Derecho a la comunicación: FM De la calle tiene licencia
LRM 920 es la señal distintiva de FM De la Calle, desde el 5 de abril. El proyecto político comunicacional transmite en Bahía Blanca desde el 2 de agosto de 1989, finalmente el Estado otorgó la licencia a la radio y reconoció el derecho a la comunicación de quienes impulsan y escuchan un medio sin fines de lucro. Qué dicen quienes la integran.
ANDAR en Bahía Blanca
(FM De la Calle) Desde el primer momento FM De la Calle se propuso ser un canal de expresión y una herramienta de construcción de sentidos para los sectores populares y alternativos. Una voz capaz de disputar contra la hegemonía mediática en nuestra ciudad, signada en aquellos años y hasta la actualidad por el multimedio La Nueva Provincia como actor principal. Ayer, partícipe directo en la última dictadura; hoy, partícipe necesario en los nuevos negocios y acuerdos del establishment local. El primer grito, que sintetizó al grupo fundador y dio una perspectiva al proyecto fue: “Hartos de tanto monopolio”.
Dijeron que nuestra radio era “trucha”, “pirata”, “clandestina”. Quisieron clausurarla, silenciarla. Nos quisieron cooptar. Lo cierto es que FM De la Calle, a lo largo de los años, se ganó un lugar muy importante en las expresiones culturales de nuestra ciudad y en el movimiento de radios comunitarias, alternativas y populares. FM De la Calle es “parte del aire” del sur argentino.
El proyecto se fue consolidando por su identificación con sectores de la sociedad civil, la defensa irrestricta de los Derechos Humanos, la difusión de la cultura, las artes y las ciencias; la reivindicación del derecho a vivir en un ambiente sano; la batalla por relaciones laborales justas; la búsqueda de otra economía basada en valores solidarios; el reclamo de verdad y justicia; la pelea contra el patriarcado; el acompañamiento de los reclamos que afectan intereses capaces de silenciar voces.
Nuestro compromiso es con la comunidad y con quienes se encuentran más abajo en la escala social y cultural. Es autónomo de todos los gobiernos: esta radio es “de la calle”, nunca rehén de caprichos palaciegos.
Como todo nuestro movimiento, concebimos a la comunicación como un derecho y no como una mercancía. Por eso esta licencia cobra relevancia: el Estado, como administrador de lo público, debe regular y administrar el espectro radioeléctrico. Si no lo hace, es el mercado quien termina decidiendo de hecho, monopolizando la palabra. Es el poder el que nos roba el derecho a la comunicación.
No siempre fuimos legales pero siempre fuimos legítimos. La calle, el profesionalismo y la sensibilidad ante nuestro medio obligan a reconocer que somos un actor válido y necesario para esta ciudad.
La licencia que logró FM De la Calle no hubiera sido posible sin la articulación colectiva del movimiento de radios comunitarias, alternativas y populares en nuestro país y el mundo. Proyectos diversos pero hermanados en la lucha por otro sistema de medios, donde la libertad de expresión, la pluralidad de voces y la búsqueda de un mundo diferente tengan cabida. Peleamos desde la ilegalidad determinada por la dictadura y su continuidad en democracia, la aplicación parcial de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y los actuales decretos que favorecen este modelo centralista.
Porque esta radio siempre estuvo al servicio de sectores agraviados, desposeídos y postergados, seguiremos dando estas y otras batallas, y hacemos pública la renovación de nuestro compromiso por poner nuestra herramienta, ahora reconocida legalmente, al servicio de esas causas como de todas las causas del movimiento popular.
Nuestra alegría es colectiva y es histórica. Atraviesa desde la generación fundadora, a los cientos de personas que se formaron en la radio, a las miles que se identificaron con la propuesta y a quienes integramos su colectivo en la actualidad. Son muchos esfuerzos para consolidar una propuesta que aporte a la construcción de un poder popular capaz de transformar lo injusto.
¡Brindemos! ¡Hay De la Calle para rato! ¡Hay De la Calle, para cambiar el aire! ¡Salú!