LO CULTURAL ES POLÍTICO Diana Saiegh: “en cuanto a la cultura esto es como un golpe”
¿Por qué garantizar un acceso a la cultura amplio, democrático, plural, inclusivo?, ¿cuál es el papel del estado en el mundo de la cultura? Instituciones históricas y pioneras en la gestión cultural pública en nuestro país desaparecerían o se verían profundamente afectadas si se aprueba, tal como la propone el gobierno, la denominada “ley ómnibus” que comenzó a debatirse esta semana en las comisiones de Diputados. El impacto en el acceso a bienes y derechos y el sinsentido de desfinanciar o desmantelar espacios ejemplares en este diálogo con Diana Saiegh, arquitecta y ex directora del Fondo Nacional de las Artes.
ANDAR en el país
(Agencia Andar) La denominada ley ómnibus que actualmente se debate en comisiones en el Congreso implicaría un fuerte embate a la cultura, entre otras áreas. El proyecto dispone una fuerte reducción del financiamiento a las políticas de fomento al cine, modifica el sistema de asignación de recursos del Instituto Nacional de la Música, y resuelve directamente el cierre del Instituto Nacional del Teatro y del Fondo Nacional de las Artes (FNA) derogando sus leyes de creación.
El Fondo Nacional de las Artes (FNA) “fue creado con la particularidad novedosa en el mundo de recuperar los derechos de autor de personalidades de la cultura después de 70 años de su muerte, que dejan de ser de los herederos y pasan al dominio público. Esto es en todas las disciplinas, de cualquier nacionalidad y es una conquista argentina mundial, por eso esta situación se torna tan amenazante”, explica Diana Saiegh, la arquitecta de reconocida trayectoria en gestión cultural que es hoy la directora saliente del FNA.
Se trata de un organismo autárquico, o sea que se administra y gobierna a sí mismo, creado en el marco de ese decreto ley pionero en el mundo de la cultura que data de 1958. A través de distintas instituciones mandatarias, como pueden ser ARGENTORES o SADAIC, se recupera el dinero de esos derechos que ingresa a al Fondo y es administrado por este organismo colegiado, cuyo directorio representa cada una disciplinas del arte que lo integran: arquitectura, artesanías, arte y tecnología, artes audiovisuales, artes escénicas, artes visuales, diseño, letras, música y patrimonio. “El mecanismo de recuperación de ese dinero es muy idóneo y genuino. Cada director representa y defiende los derechos de los artistas vivos de cada disciplina que se sienten bien representados porque hay un colega defendiendo su tema. Ese dinero no proviene del estado sino del mismo mundo del arte, cualquier persona que va a usar una imagen de la Gioconda sabe que la tiene que pagar”, señala Saiegh.
El dinero no proviene del estado sino del mismo mundo del arte, cualquier persona que va a usar una imagen de la Gioconda sabe que la tiene que pagar
El ingreso se distribuye equitativamente para cada sector en becas, subsidios, préstamos y concursos. Cada una de esas líneas es muy esperada por los y las artistas ya que les permite capacitarse, adquirir o mejorar sus instrumentos o herramientas, avanzar en proyectos nuevos o terminar sus obras. “Es un organismo hiperdemocrático, coherente y genuino porque lo que entra sale sin quedarse en ningún lado, se distribuye. Es un organismo muy complejo con un funcionamiento de relojería. Durante la pandemia acudimos a más de 35 mil artistas y artesanos por ejemplo”, subraya la arquitecta.
Quienes trabajan en cultura no encuentran argumentos comprensibles ni fundamentos válidos para cerrar instituciones como el FNA. “Nada fundamenta la desaparición de este organismo que además está auditado por la nación de forma permanente –coincide Saiegh- Están demostrando una cuota de ignorancia bastante molesta, llama la atención de la falta de formación e información”.
La institución actualmente está acéfala y Saiegh denuncia el complejo escenario en que quedó el resto del directorio tras su renuncia, ya que no aceptaron aún las de los directores “con lo cual es una suerte de rehenes a mi entender, quedan obligados a ser responsables jurídicos de un ente en el que no quieren estar”.
La cultura es esperanza cuando la patria está en peligro la cultura sale a defenderla
La gran pregunta es cuál es el sentido de atacar este tipo de instituciones que sostienen, complementan y profundizan políticas públicas de forma autónoma. “Veo peligroso esto que se está dando, estamos transitando un periodos tan peligroso como lo fueron las dictaduras. Yo pasé dos por mis años de vida y en cuanto a la cultura esto es como un golpe general, porque no es solo al FNA. Ganar las elecciones no te da derecho a destruir lo demás, es genuino que hayan ganado pero eso no habilita a ir por todo si ese todo significan los otros, hay otros que no están representados por ellos ¿Qué pasa con nosotros, no existimos? Es la negación de la democracia”, reflexiona Saiegh y agrega: “lo que ponen en cuestionamiento son los valores que hacen a nuestra cultura. En años de consolidación del proceso democrático los gestores culturales aprendimos a trabajar en manera mancomunada, hemos construido un vínculo muy aprovechado para los productores pero muy negativo para ellos, esto también es lo que están atacando. A la vez la cultura es esperanza cuando la patria está en peligro la cultura sale a defenderla y en este momento estamos en una zona de peligro”, concluye.