mandan a Lincoln para sacarlo del ojo de la tormenta. El procedimiento es algo común, suspenden gente todo el tiempo con cualquiera que cometió un error, pero ¿porqué no suspenden a una persona que es señalada por testigos de delitos de lesa humanidad?”, se pregunta Blasco.
La justicia que falla: las causas que no avanzan
En la sentencia del juicio al que alude Blasco, Camarro está mencionado 14 veces. Diversos testigos lo ubicaron en la comisaría 1º de Junín donde se acreditó que “funcionó simultáneamente con la actividad legal de una Comisaría, un centro de detención de carácter clandestino, en el cual, se alojaba a personas que se encontraban detenidas ilegalmente”.
[pullquote]Diversos testigos lo ubicaron en la comisaría 1º de Junín donde se acreditó que funcionó un centro clandestino en simultáneo con las actividades legales[/pullquote]
De acuerdo con lo sentenciado por los jueces Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Alvarez “quedó claramente delimitado el rol central que tenía la Comisaría 1ª en el circuito represivo desarrollado en la ciudad de Junín, el número significativo de víctimas que permanecieron alojadas en su seno, siendo sometidas a violentos interrogatorios y a severos tratos, así como que esa dependencia funcionó como paso previo a la legalización y al traslado de los detenidos a las distintas unidades penitenciarias de la zona”.
También se acreditó a partir de “los numerosos testimonios prestados en debate (…) la presencia en la Comisaría 1ª de personal que, con distinta jerarquía, cumplió variadas funciones en el seno de la dependencia policial durante el lapso temporal en el cual operó como centro clandestino de detención, de manera conjunta a su actuación regular y ordinaria”.
Durante el juicio quienes estuvieron allí detenidos recordaron a Camarro como uno de los funcionarios que tenía las llaves de las celdas, como uno de los guardias que se encargaba de llevar a detenidos al baño, pero también como quien los devolvía a los calabozos a los golpes después de una sesión de tortura, o torturando a otros detenidos y vigilando las casas de personas que después fueron “chupadas”.
Uno de esos testigos declaró ante e TOF 1 que “Junín es muy chiquito y se encontraban a todos constantemente, fue tan loco, tan descabellado que un día se encontró a Camarro, era chofer del poder judicial”, en el mismo lugar donde trabajaba una ex detenida. “No podían desconocer que una compañera hubiera estado detenida, torturada, y siguen teniendo el poder”, cita el fallo del tribunal.
Pero las investigaciones que deberían desprenderse de lo que surge en la escena de los juicios por delitos de lesa humanidad no avanzan, y Camarro se encuentra actualmente de licencia y pronto a jubilarse. “El otro costado es que la justicia federal no avanza en la investigación. Nosotros somos muy críticos con eso, la preocupación es la lentitud en sustanciar las causas que derivan de los juicios, como esta. Porque así se toma todo muy fragmentado, entonces tenés a tipos como Videla y Menéndez llenos de condenas y un montón de tipos que fueron partícipes necesarios y están como si nada”, evalúa Blasco.