Duerme, Punta Alta, duerme…
ANDAR en Punta Alta
Reflexión en torno a la indiferencia ciudadana ante la inminencia del reinicio de los Juicios de Lesa Humanidad en la región
(Por María Belén Azpilicueta) Hace unos días me preguntaba por qué Punta Alta, aun hoy, es una ciudad que duerme. Duerme mientras siguen resonando entre sus calles ecos de un pasado trágico. Ecos que la mayoría de la población elige no escuchar, y continuar con sus rutinas, en medio de la “normalidad”.
Es inminente el inicio de la segunda parte del Juicio por los crímenes de Lesa Humanidad en el V Cuerpo de Ejército. Se acerca el comienzo de la causa Armada, y como si esto fuera algo marginal, obra de unos pocos “revanchistas”, camino por sus calles, hablo con su gente, leo los periódicos y miro sus noticieros buscando en su silencio cómplice la razón de tanta indiferencia.
Pero si el pasado reciente no nos sacude, tampoco lo hace el presente. En solo una semana fuimos testigos de escraches a comerciantes, un atentado con armas en la casa de un concejal y, lo más trágico, la muerte de un joven, a la que se quiere justificar aludiendo a un incidente entre barras de los dos clubes emblemáticos de nuestra ciudad, Rosario Puerto Belgrano y Sporting.Veo, pienso y me pregunto: si no somos capaces de hacernos cargo de nuestro pasado, ¿cómo podríamos acaso dar una respuesta a la violencia instalada en el presente?
Callamos cuando pasó lo que pasó, callamos cuando llegó el momento de la Justicia y callamos ante la violencia que se naturaliza en nuestra ciudad, mientras la justificamos con un discurso nefastamente conocido: “por algo será, en algo andarían, qué se puede esperar de…”, entre tantos otros clichés que tranquilizan nuestra conciencia y nos permiten culpar al “otro”, víctima y culpable a una misma vez.
Despierta, Punta Alta… Nuestros jóvenes esperan respuestas de nosotros… ¿No es hora ya de romper el silencio y comprometernos?