ESPERAN LA APERTURA DEL AISLAMIENTO PARA VENDER Dos artesanos qom afectados por la pandemia
Amancio Rojas y Paula Chetaloiq son originarios de Formosa, miembros del pueblo Toba-Qom y viven hace décadas en un asentamiento precario de la localidad de Ricardo Rojas. Son los principales artesanos de los pueblos indígenas de Tigre, y su situación económica se ha agravado por las medidas dispuestas por el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
ANDAR en Tigre
(Punta Querandí) En su hogar, ubicado en el fondo de uno de los pasillos de la calle José Ingenieros, Amancio y Paula tienen su taller de trabajo donde producen artesanías con arcilla, madera, hojas de palma y de totora, que se encargan luego de vender en distintas ferias y celebraciones. Su actividad, como la de millones de trabajadores informales, se encuentra parada. O es un decir, porque Amancio cuenta que él y su compañera se encuentran aprovechando este tiempo para elaborar artesanías con el deseo de poder comercializar sus productos muy pronto.
“Mi esposa hace tallado de madera y canastos de hoja de palma. Yo trabajo la cerámica y el barro. Somos un equipo. A mis nietos siempre les enseño que no dejen las enseñanzas que dejaron nuestros abuelos”, contó Amancio, de 65 años, en alguna de las celebraciones de la comunidad indígena Punta Querandí, donde se lo considera un referente en respeto a su trayectoria y su constancia acompañando nuestra lucha en defensa del territorio ancestral.
Además de conocedores del arte de su pueblo, Amancio y Paula son hablantes del idioma qom (ella casi no habla castellano), una de las lenguas indígenas vigentes en Tigre junto al guaraní, el quechua y el aymara. Los idiomas originarios son ignorados por los gobiernos en el Gran Buenos Aires, pese a que es obligación de los Estados “preservar las lenguas indígenas y promover el desarrollo y la práctica de las mismas”, según el Convenio Internacional 169 de la OIT, al cual la Argentina se encuentra adherido. “Somos familia de campesinos y nunca olvidamos nuestro origen, nuestra lengua, nuestra creencia”, dice Amancio, quien aprendió su oficio de artesano de su padre y abuelo. “Yo me sustento de esto, no tengo otros ingresos”.