ARCHIVOS DESCLASIFICADOS Diplomacia y relaciones militares: la posición de Estados Unidos durante la guerra de Malvinas
Una serie de cables, memorándum y otros documentos desclasificados en Estados Unidos en 2017 revelan cómo las diferentes agencias de seguridad y la diplomacia de ese país vivieron el clima político durante la Guerra de Malvinas, y exponen las miradas en torno al posicionamiento de los Estados Unidos y las relaciones militares con la dictadura Argentina. Ante una casi segura derrota bélica, los documentos preanuncian el final de la dictadura y vislumbran dos preocupaciones: el posible final de las políticas económicas liberales implementadas por la Junta Militar y el sentimiento anti norteamericano en el pueblo argentino.
ANDAR entre archivos*
(Agencia Andar) El 1° de abril de 1982 el presidente norteamericano Ronald Reagan se comunicó con el dictador Leopoldo Galtieri para “disuadir” a los argentinos y evitar la guerra. El 30 de abril, en una conferencia en Washington, Estados Unidos consideró fracasadas todas las negociaciones, culpó a Argentina por el desenlace bélico y expresó su apoyo militar a Reino Unido, un histórico aliado de la OTAN.
El día que los militares argentinos ocuparon las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982, el comandante en jefe de la Armada y miembro de la Junta Militar Jorge Anaya recibía, en su despacho, a un alto mando de la marina norteamericana, el almirante Tom Hayward. Anaya le presentó un parte detallado de las últimas acciones militares en las Islas y luego se disculpó porque esas acciones habían coincidido con su visita al país. Acto seguido intentó ligar la intervención militar con la “amenaza percibida de los soviets en la región”, explicando que se habían detectado alrededor de 60 barcos pesqueros soviéticos en las inmediaciones de las Malvinas.
El texto es la traducción de un telegrama urgente enviado el 2 de abril por el Jefe de Operaciones Navales estadounidense que estaba de visita en el país a la Secretaría de Estado y el Departamento de Defensa estadounidense, entre otras dependencias, bajo el asunto “Argentina situation”. El documento forma parte de una selección publicada por el National Security Archive (NSArchive) en Washington DC que gestiona, entre otros fondos documentales, una reciente desclasificación de documentos de agencias de seguridad e inteligencia norteamericanas, como el FBI y la CIA.
Si bien la desclasificación no comprende material vinculado al conflicto bélico en sí mismo y la postura de Estados Unidos fue oficializada en esa conferencia del 30 de abril, los documentos exponen las diferentes posturas e hipótesis en torno de la guerra y las relaciones bilaterales hacia el interior del Estado norteamericano.
En un memorándum del mismo 2 de abril, sobre el rol del Departamento de Defensa y la reacción ante el “Falklands Incident”, el asistente subsecretario de Defensa interino Noel Koch sostiene: “Deberíamos dejar que el Departamento de Estado tome la delantera en el tema, porque no terminará con ambas partes contentas con el interlocutor. Nosotros en Defensa tenemos un interés particular en no irritar a la Argentina. En América del Sur, finalmente, es la relación de militar a militar la que importa”.
A partir del inminente conflicto bélico, el subsecretario de Defensa Noel Koch evalúa las posibles consecuencias en ese vínculo militar con Argentina: “Me preocupa que esta acción por parte de Argentina vaya a complicar nuestro trabajo conjunto en Centroamérica y que haga más difícil de superar la oposición legislativa al préstamo IMET para la Argentina”.
Otro memorándum del 16 de abril para el Secretario de Defensa, que relata la visita del Almirante Tom Hayward a Argentina, observa que el propio Jorge Anaya en la audiencia que mantuvo en su despacho con Hayward le recordó el apoyo argentino a la política estadounidense en Centroamérica: “Señaló que la Argentina estaba muy preocupada por la situación en Centroamérica y subrayó que así como la Armada argentina había provisto apoyo durante la crisis de los misiles en Cuba, el ejército estaba prestando un apoyo similar a la política estadounidense en Centroamérica en un momento en que los Estados Unidos no podían llevar adelante una intervención militar».
Más adelante, la propia Marina reconoce que “Argentina es el único país que presta servicios militares reales apoyo a nuestros objetivos”. Sin embargo, en el mismo memorándum se aclara que el propio Hayward le dijo a Anaya en ese encuentro del 2 de abril que el apoyo no era recíproco y que los Estados Unidos no podían aceptar la intervención militar en el Atlántico Sur.
Galtieri, el clima político y las preocupaciones de la posguerra
Entre los documentos que mencionan los hechos alrededor de la guerra de Malvinas hay varios que se dedican a perfilar a quienes integraban la junta de gobierno en aquel momento, con especial foco en Leopoldo Galtieri pero también describiendo a sus colegas en la Junta Militar Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo, sus pertenencias institucionales y vínculos con las fuerzas y entre sí, y su poder de influencia en las decisiones gubernamentales.
“El presidente Galtieri es el miembro dominante de la junta y ha marcado un tono general agresivo tanto en la política interna como externa desde que asumió la presidencia en diciembre de 1981”, indica un memorándum secreto desclasificado por el Departamento de defensa, con fecha del 18 de abril de 1982 y asunto “La relación entre los tres miembros de la Junta argentina”.
Para el 23 de abril, otro cable de inteligencia de la CIA, cuyo asunto es “Las perspectivas de Galtieri, advierte las fisuras en el gobierno dictatorial: “Algunos oficiales creen que la confianza excesiva de Galtieri en el consejo proveniente de la línea dura de la Armada lo llevó a juzgar mal la respuesta británica y estadounidense”, se señala al inicio del documento que continúa considerando que un triunfo las Malvinas fortalecería el rol de Galtieri. “Sin embargo, si la ganancia no es clara, muchos líderes importantes de las fuerzas armadas podrían desvincularse del presidente y deshacerse de él”, subrayan desde la CIA.
En ese mismo documento dan cuenta del apoyo civil y especulan sobre su impacto: “Todos los partidos políticos argentinos, incluso aquellos con facciones de izquierda antimilitaristas, se han unido a Galtieri”. Para Estados Unidos la preocupación es que en esas manifestaciones de opinión pública y su influencia en el clima político se intuya la crisis del régimen militar. “Con el tiempo, la continua necesidad de respaldo civil aumentará el poder de las facciones y los trabajadores peronistas ultranacionalistas. Esto reducirá el margen de maniobra política de Galtieri y aumentará la presión para abandonar las reformas económicas en favor de un retorno a una economía peronista controlada por el Estado”. La conclusión a la que llegan es dura: “Galtieri no puede controlar el clima político que ha creado”.
Con el avance de los combates en las islas y, ante la casi segura derrota militar Argentina, un cable de la CIA analiza la continuidad del régimen militar y sus posibles sucesores, civiles o militares y deja entrever una preocupación central por el lugar de los Estados Unidos: “Un callejón sin salida haría cada vez más probable la transferencia de una mayor autoridad a los civiles. Cualquier régimen sucesor se vería obligado a convertir a Estados Unidos en el chivo expiatorio de la derrota argentina”.
*La CPM trabaja en la difusión de estos documentos desclasificados a partir de un convenio firmado con el National Security Archive y la Universidad William & Mary.